Por Agroempresario.com
Gastón Tenembaum, fundador de Jóvenes por el Clima, fue uno de los oradores centrales del III Congreso Federal “Argentina Agrega Valor en Origen / Cumbre Mundial de la Bioeconomía”, organizado por Agroempresario.com y realizado el pasado 25 de agosto en el Hilton Hotel de Puerto Madero. Durante su exposición, Tenembaum enfatizó la importancia de la ciencia como herramienta para anticipar los efectos del cambio climático y proteger la producción agropecuaria, destacando la necesidad de debatir soluciones basadas en datos y conocimiento científico.
El discurso se centró en explicar la relación entre historia climática, producción agrícola y ciencia aplicada, y comenzó con un ejemplo que captó la atención de los presentes: los Stradivarius, los violines más épicos de la historia, cuya sonoridad única depende de la madera de los árboles que crecieron durante la Pequeña Edad de Hielo entre los siglos XIV y XVIII.
Tenembaum explicó que los Stradivarius fueron fabricados entre 1700 y 1720 por Antonio Stradivarius, y que nunca pudieron ser replicados con la misma calidad, alcanzando precios de hasta 20 millones de dólares. La explicación, según estudios científicos recientes, radica en los anillos de crecimiento del arce utilizado, que eran más compactos y densos debido al clima más frío de la época, un fenómeno conocido como la Pequeña Edad de Hielo.
“Los anillos de crecimiento más angostos hicieron que la madera fuera más densa y, por lo tanto, los violines tuvieran una sonoridad única”, detalló Tenembaum. “El clima no solo influyó en la fabricación de estos instrumentos, sino también en la producción agropecuaria mundial”, agregó, citando el caso de China, donde la producción de arroz se redujo hasta un 50% en ciertos años, y Europa, donde las hambrunas se duplicaron durante episodios prolongados de frío.
El orador destacó que el estudio de los anillos de los árboles permite reconstruir la historia climática y entender cómo los cambios naturales del planeta afectaron la agricultura, la economía y la sociedad, estableciendo un paralelo con los desafíos actuales del cambio climático.
Hoy, explicó Tenembaum, la situación es inversa: el planeta enfrenta un proceso de calentamiento global que no depende de la energía solar, sino de las actividades humanas y productivas. Para abordar estos cambios, la ciencia se ha convertido en un pilar fundamental.
“Tenemos herramientas modernas como satélites que orbitan la Tierra minuto a minuto, estaciones meteorológicas que recogen datos en tiempo real, y métodos de análisis complejos que nos permiten proyectar el clima futuro”, señaló. Estas tecnologías son clave para planificar la producción agropecuaria, anticipar fenómenos como sequías y olas de calor, y reducir el impacto sobre la economía y la seguridad alimentaria.
Como ejemplo del impacto económico del clima en la Argentina, Tenembaum recordó que, según datos de la Bolsa de Comercio de Rosario, durante la sequía de 2023 se perdieron 20.000 millones de dólares, afectando directamente a productores y exportadores.
Gastón Tenembaum destacó la metáfora del científico Johan Rockström, quien compara la ciencia con las luces delanteras de un auto en un camino de montaña por la noche.
“Las luces no te dicen qué hacer, si frenar o doblar, pero te permiten anticiparte al camino y evitar caer por un precipicio. La ciencia hace lo mismo: nos muestra los riesgos, nos permite prever sequías, olas de calor y otros fenómenos, pero somos nosotros quienes debemos tomar las decisiones y esfuerzos necesarios para minimizar los impactos”, afirmó.
El mensaje central fue que la toma de decisiones debe ser informada por datos científicos sólidos, evitando debates ideológicos o soluciones simplistas, y promoviendo la colaboración entre sociedad, producción agropecuaria y ciencia.
Tenembaum relacionó la importancia de la ciencia con la seguridad alimentaria y la producción agropecuaria argentina, destacando cómo fenómenos climáticos extremos impactan en la economía nacional y en los costos de producción.
“Como productores, saben que la planificación depende del clima, y hoy debemos adaptarnos a un mundo donde el calentamiento global aumentará la frecuencia e intensidad de eventos extremos”, explicó. Además, enfatizó que el conocimiento científico permite anticipar riesgos y tomar decisiones estratégicas, protegiendo la producción de alimentos y la competitividad del país en los mercados internacionales.
El orador subrayó que las soluciones deben ser locales y específicas, considerando la heterogeneidad de los climas y la diversidad productiva del territorio argentino.
Un punto relevante del discurso fue la preocupación por la fuga de talentos científicos en Argentina. Tenembaum compartió su experiencia en la Facultad de Agronomía, donde muchos docentes y científicos han dejado sus cargos debido a condiciones salariales y falta de inversión.
“En los últimos dos años, alrededor de 30 profesores se fueron de la facultad, y esto refleja un riesgo para el país: estamos apagando las luces del auto que nos permiten ver el camino”, afirmó. El mensaje fue claro: invertir en ciencia y mantener a los jóvenes investigadores en Argentina es crucial para abordar los desafíos del cambio climático y la producción agropecuaria.
Gastón Tenembaum hizo énfasis en que, así como la Pequeña Edad de Hielo tuvo consecuencias globales para la producción y la sociedad, el calentamiento actual requiere soluciones multidimensionales.
“Si no actuamos, no solo afectamos la producción, sino también la economía, el costo de los alimentos y nuestra competitividad internacional”, explicó. Destacó que la adaptación y mitigación del cambio climático deben basarse en ciencia rigurosa, planificación estratégica y políticas públicas coherentes, evitando discusiones superficiales o ideologías rígidas.
El orador también mencionó que la ciencia permite generar proyecciones fiables sobre sequías, olas de calor y fenómenos extremos, dando a productores, gobiernos y académicos herramientas para minimizar impactos y tomar decisiones informadas.
Volviendo al inicio de su presentación, Tenembaum recordó que la historia de los Stradivarius muestra cómo el clima y los recursos naturales influyen en la producción de bienes de alta calidad, y cómo la ciencia puede explicar fenómenos que antes se atribuían a la casualidad o la leyenda.
“Hoy el cambio climático no nos dará mejores instrumentos, pero sí nos desafía a debatir cómo enfrentarlo, cuánto esfuerzo poner y cómo utilizar la ciencia para anticipar los impactos sobre nuestra producción y nuestra sociedad”, concluyó.