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La fintech creada por un argentino en EE.UU. que revoluciona el financiamiento para pymes agroexportadoras

La firma fundada por Ignacio Arambarri impulsa un modelo que permite cancelar warrants con contenedores o Bill of Ladings, y ya movilizó más de U$S 120 millones en la región

La fintech creada por un argentino en EE.UU. que revoluciona el financiamiento para pymes agroexportadoras
lunes 17 de noviembre de 2025

Cuando surgió hace cuatro años en Estados Unidos, Finanex, la fintech creada por el emprendedor argentino Ignacio Arambarri, buscaba resolver un problema central para cientos de pymes agroexportadoras de Latinoamérica: acceder a capital operativo en un contexto de tasas bancarias prohibitivas y escasa oferta crediticia. Hoy, la compañía suma más de U$S 120 millones desembolsados en 1.500 operaciones, opera en gran parte de la región y avanza hacia Brasil, impulsada por un modelo inédito que permite financiarse con warrants respaldados por inventario, cancelables mediante contenedores o Bill of Ladings (B/L). Su crecimiento es relevante porque ofrece una alternativa ágil, digital y adaptada a la lógica exportadora en un escenario donde la banca tradicional deja afuera a gran parte del sector.

En un mercado donde los tiempos, la estacionalidad y el flujo logístico definen el negocio, Finanex propone una estructura basada en información real y en el movimiento de mercaderías, en lugar de depender únicamente de balances históricos. La empresa otorga adelantos comerciales en dólares en cuestión de horas, integra datos de la cadena exportadora y articula con múltiples actores del comercio exterior, desde warranteras y freight forwarders hasta navieras e importadores. Esa arquitectura le permite responder a un escenario de demanda crediticia sostenida, especialmente entre pequeñas firmas que buscan competir en mercados internacionales sin quedar atrapadas por la falta de capital.

A diferencia de la intermediación financiera clásica, la compañía no capta depósitos del público y se fondea con fondos institucionales de Venture Capital de Norteamérica, Europa, Centroamérica y Brasil, además de trabajar con pilares financieros globales como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). La propuesta apunta a resolver un cuello de botella histórico: el financiamiento previo a la exportación y la necesidad de liquidez para sostener compras, acopiar producción y cumplir con contratos internacionales.

El diferencial más fuerte de la herramienta presentada en 2025 está en el mecanismo de cancelación. El productor o exportador puede saldar el financiamiento no con capital propio, sino mediante la entrega de un contenedor cargado o un B/L. Con este sistema, el flujo se vuelve más alineado a la operatoria comercial: la garantía no es un inmueble ni una hipoteca, sino la propia mercadería en tránsito. Para Arambarri, este enfoque redefine la dinámica del crédito porque permite “dar aire financiero en pleno ciclo exportador”, algo especialmente valorado por empresas que trabajan con márgenes ajustados y plazos que dependen del movimiento internacional de su producto.

El avance del mercado de warrants es clave para entender este crecimiento. Al financiarse contra inventario, las pymes pueden colocar más producción, planificar compras a mayor escala, mejorar precios y asumir nuevos contratos, mientras el repago queda atado al despacho y a la documentación logística. Ese modelo permite profundizar el acceso al capital en un sector clave para la economía argentina, donde el capital de trabajo muchas veces define la posibilidad (o no) de exportar.

La compañía opera con un equipo reducido, integrado en su mayoría por jóvenes menores de 30 años. La estructura liviana, según la empresa, le permitió crecer con agilidad y adaptarse a distintos marcos regulatorios. Pero también representa desafíos: la supervisión de operaciones en varios países, la integración tecnológica con nuevos actores y la mitigación del riesgo de fraude forman parte del trabajo cotidiano para sostener una expansión estable. Durante el último año, la detección temprana de inconsistencias y la verificación documental se volvieron prioridades, al punto que Finanex avanza en alianzas con bancos y entidades no bancarias para reforzar controles, compartir información y escalar sin comprometer la seguridad del sistema.

El mercado paraguayo aparece como una de las mayores oportunidades. Con exportadores que trabajan sobre productos muy demandados —como la chía, considerada una de las de mejor calidad del mundo—, gran parte de estas empresas opera con limitaciones de financiamiento que les impiden abastecer pedidos internacionales. En ese contexto, un esquema que permite convertir inventario en capital y capital en exportaciones abre espacio para una expansión sostenida, especialmente entre firmas que dependen de ciclos productivos muy marcados.

La interpretación del riesgo agropecuario también diferencia a la fintech del sistema bancario. Mientras muchas entidades consideran al sector como volátil o difícil de evaluar, Finanex observa un activo líquido, con precios transparentes y mercados globales que operan todos los días. De hecho, una parte central de su enfoque se basa en seguir el movimiento de los granos y semillas durante toda su cadena de exportación, desde el acopio hasta que el lote se encuentra “flotando en el mar”. En ese cruce entre la logística y las finanzas, la compañía sostiene que es posible evaluar el riesgo con mayor precisión y ofrecer alternativas crediticias más alineadas a la realidad productiva.

Con una demanda que absorbe cada dólar disponible para fondeo, Finanex proyecta ampliar su capacidad operativa y avanzar en nuevas integraciones tecnológicas que le permitan seguir el trazado completo de cada exportación. La empresa considera que el desarrollo de herramientas como los warrants contribuye al crecimiento del financiamiento agrícola en general y puede funcionar como un eje para profundizar la competitividad regional, especialmente en economías donde el crédito convencional es insuficiente para la escala de las pymes exportadoras.

Al analizar la evolución del sector, Arambarri destaca que el financiamiento vinculado al comercio exterior suele ser más eficiente, más rápido y menos dependiente de estructuras pesadas. En su visión, integrar a todos los actores de la cadena —desde el productor hasta la naviera— permite dar respuesta a necesidades concretas en un contexto de cambios regulatorios frecuentes, volatilidad de precios y exigencias crecientes del mercado internacional.

Hacia el final, el fundador reconoce que la experiencia acumulada en la operatoria diaria y en el diálogo permanente con clientes permitió ajustar procesos y mantener un crecimiento sostenido. Y subraya que, en una región donde el crédito es escaso, una herramienta ligada a la logística de exportación puede significar la diferencia entre perder una oportunidad comercial o consolidar nuevos mercados.

En sintonía con ese análisis, parte de las declaraciones mencionadas surgen de una entrevista brindada a infocampo, que sigue de cerca el impacto de estas innovaciones sobre la agroexportación latinoamericana.



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