El ministro de Economía, Luis Caputo, analiza retomar la emisión de deuda en los mercados internacionales en 2026 para obtener dólares que permitan afrontar los próximos compromisos de vencimientos sin depender de manera plena del swap financiero acordado con Estados Unidos. La estrategia comenzó a delinearse tras las elecciones legislativas del 26 de octubre y se apoya en la mejora reciente de los indicadores financieros locales, según informó MDZ.
De acuerdo con lo señalado por el medio mendocino, Caputo considera que la caída del riesgo país hacia la zona de los 600 puntos básicos, con posibilidades de ubicarse cerca de los 500 en los próximos meses, abre una ventana para volver a colocar títulos públicos en los mercados voluntarios. La intención del Ministerio es obtener financiamiento en condiciones más favorables y reducir la utilización del respaldo estadounidense disponible desde 2024.
La hoja de ruta oficial se vincula también con los próximos vencimientos. El 9 de enero de 2026, Argentina deberá enfrentar un pago cercano a US$ 4.300 millones correspondiente a intereses de los bonos Bonares y Globales surgidos tras la reestructuración de la deuda realizada en 2020. Según MDZ, parte de ese compromiso podría cubrirse con fondos provenientes del acuerdo financiero con Estados Unidos, aunque el objetivo de Caputo es que ese respaldo actúe principalmente como garantía de solvencia y no como fuente principal de financiamiento corriente.
En paralelo, Argentina canceló recientemente un pago por US$ 835 millones al Fondo Monetario Internacional (FMI) vinculado al programa de Facilidades Extendidas firmado en abril. El desembolso se realizó con reservas del Banco Central, algo que, según MDZ, podría no repetirse en futuras obligaciones, ya que el Gobierno busca reacomodar su estrategia de acumulación de divisas durante el primer semestre del próximo año.
La Casa Rosada fijó una directriz central para cualquier reinserción financiera externa: los recursos obtenidos solo podrán destinarse al pago de deuda vigente. MDZ señaló que Javier Milei instruyó que no se empleará financiamiento adicional para gastos corrientes, gastos sociales o inversión pública. En particular, los dólares que puedan llegar desde los mercados se utilizarán para cubrir obligaciones reestructuradas y los compromisos derivados de la emisión de los BOPREAL, bonos creados para saldar deuda con importadores.
En caso de que el acceso a los mercados se concrete con tasas más bajas y una demanda financiera estable, el Gobierno buscará cubrir los vencimientos del segundo semestre de 2026 y todo 2027 mediante esta vía. MDZ indicó que el monto aproximado de esos pagos rondaría los US$ 13.500 millones, un volumen que sería manejable si las condiciones de financiamiento se estabilizan y el riesgo país continúa descendiendo.
La posibilidad de recurrir al mercado internacional comenzó a negociarse en septiembre, cuando los indicadores financieros aún mostraban fragilidades. En ese momento, el riesgo país se acercaba a 1.500 puntos y el tipo de cambio paralelo supera los $1.500, mientras el Banco Central vendía reservas para sostener la cotización. Según MDZ, la perspectiva cambió cuando se activó un compromiso político-financiero que involucró al gobierno de Donald Trump, con la posibilidad de contar con US$ 20.000 millones en caso de necesidad extrema.
A ello se sumó el acuerdo con cinco grandes exportadoras agroindustriales, que aportaron alrededor de US$ 7.000 millones entre septiembre y octubre. No obstante, esos recursos se agotaron en la última semana previa a las elecciones legislativas, ya que se utilizaron para intervenir en el mercado cambiario y sostener el equilibrio financiero.

Tras el cierre del año, el Gobierno prevé comenzar una etapa de reconstrucción de reservas. El Ministerio de Economía considera que abandonar la estrategia de “no comprar dólares hasta que la divisa toque piso” permitirá recomponer activos y dar señales de estabilidad a los mercados. Este cambio sería clave para enfrentar un vencimiento por más de US$ 4.000 millones el 9 de julio de 2026 sin necesidad de activar el apoyo estadounidense.
Además de la emisión de deuda, se analizan dos mecanismos en caso de que el respaldo de Estados Unidos deba utilizarse parcialmente durante 2026. El primero es un swap de monedas, que permitiría intercambiar pesos por dólares sin modificar el registro de deuda formal. El segundo es la recompra de bonos del Estado utilizando fondos del Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS) de la ANSES. Según fuentes citadas por MDZ, ninguno de estos procedimientos requeriría una ley específica, ya que no implican creación de nueva deuda sino reordenamiento de activos.
Para el Gobierno, lo esencial no es activar inmediatamente la totalidad del paquete de financiamiento norteamericano, sino mostrarle a los mercados que el primer tramo —cercano a los US$ 4.300 millones— estará disponible antes del 9 de enero de 2026. Ese mensaje, sostienen en el Palacio de Hacienda, es suficiente para descartar la posibilidad de default en el corto y mediano plazo.
La apuesta oficial se resume en mantener estabilidad cambiaria, recuperar reservas, reducir riesgo país y construir una señal de previsibilidad hacia los acreedores internacionales. En palabras del diagnóstico que MDZ atribuye al equipo económico, el desafío consiste en ganar tiempo para reconstruir la credibilidad de un país con uno de los historiales de incumplimiento más altos del sistema financiero global.
Si la estrategia funciona, el Gobierno espera llegar a 2028 con mayor margen de maniobra financiera, una estructura de vencimientos más ordenada y capacidad para financiarse sin depender únicamente de actores estatales o multilaterales.