Por Agroempresario.com
A pesar de un fuerte consumo interno y la mejora en las exportaciones, los frigoríficos nucleados en la Federación de Industrias Frigoríficas Regionales Argentinas (FIFRA) advierten que cubrir los costos se ha vuelto un desafío complejo. Según el presidente de la entidad, Daniel Urcía, el derrumbe del precio del cuero y la competencia informal afectan seriamente la rentabilidad de la industria.
Durante los primeros siete meses del año, Argentina se consolidó como uno de los principales consumidores de proteína animal a nivel mundial. Con una faena de 7.855.074 vacunos y 4.815.483 porcinos, el consumo per cápita se mantiene en niveles elevados, superando los 50 kilos anuales por habitante en carne bovina. Este interés constante se refleja en aumentos interanuales en los precios de todas las carnes, que superan la inflación.
El informe de FIFRA destaca también la recuperación en las exportaciones, impulsada por un crecimiento mensual de la faena bovina del 10% y de la porcina del 9,5% en julio respecto a junio. Sin embargo, en el análisis diario se observa cierta caída, reflejando la volatilidad del sector.
Pese al alto nivel de actividad, las cuentas de los frigoríficos no cierran positivamente. Según Urcía, los costos crecientes y la caída del ingreso por subproductos —principalmente el cuero— impactan directamente en la rentabilidad. El desplome del precio internacional del cuero ha llevado a que algunos establecimientos inviertan incluso en su disposición final, generando gastos adicionales.
A estos factores se suman ajustes salariales, aumentos en los precios de la energía y combustibles, y la necesidad de inversiones constantes para mantenimiento de instalaciones. El dirigente subraya que la industria frigorífica es altamente dependiente de mano de obra y consumo energético, lo que agrava la situación frente a los costos crecientes.
Otro desafío crítico es la competencia informal. Operadores que evaden impuestos y regulaciones crean un escenario desleal para las empresas que cumplen con la ley. Por ejemplo, en Corrientes, 27 establecimientos faenaron menos del 1% del total nacional durante los primeros siete meses del año, evidenciando las dificultades de la industria formal para desarrollarse adecuadamente.
FIFRA insiste en que garantizar transparencia y fortalecer la competitividad es clave para toda la cadena de valor. Solo así cada eslabón puede planificar sus actividades con conocimiento de la realidad del sector y mantener la viabilidad del negocio.
El sector frigorífico argentino enfrenta un escenario complejo, con buenos niveles de actividad que contrastan con la presión de costos y la informalidad. Los frigoríficos buscan adaptarse a través de inversiones en eficiencia, gestión del personal y estrategias para mitigar los efectos de la caída del precio de los subproductos.
Para Urcía y otros dirigentes de FIFRA, la sostenibilidad del sector dependerá de equilibrar la competitividad, cumplir con la normativa y aprovechar el buen nivel de consumo interno y la demanda internacional. La industria formal tiene un rol central en mantener la calidad, seguridad y transparencia de la carne argentina en un mercado cada vez más exigente.