El reconocido periodista y productor Bebe Contepomi presentó oficialmente su línea de vinos “Bebe Vinos”, una propuesta que combina su trayectoria en el mundo del rock con una nueva incursión en la vitivinicultura. A sus 55 años, el exconductor de La Viola decidió reinventarse y apostar por una faceta más personal, alejada de los escenarios y las cámaras, pero igual de vinculada con la cultura argentina. Según contó en una entrevista con La Nación, su desembarco en el mundo del vino fue “un proceso natural” después de años de cercanía con enólogos y músicos que ya habían dado el mismo paso.
“Hoy me pude reinventar como productor”, aseguró Contepomi, quien actualmente lidera El Bajo Producciones, su agencia dedicada a la organización de eventos y contenidos. Luego de tres décadas ininterrumpidas en televisión, el periodista decidió cambiar de rumbo, aunque sin abandonar del todo el universo artístico. Su nueva aventura combina la música, el vino y las historias, tres ejes que lo acompañaron durante toda su carrera.
El proyecto de Bebe Vinos nació de la mano del enólogo Fran Evangelista, conocido por sus colaboraciones con músicos como Pedro Aznar y Juanchi Baleirón. “Congeniamos inmediatamente”, contó Contepomi. “Yo le hablé al toque de mi cepa favorita, el Pinot Noir. Me dijo que era difícil de hacer, pero que iríamos por ahí”.

Las etiquetas, ilustradas con cacatúas, reflejan parte de su personalidad: “Son inquietas, hacen ruido, son sociables. Eso me define bastante”, explicó entre risas. El resultado es una línea de vinos con identidad propia, donde el periodista asegura haber participado activamente en la selección y cata. “Probaba y decía: ‘esto me gusta’. Ellos escuchaban mi opinión, y eso me hizo sentir parte del proceso”, relató.
El acercamiento de Contepomi al vino se remonta a su paso por el Wine Rock, el festival que la productora Pop Art organizaba en la Bodega Monteviejo, en Mendoza. Allí conoció al enólogo Marcelo Pelleriti, figura clave en su interés por el vino. “Con Marcelo probamos muchos vinos y me explicaba sus historias. Después conocí a Alejandro Vigil, que me hablaba de su pasión por El Enemigo. Me di cuenta de que el vino tiene muchísimas historias, y yo soy un tipo de historias”, reconoció.
Aunque no estudió enología, Contepomi asegura haber aprendido mucho de la experiencia. “Escuché durante años cómo se hacían los vinos, todos los sabores que pueden tener. Llegar a tener el mío fue un proceso largo”, señaló. Su relación con la bebida también tiene un componente gastronómico: “No tomo sin comida. El vino ocupa un lugar absolutamente gastronómico. No imagino un asado sin Malbec o un sushi sin una copa de blanco”.

Tras su salida de La Viola en 2022, el periodista dejó atrás los estudios de televisión, aunque mantiene su vínculo con los medios a través de la radio. Su foco hoy está puesto en El Bajo Producciones, donde trabaja junto a Manuel Contepomi, Flor Cardarelli y Oscar Alvarado. “Somos una agencia de publicidad y generadora de contenidos”, explicó.
Entre los proyectos más importantes figura un festival de folclore que se realizará el 13 de diciembre en el Hipódromo de Palermo, con figuras como El Chaqueño Palavecino. “Es algo totalmente nuevo para mí. Todo el mundo me tiene ligado al rock, pero escucho tango y folclore de toda la vida”, sostuvo.

El productor también remarcó que, tras años de giras y festivales, necesitaba un cambio. “Fueron muchos años de vorágine. Estábamos en todos los festivales internacionales. Pero era agotador. Hoy disfruto más de producir que de salir en cámara”, afirmó.
Consultado sobre el presente del rock argentino, Contepomi se mostró optimista: “El rock está en un momento altísimo. Hay un resurgir de bandas que hoy son masivas, como Miranda!, Airbag o Turf. Y también aparecen nuevos artistas que conviven con los clásicos”.
El periodista celebró además el cambio de paradigma musical que se observa entre los jóvenes: “Hoy los chicos escuchan lo que quieren. Mi hijo puede poner un tema de Bad Bunny, después uno de Calamaro y después Duki. Antes eso era imposible”.
A pesar de su amor por la música en vivo, confesó que le cuesta asistir a recitales: “Voy si me invita un amigo o si mi hija me pide ir. Pero ya pienso en la salida, en no quedar atrapado entre la gente. Llegué a cubrir seis recitales por fin de semana; era agotador, pero me divertí mucho”.
Su paso al mundo del vino no parece una ruptura, sino una continuación de su búsqueda creativa. “Nunca perseguí la fama ni ser conocido. Fue una manera de ganar plata con algo que me gustaba: el periodismo y la música”, reflexiona.

Hoy, lejos de las luces del estudio, Contepomi disfruta de un nuevo escenario: el de las copas tintas y blancas, los viñedos y los encuentros entre amigos. Y aunque no descarta tener su propia finca algún día, prefiere ir paso a paso. “Soy atrevido, pero si lo hago, será porque aprendí bien de qué se trata”, afirmó.
“De pronto estoy en casa y me dan ganas de abrir mi vino. Eso me está pasando ahora: los muestro con orgullo”, concluyó el periodista, dejando claro que su pasión por las buenas historias —ya sean canciones o botellas— sigue intacta.