Por Agroempresario.com
Con más de mil años de historia, el Château de Meursault, ubicado en el corazón de Borgoña, Francia, atraviesa una etapa de transición ecológica y respeto por el medio ambiente. Esta emblemática propiedad vitivinícola ha decidido cultivar sus viñedos bajo los principios de la agricultura orgánica desde la cosecha de 2022, buscando preservar la autenticidad del vino y al mismo tiempo minimizar su impacto ambiental.
Situado en una región famosa por sus “climats” y “terroirs”, declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, el Château de Meursault ha adoptado prácticas que priorizan la vitalidad del suelo y el equilibrio del ecosistema. La biodiversidad no solo se promueve entre las vides, sino también a través de áreas de conservación dentro de la propiedad, como la “forêt gourmande”, donde visitantes y enólogos pueden observar el respeto al entorno y la coexistencia de fauna y flora locales.
El equipo del viñedo afirma que la calidad del vino comienza en la tierra. Por ello, la vinificación sigue métodos naturales que preservan la expresión genuina de cada parcela, sin recurrir a químicos que alteren el sabor o el equilibrio del vino. Esta filosofía combina tradición milenaria con innovación sostenible, permitiendo que cada botella refleje tanto el terroir como la responsabilidad ambiental de sus productores.
Más allá de la producción, el château ofrece un recorrido educativo para visitantes interesados en la agroecología y la historia vitivinícola. A través de su “forêt gourmande” y visitas guiadas, se puede aprender sobre la importancia de la salud del suelo, la gestión del agua y la promoción de especies beneficiosas, todo enmarcado en la rica tradición cultural de Borgoña.
El Château de Meursault demuestra que tradición y sostenibilidad pueden convivir, respondiendo a los desafíos del cambio climático mientras mantiene la autenticidad de su legado vitivinícola. Con esta mirada verde, el château reafirma su compromiso con el futuro del vino y la protección del entorno natural.