La startup Zavia Bio, creada por la emprendedora mendocina Paz Álvarez, avanza en el desarrollo de insumos biológicos para la agricultura basados en diseño de proteínas, una tecnología que promete ofrecer alternativas y complementos a los agroquímicos tradicionales. El proyecto, que opera entre Argentina, Uruguay, Estados Unidos y Brasil, tomó impulso tras recibir una inversión inicial de US$ 200.000 y hoy busca consolidarse como una deeptech latinoamericana con proyección global. La información surge de un extenso reporte publicado por Forbes, que reconstruye el recorrido de la fundadora, su motivación y los desafíos del sector.

Álvarez creció en una zona rural de Mendoza, en una familia de productores marcada por las limitaciones del acceso al agua y la falta de herramientas tecnológicas accesibles. Según relató a Forbes, la experiencia de ver a su abuela abandonar la actividad agrícola por factores climáticos definió su decisión de dedicarse a buscar soluciones con impacto real. Tras formarse en negocios y relaciones internacionales y trabajar en el Ministerio de Agroindustria, decidió orientar su carrera hacia la creación de proyectos que unieran tecnología, ciencia y necesidades del campo.
La trayectoria que la llevó a fundar Zavia Bio no fue lineal. Forbes señaló que, inicialmente, Álvarez imaginaba iniciativas vinculadas a sensores o IoT, pero un mentor del sector financiero especializado en biotech le advirtió que “si realmente quería transformar la agricultura debía pensar en ciencia”. A partir de ese punto, redefinió su camino y se acercó a la biotecnología aplicada. En 2021 conoció a Enrique Detarsio, biotecnólogo con amplia experiencia y actual director científico de la empresa. Ese encuentro permitió combinar visión de negocios con capacidad técnica y derivó en la creación formal de la compañía en 2022.

El núcleo tecnológico de Zavia Bio es el diseño de proteínas, un enfoque que, según detalló Álvarez a Forbes, permite generar respuestas específicas en las plantas sin necesidad de modificar genéticamente los cultivos. Los primeros desarrollos se enfocaron en enfrentar la sequía, uno de los problemas estructurales del agro regional. Álvarez explicó que el objetivo era mejorar la adaptación hídrica de las plantas mediante proteínas aplicadas vía pulverización, capaces de activar mecanismos fisiológicos que aumentaran su resistencia.
Con el avance del proyecto, Álvarez y Detarsio identificaron que la plataforma podía ampliarse a otras problemáticas agrícolas. Forbes indicó que la empresa está construyendo una familia completa de insumos biológicos, entre ellos un herbicida biológico para malezas resistentes, uno de los desafíos más críticos del sistema productivo global. La apuesta por un enfoque biológico responde tanto a la demanda del mercado por soluciones más sostenibles como a la necesidad de innovar frente al estancamiento tecnológico de los agroquímicos tradicionales.

Aunque Zavia Bio surgió en Mendoza, su infraestructura científica se trasladó a Montevideo, donde hoy opera su laboratorio central. La decisión, según relató Álvarez, buscó asegurar disponibilidad de infraestructura, flexibilidad administrativa y cercanía a una red en crecimiento dentro de la región. Además, la empresa mantiene ensayos a campo en Argentina, así como validaciones y acuerdos para implementar pruebas en Estados Unidos y Brasil. La fundadora remarcó que desarrollar ciencia en Latinoamérica ofrece una ventaja competitiva por los menores costos y la disponibilidad de talento.
El equipo actual está compuesto por cuatro personas, una estructura deliberadamente pequeña que Álvarez considera clave para mantener velocidad y eficiencia. Forbes destacó que la empresa planea incorporar especialistas a partir de 2026, aunque sin abandonar el enfoque lean. La red de advisors incluye expertos de Estados Unidos y Canadá, con quienes buscan contrastar estrategias y comprender las diferencias de comportamiento de cada mercado agrícola.

La primera inversión llegó en 2022 de Grix, una company builder que aportó US$ 200.000 para iniciar el desarrollo de la plataforma tecnológica. Luego se sumaron inversores ángeles, entre ellos Mauro Piba, CEO de Nova. Según reconstruyó Forbes, su acompañamiento incluyó no solo capital sino también contactos con productores, empresarios y referentes del sector biotecnológico.
Álvarez manifestó a Forbes una visión crítica sobre la romantización del fundraising. Señaló que levantar capital puede ser atractivo como titular, pero requiere evaluar cuidadosamente el momento, el monto y la dilución. Para la fundadora, la prioridad debe ser avanzar en la tecnología sin perder foco en el propósito de la empresa. También advirtió sobre el desgaste que el proceso genera en los equipos y en el tiempo disponible para gestionar el crecimiento del negocio.

En términos personales, Álvarez describió a Forbes que convertir a Zavia en una deeptech global implica asumir responsabilidades exigentes. Explicó que emprender “es un modo de vida”, pero que la motivación se sostiene al tener un propósito claro: transformar el sistema agroalimentario. También remarcó la importancia de la red de contención entre fundadores, en un ecosistema donde las exigencias y los riesgos suelen acumular presión emocional. Para mantener equilibrio, practica deportes como montañismo, surf, navegación y paracaidismo.
Forbes destacó que Zavia opera en la intersección entre biotecnología e inteligencia artificial, y que Álvarez ve en ese cruce uno de los motores de innovación más profundos de las próximas décadas. La fundadora considera que, al sumar la computación cuántica a este ecosistema tecnológico, el impacto será civilizatorio. Frente a ese escenario, sostiene que no se debe observar la transformación desde afuera, sino intervenir con responsabilidad y ética.

De cara al futuro, Álvarez planteó el objetivo de posicionar a Zavia Bio como uno de los referentes globales en el desarrollo de soluciones biológicas avanzadas para el agro. La empresa busca acelerar la llegada de sus productos al mercado, ampliar ensayos en nuevos cultivos y expandir su presencia en América del Norte. En paralelo, Álvarez reconoce que su propio rol deberá transformarse para acompañar esa escala: los primeros años de la compañía, afirma, requieren un tipo de liderazgo, pero los próximos demandarán otro.
Con el diseño de proteínas como base y una estrategia de expansión internacional desde el inicio, Zavia Bio aspira a consolidarse como un actor relevante en la transición hacia una agricultura más eficiente, resiliente y sustentable. El camino, según refleja el análisis de Forbes, combina innovación científica, visión estratégica y una narrativa personal que conecta tecnología con raíces productivas.