Por Agroempresario.com
El anuncio del swap de monedas entre Argentina y Estados Unidos por USD 20.000 millones ha generado una oleada de entusiasmo inicial en los mercados, pero también ha dejado más interrogantes que certezas. Esta herramienta financiera, anticipada por el secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, aún carece de información clave sobre sus condiciones, lo que mantiene en alerta tanto a inversores como a analistas económicos.
A diferencia del swap con China, que permite el uso directo de yuanes para operaciones de comercio exterior, el acuerdo con Estados Unidos no podrá utilizarse para el pago de importaciones, lo que limita su funcionalidad inmediata. Además, los pesos argentinos entregados en garantía aumentarán su monto a medida que se devalúe la moneda local, un detalle que añade complejidad a la operación.
Se estima que el swap podría tener una duración inicial de un año, pero ese plazo aún es materia de negociación, al igual que la tasa de interés y los tramos de ejecución. “No te puedo decir si es positivo hasta no tener esos datos”, afirmó un exfuncionario con experiencia en swaps internacionales, incluso en el acuerdo entre Argentina y China.
Por eso, el reciente viaje del ministro de Economía Luis Caputo a Estados Unidos renovó el interés de los mercados, despertando expectativas en un contexto económico frágil. Solo con su partida hacia Washington, los bonos soberanos argentinos se dispararon hasta un 6,4%, siendo el Global 2035 el más beneficiado.
El entusiasmo, sin embargo, contrasta con la necesidad del Tesoro argentino de intervenir fuertemente en el mercado cambiario para evitar que el dólar mayorista superara la banda superior. Se vendieron casi USD 400 millones en el Mercado Libre de Cambios (MLC), donde se negociaron un total de USD 436 millones.
Paralelamente, los dólares financieros retrocedieron 1,5%: el dólar MEP cerró en $1.500 y el contado con liquidación (CCL) en $1.548, mientras que el dólar “blue” cayó $10 hasta los $1.450. Esta tendencia bajista fue impulsada por el canje de LECAP a tasa fija por bonos dollar linked, que ajustan por la devaluación del dólar y vencen tras las elecciones de noviembre.
Este movimiento le proporciona al Banco Central una liquidez en torno a los USD 7.000 millones, útiles para intervenir en el mercado cambiario. Aun así, los bonos dollar linked cayeron hasta 1,5%, reflejando una mayor oferta que impactó los precios.
Según un informe de la consultora F2, los contratos de futuros de dólar también mostraron una caída, especialmente en el tramo corto, con un descenso del interés abierto de 37,8 millones de pesos, mientras que el contrato de fin de octubre (D31O5) fue desarmado en futuros, pero compensado en parte por operaciones de bonos dollar linked.
En la Bolsa de Buenos Aires, el índice S&P Merval subió un 2,5% en pesos y 2% en dólares, con destacadas performances en acciones como Transportadora de Gas del Norte (+8,4%), Metrogas (+8,3%) y Banco Supervielle (+5,56%).
Sin embargo, el clima político también pesa. El rechazo legislativo al veto presidencial sobre el financiamiento universitario y aumentos salariales en el hospital Garrahan fue percibido negativamente por los mercados. Se trata de la tercera derrota parlamentaria consecutiva del Gobierno, lo que incrementa las dudas de cara a las elecciones de octubre.
Además, la polémica en torno al diputado José Luis Espert, por presuntas presiones en la provincia de Buenos Aires, agrega otro factor de incertidumbre.
En resumen, aunque el swap con Estados Unidos genera expectativas, los mercados esperan definiciones concretas sobre plazos, tasas y montos. Hasta que no haya claridad sobre su estructura y condiciones de recompra, los analistas se muestran cautelosos. En última instancia, no será el swap, sino la decisión política del Gobierno la que definirá el impacto real de este acuerdo sobre la estabilidad financiera del país.