Tras las elecciones nacionales del último domingo, el Economista Carlos Melconian analizó el nuevo escenario político y económico y planteó la necesidad urgente de definir una política cambiaria clara y consistente. En diálogo con Infobae en Vivo, sostuvo que el esquema actual “ya no tiene sentido” y anticipó que el sistema de bandas “se va”, al considerar que “bandas y piso no hay más”. Sus declaraciones se produjeron en un contexto de reacomodamiento financiero post electoral, donde los mercados reaccionaron con optimismo, pero persisten dudas sobre la sostenibilidad del modelo económico.
Melconian, expresidente del Banco Nación y referente del pensamiento económico liberal, afirmó que el triunfo electoral del oficialismo fue “sorpresivo por su magnitud”, pero advirtió que el respaldo político debe traducirse en un cambio de enfoque macroeconómico. “Hay que establecer el rumbo de la política cambiaria. Tiene que haber una hoja de ruta: qué formato se va a usar para comprar dólares, cada cuánto se tiene que hacer y con qué objetivo”, explicó.
Según el economista, el régimen actual presenta inconsistencias estructurales que dificultan su sostenimiento. “Quedó un techo que crece al 1%, y está faltando una demanda del sector público”, indicó. Para él, el esquema necesita una redefinición integral que combine estabilidad nominal con previsibilidad en la acumulación de reservas.
Otro de los puntos centrales del análisis fue la fuerte demanda de divisas por parte de personas físicas, un fenómeno que, según Melconian, “sigue marcando récords”. “Nunca vi que durante tantos meses se lleven 4 o 5 lucas por mes las personas comunes. Desde que se levantó el cepo se compraron 25 mil millones de dólares”, detalló.
El Economista advirtió que este nivel de dolarización constituye un riesgo persistente para la estabilidad del tipo de cambio y subrayó que el Gobierno deberá implementar medidas concretas para moderar la presión sobre el mercado. En ese sentido, señaló que el resultado electoral “revivió al muerto”, pero que el desafío de fondo sigue siendo la sustentabilidad del programa económico.
En tono crítico, Melconian pidió al oficialismo que el espaldarazo político obtenido en las urnas se traduzca en un cambio de prioridades. “Lo que debiera acompañar al espaldarazo político es ir a una política macroeconómica y dejar los caprichos, el dogmatismo y la ideología de lado”, afirmó.
También cuestionó la interpretación que hizo el Gobierno del resultado en la provincia de Buenos Aires. “El Gobierno dijo ‘100% riesgo Kuka’, yo eso no lo comparto”, dijo, en alusión a lo que consideró una lectura simplista del voto opositor. Para Melconian, la política económica “acumulaba problemas propios” antes de ese episodio y requiere ahora una reformulación más profunda.
En su análisis, el economista también se refirió a la situación de las reservas internacionales, a las que calificó como un “punto débil” de la gestión. En ese contexto, destacó la aparición del fondo Bessent, cuyo ingreso, según dijo, fue decisivo para evitar una crisis mayor. “Si no aparecía Bessent, estaban liquidados. Nunca vi una aparición así. No sé si será simpatía o geopolítica, pero no sé cómo lo lograron”, expresó.
Melconian definió al acuerdo como una “rueda de auxilio” y reconoció que todavía no se conocen los detalles del entendimiento. Sin embargo, consideró que su presencia aporta un margen de maniobra financiero que el Gobierno deberá aprovechar para recomponer las reservas y fortalecer la confianza en el esquema monetario.
Al analizar el comportamiento reciente de los mercados, el economista distinguió entre el avance de los bonos y acciones y el movimiento del dólar. “Hasta hoy se vio la performance positiva de bolsa y bonos, es distinta a la que tuvo el tipo de cambio”, puntualizó.
Melconian advirtió que permitir una caída del dólar podría ser contraproducente. “Espero que no cometan el error de permitir que bajen, porque ante la mínima posibilidad de que empiece a bajar, puede aparecer la venganza del trader, para hacerse cargo de los servicios por intereses”, alertó.
Otro de los ejes de su intervención fue el uso del superávit fiscal. Melconian sostuvo que el equilibrio de las cuentas públicas “debe ser un rito inamovible”, aunque advirtió que no puede lograrse a costa de deteriorar la calidad de vida. “Si la gente no recuperó calidad de vida, empleo o poder adquisitivo, no es por el superávit fiscal”, remarcó.
El economista consideró que el Gobierno “no puede seguir dilapidando el superávit” sin un impacto tangible sobre la actividad o el consumo. En su visión, mantener el equilibrio presupuestario es esencial, pero debe ir acompañado de políticas productivas y de inversión que impulsen el crecimiento.
Melconian descartó que los problemas actuales se deban únicamente a la falta de reformas y apuntó a cuestiones estructurales. “Lo previsional es un tema actuarial. No va a cambiar nada, ni el jubilado va a estar mejor, ni la recaudación”, explicó. En cambio, propuso revisar el sistema tributario, un área que considera central para la competitividad. “Para lo tributario hay que modificar lo fiscal. Ahí se confunde mucho con las cuestiones de tasas y los municipios”, señaló.
Para cerrar, Melconian apeló a una metáfora médica para describir la situación económica actual. “De que donde nos agarró el infarto estaba el médico y estamos mucho mejor; el jueves nos agarró y hoy resucitamos”, concluyó.
Con ese diagnóstico, el economista dejó en claro que, aunque el panorama político luce más favorable para el oficialismo tras su victoria, el desafío económico sigue siendo mayúsculo: redefinir la política cambiaria, fortalecer las reservas y garantizar un crecimiento sostenible.