Por Agroempresario.com
Este miércoles, el Gobierno argentino afrontará una de las licitaciones de deuda en pesos más relevantes del año, en un contexto de marcada volatilidad en las tasas de interés y con la presión de renovar cerca de $15 billones en vencimientos de Letras del Tesoro. La estrategia oficial combina una oferta diversificada de instrumentos y una intervención coordinada del Banco Central (BCRA) para garantizar liquidez y moderar el costo del financiamiento.
El Ministerio de Economía pondrá en el mercado once títulos en pesos, con opciones que van desde tasa fija hasta dólar linked, pasando por instrumentos ajustados por CER y por la tasa TAMAR (Tasa Mayorista de Plazos Fijos).
La oferta incluye Lecap con vencimientos el 12 y 30 de septiembre, 31 de octubre y 10 de noviembre de 2025; una nueva Lecap con vencimiento el 16 de enero de 2026; un Boncap al 13 de febrero de 2026; y un Boncer cero cupón ajustado por CER al 31 de octubre de 2025. A esto se suma un bono atado al dólar con vencimiento el 15 de diciembre de 2025.
En la adenda oficial se incorporaron tres instrumentos ajustados por TAMAR, con vencimientos el 10 de noviembre, 16 de enero y 13 de febrero de 2026. Según la consultora Outlier, esta decisión responde a la creciente popularidad de este tipo de papeles, aunque con un límite de colocación para las Lecap más cortas: $3 billones para la que vence el 12/9 y $4 billones para la que vence el 31/10.
El tope en las Lecap cortas apunta a incentivar a los inversores a tomar posiciones más largas y evitar la concentración de vencimientos en el corto plazo. Esto, sumado a la intervención del Banco Central, busca estabilizar el mercado y reducir las tasas de los tramos inmediatos.
El BCRA implementará un mecanismo de pases activos contra letras con vencimiento superior a 60 días, adquiridas en el mercado primario. Con esta herramienta, los bancos podrán entregar las letras al Central y recibir liquidez inmediata, sin necesidad de vender los títulos en el mercado secundario a precios castigados. Esta ventanilla de liquidez se presenta como un amortiguador para mitigar presiones adicionales sobre las tasas de interés.
La operación se produce después de que el desarme de las Lefi liberara cerca de $10 billones en el sistema, generando un alza y mayor volatilidad en las tasas de interés. A esto se suma la suba de encajes en efectivo vigente desde el 1° de agosto, que llevó a los bancos a priorizar la recomposición de liquidez.
Para PPI, la clave estará en el nivel de tasas que convalide el Tesoro. “Es previsible que el rollover no alcance el 100% del monto a renovar, ya que las entidades financieras están ajustando posiciones de liquidez”, señaló la consultora, remarcando que los vencimientos ofrecidos —25 y 43 días en algunos casos— son más largos que en licitaciones previas, lo que ayudaría a aliviar presiones en el tramo corto de la curva a tasa fija.
El consenso de analistas coincide en que esta licitación combina cuatro elementos clave:
Límites en los tramos cortos para alentar la extensión de plazos.
Plazos más largos que en colocaciones anteriores, para descomprimir el calendario de vencimientos.
Liquidez complementaria del BCRA, mediante pases activos.
Un contexto de tasas elevadas y tipo de cambio estable, que genera espacio para buscar una baja gradual del costo de financiamiento.
Para Cohen, esta combinación “sugiere que el Tesoro apunta a extender la duration de la deuda, aliviar vencimientos abultados en lo que resta del año y, eventualmente, mejorar las condiciones de colocación hacia fin de 2025”.
La volatilidad en las tasas de interés en pesos no solo impacta en las cuentas del Estado, sino también en la operatoria diaria de las empresas. Costos financieros más altos afectan la capacidad de las compañías para financiar capital de trabajo, invertir y mantener niveles de producción.
Si la licitación logra estabilizar la curva de rendimientos, se espera un alivio para el financiamiento corporativo y un mejor clima de negocios. Por el contrario, si las tasas se mantienen elevadas o suben, podría acentuarse la desaceleración económica prevista para el segundo semestre.
El resultado de esta colocación será observado de cerca por inversores y analistas, ya que marcará el pulso de las próximas licitaciones. Un éxito en la renovación y en la baja de tasas daría margen al Gobierno para encarar con mayor holgura los compromisos de fin de año.
Outlier anticipa que, pasado este vencimiento, podría verse una corrección bajista en las tasas si el tipo de cambio se mantiene estable. Sin embargo, advierte que si esto no ocurre, se reforzará la idea de que las tasas altas responden más a presiones cambiarias que a un ajuste técnico del mercado.
Más allá de los números, esta licitación es una prueba de coordinación entre el Ministerio de Economía y el Banco Central. La combinación de instrumentos diversificados, límites estratégicos y asistencia de liquidez busca no solo cubrir vencimientos, sino también dar una señal de estabilidad al mercado.
Si la estrategia resulta efectiva, el Gobierno podrá mostrar un mensaje de control y previsibilidad, clave en un año donde la confianza de los inversores es tan importante como los resultados fiscales.
En definitiva, la mega licitación de deuda no es solo un evento financiero, sino un movimiento político y económico que definirá parte del clima económico del cierre de 2025.