Por Agroempresario.com
En un contexto de marcada volatilidad cambiaria y tensiones electorales, Juan Nápoli, presidente del Banco de Valores y ex candidato a senador por La Libertad Avanza, brindó definiciones contundentes sobre la coyuntura económica y financiera de la Argentina. En una entrevista radial, el banquero analizó el efecto de las ventas de dólares del Tesoro, la fragilidad de la política monetaria, el impacto del riesgo país y la necesidad de revisar el programa económico después de las elecciones de octubre.
Con un tono crítico, Nápoli sostuvo que la intervención oficial para contener la escalada del dólar “son dos mangos”, en referencia a los alrededor de 1.800 millones de dólares que el Tesoro inyectó en el mercado. Según explicó, la medida puede dar alivio momentáneo, pero no resuelve los problemas estructurales. Además, remarcó que la incertidumbre política y la interna oficialista están pesando más que los fundamentos económicos en el comportamiento de los mercados.
El titular del Banco de Valores consideró que la decisión del Gobierno de utilizar dólares del Tesoro para estabilizar la plaza cambiaria era previsible. “La medida no me sorprendió. Con un mercado tan chico, el Tesoro buscó dar liquidez con los dólares que tiene, casi 2.000 millones, y logró tranquilizar la jornada”, afirmó.
Sin embargo, advirtió que la operatoria no cambia el panorama de fondo. “Una sola orden pequeña puede mover el precio cuarenta o cincuenta centavos. Eso demuestra la fragilidad del mercado. El operativo tiene lógica, pero es de corto plazo”, señaló.
Consultado sobre la relación con el proceso electoral, Nápoli no dudó: “Quiero creer que está atado a un resultado. Las encuestas muestran una elección muy pareja. Si se convulsiona el mercado, no hay razón fiscal para justificarlo. Entonces, es evidente que buscan estabilidad hasta que pase octubre”.
Para Nápoli, el esquema de bandas de flotación con intervención del Banco Central en los extremos sigue siendo un mecanismo válido. “Vos tenés un dólar entre bandas. Mientras esté dentro, no hay problema. Para eso está el sistema. A mí lo que me preocupa más es el riesgo país”, remarcó.
El banquero diferenció el debate entre tipo de cambio y acceso al crédito internacional. “Que países vecinos con indicadores similares tengan un riesgo país tres o cuatro veces menor que el nuestro, es un dato mucho más grave que la cotización puntual del dólar”, explicó.
En esa línea, señaló que la reacción oficial buscó adelantarse a una eventual escalada hacia el techo de la banda. “El Gobierno prefirió anticiparse antes de que el mercado lo empujara a mostrar poder de fuego con reservas. Esa es la lectura”, comentó.
El presidente del Banco de Valores insistió en que el verdadero problema es la percepción de los mercados internacionales. “El riesgo país es la variable que define nuestra capacidad de financiamiento. Si seguimos tan arriba, se cierran las puertas del crédito y eso condiciona cualquier programa de estabilización”, advirtió.
Respecto del Fondo Monetario Internacional (FMI), Nápoli destacó la flexibilidad mostrada en los últimos meses. “El Fondo suspendió las revisiones hasta febrero próximo. Argentina debía comprar cerca de USD 6.000 millones de acá a fin de año. En un contexto normal, eso era manejable. Ahora, con la postergación, se alivió la presión”, explicó.
Sobre las reservas negativas, sostuvo que no constituyen un problema grave si son temporales. “Lo importante es recomponerse cuando haya superávit fiscal. No hay que dramatizar, pero sí reconocer que existe una necesidad de fortalecimiento patrimonial del Banco Central”, indicó.
Nápoli fue especialmente crítico con el nivel actual de las tasas de interés. “El programa de estabilización está basado en la cantidad de dinero. Eso genera un aumento del tipo de cambio real, tasas altísimas y contracción de la actividad. No es sostenible”, alertó.
En su análisis, los próximos meses serán de turbulencia. “Estimo que tendremos dos meses de volatilidad hasta las elecciones de octubre. Los números de julio ya mostraron un retroceso en la actividad. Creo que esa tendencia se profundizará en el corto plazo”, señaló.
De cara al futuro, anticipó la necesidad de un cambio de rumbo: “Después de las elecciones habrá que revisar todo el esquema. Ninguna economía puede funcionar con tasas de descubierto del 100%. Es inviable”.
En su rol de vocal titular de ADEBA (Asociación de Bancos Argentinos), Nápoli describió las tensiones entre el Gobierno y el sistema financiero. “Por un lado, me piden que trabaje de banco, pero por otro lado me suben los encajes y me restringen la liquidez. No es coherente”, cuestionó.
El directivo explicó que las decisiones oficiales impactan directamente en el balance de las entidades. “Yo administro el dinero de los depositantes y trabajo para los accionistas, no para el Gobierno. Con estas medidas, el margen operativo se reduce drásticamente y se deteriora la capacidad de prestar”, advirtió.
Según Nápoli, este esquema de regulación extraordinaria solo puede sostenerse hasta los comicios. “Es algo transitorio. Una vez que pase octubre, tendrá que cambiar porque ningún banco puede operar con estas restricciones de manera permanente”, afirmó.
Más allá de los números, el banquero reconoció que el factor político domina el escenario. “Veo más un lío político que económico. La incertidumbre interna, las internas dentro del oficialismo y la falta de consensos reales son lo que más preocupa a los mercados”, sostuvo.
En ese sentido, vinculó la volatilidad financiera con la dinámica electoral permanente. “Argentina vive de campaña en campaña. Eso paraliza decisiones de inversión y condiciona cualquier intento de estabilización. El desafío es superar esa lógica”, concluyó.