Por Agroempresario.com
Juan Manuel Vázquez, Ingeniero Agrónomo de la Universidad de Buenos Aires y Director del Instituto Latinoamericano Passivhaus, participó como expositor en el III Congreso Federal “Argentina Agrega Valor en Origen / Cumbre Mundial de la Bioeconomía”, organizado por Agroempresario.com y realizado el pasado 25 de agosto en el Hilton Hotel de Puerto Madero.
Su intervención sorprendió e inspiró a la audiencia: un agrónomo que habla de construcción. Sin embargo, Vázquez lo explicó con claridad: “los agrónomos somos administradores de fotosíntesis, y justamente eso es lo que hace falta en la industria de la construcción: descarbonizar”.
A través de una exposición cargada de datos, ejemplos y propuestas innovadoras, planteó que el agro argentino tiene una oportunidad histórica: convertirse en protagonista de la construcción sustentable, utilizando biomasa y residuos agrícolas como materiales de aislamiento y estructura.
Para introducir el tema, Vázquez repasó la situación actual de la atmósfera. Cuando él nació, la concentración de dióxido de carbono era de 320 ppm (partes por millón); hoy ya alcanzó las 420 ppm.
Lo explicó con una imagen simple: “Imaginen un millón de granos de arroz. Si pintamos de negro 420, esa es la proporción actual de carbono en la atmósfera. Hace unas décadas eran solo 320. Esas 100 ppm de diferencia cambiaron radicalmente el clima del planeta”.
El agrónomo destacó que el problema no son sólo las fuentes que emiten carbono, sino la falta de sumideros capaces de absorberlo. Actualmente, sólo tres cumplen ese rol: bosques, océanos y suelos.
Por eso, planteó la necesidad de equilibrar la balanza y de sumar a la construcción como parte de la solución.
En su análisis, Vázquez jerarquizó las variables de impacto climático. Mientras que el transporte aéreo mundial representa apenas el 3,5% de las emisiones y el marítimo un 3,4%, la construcción se lleva cerca del 50% de la responsabilidad en las emisiones globales de carbono.
“Latinoamérica construye muy mal. Nuestros edificios son verdaderos coladores de energía. Luego montamos grandes sistemas de calefacción o refrigeración, pero el problema de base sigue ahí: cómo construimos”, advirtió.
Este diagnóstico lo llevó a una conclusión clave: no basta con impulsar la movilidad eléctrica o combustibles renovables, si no se ataca la variable más crítica: la construcción ineficiente.
Vázquez explicó que, dentro de la industria de la construcción, la estructura y la aislación concentran el 70% de las emisiones de carbono.
La buena noticia es que hoy existen alternativas:
“Con estos avances, el agro tiene la posibilidad de jugar un rol protagónico en la industria de la construcción. No es una opción: es una necesidad”, afirmó.
Además de los materiales, la otra gran variable es la energía operativa de los edificios. En este punto, Vázquez se refirió al estándar alemán Passivhaus, que fija un consumo energético hasta 90% menor que el de las construcciones tradicionales.
“Sabemos cómo hacerlo y podemos demostrarlo. La eficiencia energética en la operación es posible hoy mismo. Pero si no sumamos la reducción del carbono embebido en los materiales, no alcanzamos la verdadera sustentabilidad”, explicó.
La magnitud del desafío quedó clara con un dato impactante: entre hoy y 2060 se construirán 230 mil millones de metros cuadrados en el mundo, el equivalente a una ciudad de Nueva York cada 40 días durante más de 30 años.
“Si ese volumen se levanta sin eficiencia ni materiales de base biológica, agravamos el desbalance atmosférico. Pero si lo hacemos con biomasa y eficiencia, la construcción puede pasar de ser la principal fuente de emisiones a convertirse en un sumidero de carbono”, destacó Vázquez.
El ingeniero introdujo un concepto innovador: medir la riqueza de los países no solo por ingreso per cápita, sino por su cuenta fotosintética per cápita.
“Argentina tiene seis veces el poder fotosintético de Europa y el doble de la media mundial. Somos millonarios en fotosíntesis. Y eso significa que somos millonarios en biomasa que puede usarse en construcción”, subrayó.
Este diferencial convierte al país en candidato natural a liderar en Latinoamérica la transición hacia una construcción sustentable basada en materiales de origen agrícola.
Vázquez destacó ejemplos cercanos de innovación en construcción sustentable:
“Argentina no puede quedarse atrás. Tenemos volumen de biomasa de sobra y profesionales capaces de liderar este cambio”, advirtió.
El mensaje central de Vázquez fue contundente: “La mejor forma de enfrentar el calentamiento global es construir con carbono”.
El concepto implica capturar carbono a través de la fotosíntesis y fijarlo en materiales de construcción. De esta forma, las viviendas y edificios pasarían de ser fuentes de emisiones a convertirse en sumideros.
“Si cultivamos nuestros materiales, no solo reducimos emisiones: también creamos viviendas más saludables, eficientes y alineadas con la naturaleza”, sostuvo.
Otro punto que expuso fue la crisis mundial de áridos. La arena, insumo básico para el hormigón, se renueva lentamente en términos geológicos, mientras la demanda supera cuatro veces esa capacidad.
“El Burj Khalifa, el edificio más alto del mundo, se construyó con arena importada desde Australia, porque la arena del desierto no sirve. Eso nos muestra los límites del modelo actual y la necesidad de apostar a materiales de base biológica”, explicó.