Por Agroempresario.com
El sector ganadero argentino sigue mostrando signos claros de recuperación y fortaleza, especialmente en el segmento de genética bovina. Este fenómeno quedó plasmado el jueves 7 de agosto durante el remate organizado por la Estancia La Leonor, perteneciente a la reconocida Cabaña Las Lilas, ubicada en el norte de la provincia del Chaco. En este evento, se subastaron un total de 280 reproductores, entre toros y vaquillonas, de las razas Brangus, Braford y Brahman, con valores que alcanzaron hasta 15,2 millones de pesos, según detallaron desde la firma.
El remate evidenció la demanda creciente y el alto valor que la genética bovina está alcanzando en el mercado nacional. En el segmento de toros, se vendieron 128 ejemplares con un precio promedio de 6,13 millones de pesos. En detalle, los 83 toros Brangus, tanto colorados como negros, marcaron un rango de precios que fue desde los 4 millones hasta los 15,2 millones de pesos, cerrando con un promedio de 5,7 millones.
Por su parte, los toros Braford lograron un máximo de 11,5 millones y un mínimo de 4,7 millones, con un promedio general de casi 7 millones de pesos, superando así el promedio de Brangus. En tanto, los machos Brahman se comercializaron entre 4,2 millones y 12 millones, con una media de 6,56 millones de pesos.
La demanda no solo se manifestó en los toros, sino también en las hembras. En el caso de las vaquillonas Brangus (Avanzadas/Definitivas), se subastaron 11 ejemplares con valores que oscilaron entre 3,5 y 8 millones, con un promedio de 5,09 millones de pesos. Mientras que para las vaquillonas Brangus PC S/S se vendieron 83 ejemplares con un promedio de 1,56 millones, con un rango de 1,3 a 2 millones.
Entre las Braford Avanzadas/Definitivas se comercializaron dos hembras, una por 6 millones y otra por 9 millones, resultando en un promedio de 7,5 millones de pesos. En tanto, las Braford vaquillonas Bo/PC S/S fueron 33 con precios entre 2 y 2,25 millones, con un promedio de 2,08 millones. Por último, en el caso de las Brahman PP, se vendieron tres vientres con un promedio de 5,7 millones, valores que oscilaron entre 4,5 y 7,5 millones de pesos.
La Cabaña Las Lilas, a la que pertenece la Estancia La Leonor, no solo se destaca por la calidad genética de sus reproductores sino también por su estrategia de producción federal. Fernando Charró, director de Las Lilas, destacó en una entrevista reciente con Infocampo que la empresa tiene presencia desde Neuquén, con rodeos Hereford a pie de la Cordillera de Los Andes, hasta Chaco, al límite con Formosa, y también en Buenos Aires, con establecimientos en Pasteur y San Antonio de Areco.
“En Las Lilas estamos presentes en diversas regiones del país, adaptando la producción a cada geografía y clima, pero siempre con la premisa de que todo lo que producimos es a pasto, lo que garantiza calidad y sustentabilidad”, explicó Charró.
En Buenos Aires, además de la actividad bovina, cuentan con producción porcina en sus granjas, con más de 3.100 madres que producen más de 90.000 capones por año. En el centro genético de San Antonio de Areco, trabajan diariamente con unos 80 toros activos de las cinco razas que crían: Angus, Hereford, Brahman, Brangus y Braford. Allí se congelan y comercializan más de 300.000 dosis de semen, que abastecen tanto al mercado interno como a exportaciones a Colombia, Brasil, Paraguay, Uruguay, Bolivia y China.
Las Lilas es una empresa con una fuerte tradición y alcance internacional. Según Charró, fueron pioneros en abrir el primer centro de genética habilitado por compradores chinos en Argentina, lo que reafirma la calidad y el prestigio de su genética. Además, la firma tiene un legado que va desde la genética hasta la gastronomía: en 1992 participaron en las celebraciones del V Centenario del Descubrimiento de América en Sevilla, España, con un restaurante propio bajo la dirección del prestigioso chef Francis Mallmann.
Posteriormente, continuaron la tradición gastronómica con un restaurante en Recoleta, Buenos Aires, y actualmente cuentan con una propiedad emblemática en Puerto Madero, donde se destaca la calidad de la carne que produce la empresa.
Para Las Lilas, la clave del éxito está en la eficiencia y en la gestión inteligente de la información. “Buscamos que la información que recogemos de nuestros rodeos propios sea útil para la producción y para el mercado doméstico, porque creemos que la genética debe reflejarse en animales con atributos claros: fertilidad, aplomo, buena conformación y otras características que mejoran la productividad”, concluyó Charró.