Por Agroempresario.com
La campaña electoral bonaerense que arrancará en un mes se presenta como un desafío de gran complejidad para La Libertad Avanza (LLA). La Provincia de Buenos Aires, con su heterogeneidad política y social, obliga a una estrategia cuidadosa, con un armado territorial que combine figuras nacionales y referentes locales. El presidente de LLA, Javier Milei, será la figura central en el lanzamiento oficial de la campaña, junto a los ocho cabezas de lista provinciales. Sin embargo, las primeras encuestas reflejan un escenario menos alentador que el esperado, lo que obliga a un replanteo estratégico para las próximas semanas.
La provincia de Buenos Aires, la más poblada y políticamente influyente de Argentina, se presenta con particularidades inéditas. Por primera vez en la historia reciente, las elecciones locales se celebran separadas de las nacionales, lo que genera un escenario de campaña único, fragmentado en ocho secciones electorales y 135 municipios con realidades muy distintas.
Este contexto exige una planificación territorial segmentada y una comunicación que atienda a las preocupaciones específicas de cada distrito. LLA tiene como referentes provinciales a los candidatos encabezando cada una de estas ocho secciones: Diego Valenzuela (Primera), Natalia Blanco (Segunda), Maximiliano Bondarenko (Tercera), Gonzalo Cabezas (Cuarta), Guillermo Montenegro (Quinta), Oscar Liberman (Sexta), Alejandro Speroni (Séptima) y Francisco Adorni (Octava).
El acto formal para iniciar la campaña estaba previsto para el jueves pasado, aunque se pospuso para no competir con la mega sesión en Diputados que acaparó la atención mediática. El evento principal tendrá lugar en La Matanza, uno de los distritos más emblemáticos del conurbano bonaerense, donde Milei estará acompañado por todos los candidatos provinciales y figuras nacionales como el propio Milei y el diputado nacional electo José Luis Espert.
La intención es mezclar la fuerza de las figuras nacionales con el peso local de dirigentes que cuentan con estructura territorial sólida, como Diego Valenzuela y Guillermo Montenegro, ambos intendentes reconocidos en sus municipios. Otros candidatos como Oscar Liberman, quien compitió en Bahía Blanca, buscan capitalizar el apoyo local en municipios donde la presencia libertaria crece.
Tras la definición de las listas, el comando electoral de LLA se reconfiguró en Buenos Aires. La coordinación de la campaña bonaerense recayó en Sebastián Pareja, armador territorial, en estrecho contacto con el asesor presidencial Santiago Caputo, encargado del diseño de la estrategia comunicacional y el seguimiento de encuestas.
Aunque oficialmente se subraya que la comunicación está en manos de Caputo, fuentes internas indican que la influencia de sus análisis es determinante en la toma de decisiones. A pesar de las diferencias entre sectores del espacio, el compromiso declarado es trabajar en conjunto para potenciar la figura de Milei y los candidatos provinciales.
Las primeras mediciones de intención de voto que manejan en el oficialismo reflejan un escenario complicado. Según fuentes consultadas, LLA estaría 10 puntos debajo de la coalición oficialista peronista-kirchnerista, Frente Patria, y con dificultades para ganar en secciones clave como la Segunda, la Tercera y la Cuarta.
No obstante, desde el kirchnerismo advierten que las encuestas podrían estar siendo “tiradas para abajo” para generar sorpresa el día de los comicios, un fenómeno inverso a lo ocurrido en otras elecciones, donde candidatos se auto proclamaron ganadores prematuramente.
En declaraciones a LN+, Sebastián Pareja reconoció que la provincia “es muy compleja y vasta, con realidades diferentes”, y admitió que “cuesta lograr votos en el Conurbano, porque es la cara del abandono del kirchnerismo”.
Pareja señaló que la campaña debe atender las distintas prioridades de cada zona, ya que las preocupaciones en el Conurbano (inseguridad, por ejemplo) son distintas a las de municipios del interior, donde los reclamos suelen centrarse en temas impositivos o burocráticos.
Esta heterogeneidad obliga a una campaña segmentada, con discursos adaptados a la realidad local, aunque siempre con una crítica fuerte a la gestión provincial de Axel Kicillof.
El discurso central de LLA, especialmente en boca de Milei, apunta a presentar estas elecciones como una oportunidad para terminar con el kirchnerismo en la Provincia. En un acto en la Fundación Faro, Milei sostuvo que un triunfo contundente podría significar “el fin del kirchnerismo” y el inicio de un nuevo ciclo político.
Sin embargo, este mensaje enfrenta desafíos por la diversidad y complejidad del electorado bonaerense, y la necesidad de adaptar la propuesta a las múltiples realidades seccionales.
Para reforzar la campaña, en Casa Rosada contemplan convocar a funcionarios nacionales para que participen en actos y recorridas provinciales, intentando sumar peso político y visibilidad.
Milei visitará municipios del Conurbano, aunque bajo estrictas medidas de seguridad, ya que el tratamiento de sus apariciones públicas es cuidadosamente monitoreado por la Casa Militar.
Mientras tanto, el espacio libertario se siente más cómodo en distritos como Mar del Plata, donde confían en un buen desempeño, y muestra cautela en distritos complicados para el oficialismo como Bahía Blanca, donde el veto a la emergencia por inundaciones genera tensión.
El escenario ideal para LLA sería ganar en todas las secciones salvo la Tercera, mostrando un dominio significativo en el territorio bonaerense.
Un escenario menos favorable sería perder con diferencias amplias en sectores clave, lo que podría afectar la percepción de fuerza del espacio de cara a las elecciones nacionales de octubre.
Sin embargo, en el oficialismo se sostiene que los resultados provinciales no condicionarán la estrategia nacional de Milei y que la prioridad será ganar “con estilo” para no perder terreno político.
Una de las incógnitas de esta elección es la participación del electorado, que el peronismo busca incentivar con campañas como “Milei veta, vos votá”, que podría tanto convocar al voto como apuntar a sectores desencantados.
Los libertarios, en cambio, consideran que la baja participación no afecta su estrategia, aunque insisten en la necesidad de cuidar el voto y evitar irregularidades en los locales de votación.