Por Agroempresario.com
Los gobernadores de la Patagonia encaran el camino electoral con un claro mensaje de autonomía y crítica hacia el gobierno nacional. Mientras Javier Milei busca consolidar alianzas en distintas regiones del país, los mandatarios del sur tomaron distancia y comenzaron a construir una narrativa común: la defensa de los intereses provinciales frente al “olvido” de la Casa Rosada.
En este escenario, los gobernadores de Chubut, Santa Cruz, Neuquén, Río Negro y Tierra del Fuego se desmarcaron del oficialismo nacional y trazaron estrategias de campaña que los posicionan en un lugar de confrontación directa con el presidente libertario. Algunos incluso fueron más allá y conformaron el nuevo frente “Un Grito Federal”, con aspiraciones que miran más allá de las elecciones legislativas de octubre.
El gobernador de Chubut, Ignacio “Nacho” Torres, y su par de Santa Cruz, Claudio Vidal, encabezaron el lanzamiento del frente “Un Grito Federal”, junto a los mandatarios de Córdoba, Martín Llaryora; Santa Fe, Maximiliano Pullaro; y Jujuy, Carlos Sadir. Con un tono moderado, aunque crítico, el espacio busca posicionarse como alternativa al kirchnerismo y al oficialismo libertario, de cara a una construcción política que proyecta un candidato presidencial en 2027.
“Nos preparamos para una instancia clave”, sostuvo Torres al presentar la campaña de su nuevo espacio. Sin embargo, aún no hubo definiciones concretas sobre los nombres que competirán en la provincia. El líder chubutense también marcó distancia del kirchnerismo y de La Libertad Avanza (LLA), asegurando que “no interesa un acuerdo” con los libertarios, una posición que fue ratificada por Martín Gómez, presidente del PRO en Chubut.
En Neuquén y Río Negro, los gobernadores Rolando Figueroa y Alberto Weretilneck también hicieron públicas sus diferencias con la gestión nacional. A través de materiales audiovisuales difundidos en redes sociales, ambos marcaron una postura crítica. En el caso de Figueroa, su spot de campaña arranca con un mensaje fuerte: “A Neuquén lo miran cuando conviene y lo olvidan cuando no. Cuando hay que producir, nos piden más. Cuando hay que ajustar, nos sueltan la mano”.
Por su parte, Weretilneck se enfocó en el abandono de la infraestructura vial nacional. Cuestionó la falta de mantenimiento de las rutas y celebró la decisión de su par neuquino de presentar candidatos propios para el Congreso. En Río Negro, Juntos Somos Río Negro avanzó en una alianza con el PRO, Creo y Republicanos Unidos, aunque todavía no se anunciaron las listas definitivas.
Claudio Vidal, gobernador de Santa Cruz, se mostró alineado con el espíritu de “Un Grito Federal” y participó activamente de su lanzamiento. Se ubicó, así, en “la avenida del medio”, como denominan los mandatarios a su estrategia de diferenciación frente a los dos polos de poder.
Gustavo Melella, de Tierra del Fuego, fue aún más tajante en sus declaraciones. Días atrás, manifestó que no existe ningún canal de diálogo con el Gobierno nacional. “No tenemos mucho diálogo con el Gobierno nacional. Con el Presidente, ningún tipo de diálogo. No sé si algún gobernador lo tiene”, afirmó en entrevistas radiales. También denunció la falta de envío de recursos a las provincias y cuestionó la lógica de “ajuste” que impone la Casa Rosada.
El panorama para Javier Milei en la Patagonia no es alentador. Ningún gobernador se alineó con su espacio de cara a los comicios de medio término. En las cinco provincias sureñas, LLA intenta conformar listas competitivas frente a estructuras provinciales que ya están consolidadas y que, además, manejan recursos y redes políticas con fuerte arraigo territorial.
El caso de Chubut es emblemático: el oficialismo provincial no solo le cerró las puertas al libertarismo, sino que creó un nuevo frente político con ambición nacional. En Santa Cruz, los libertarios tampoco logran una base firme, y en Tierra del Fuego, directamente son ignorados por la administración local. En Neuquén y Río Negro, las fuerzas provinciales —La Neuquinidad y Juntos Somos Río Negro— tienen candidatos definidos y estructuras activas.
Más allá de las elecciones legislativas, lo que unifica a los mandatarios patagónicos es la construcción de un discurso centrado en el federalismo, el reclamo por recursos y la defensa de los intereses productivos del sur argentino. La narrativa compartida es clara: el gobierno nacional mira al interior solo cuando necesita recaudar, pero se desentiende cuando las provincias piden inversión o participación en las decisiones clave.
Desde la producción energética en Vaca Muerta hasta la infraestructura vial, pasando por los fondos para salud y educación, los reclamos son transversales. Los gobernadores coinciden en que la Patagonia aporta mucho más de lo que recibe, y no están dispuestos a seguir siendo “la periferia olvidada”.
La campaña electoral en el sur del país tiene una identidad marcada por el desacuerdo con la gestión nacional. Sin acuerdos con La Libertad Avanza y con estrategias propias, los gobernadores patagónicos se encaminan a ser actores clave en la redefinición del mapa político argentino. Ya no se trata solo de defender sus provincias: están plantando las bases de un nuevo esquema federal que podría proyectarse más allá de 2025.