A los 39 años, luego de vender su primera compañía por miles de millones de dólares, Yoti Bansal intentó retirarse y dedicarse a viajar por el mundo. Sin embargo, el descanso duró poco. En 2017, desde San Francisco, decidió volver a emprender y fundó Harness, una empresa de software basada en inteligencia artificial que hoy está valuada en más de US$ 5.500 millones, cuenta con más de 1200 empleados y tiene entre sus clientes a Citi y United Airlines. La historia fue reconstruida en un perfil publicado por Forbes y resulta relevante porque ilustra cómo la automatización con IA está transformando el desarrollo de software y dando lugar a compañías de escala global en pocos años.
Según informó Forbes, Bansal había alcanzado lo que para muchos sería el punto final de una carrera empresarial. En enero de 2017, a pocos días de que AppDynamics debutara en el Nasdaq, decidió vender la empresa a Cisco por US$ 3700 millones. La compañía, especializada en diagnosticar y resolver fallas en sistemas complejos de software, ya generaba entonces más de US$ 200 millones en ingresos anuales. Tras la operación, el emprendedor acumuló una fortuna personal que hoy la revista estima en US$ 2300 millones.

Luego de concretar la venta, Bansal dejó la empresa y se lanzó a recorrer el mundo. En pocos meses viajó por África, escaló el Himalaya, visitó Machu Picchu y recorrió los fiordos de Noruega. Pero lejos de encontrar satisfacción en esa rutina, comenzó a sentirse desmotivado. “Intenté jubilarme”, contó. “Me pregunté si realmente quería pasar el tiempo jugando al golf o en la playa. Me di cuenta de que lo que me gusta es crear empresas”.
Esa reflexión dio origen a Harness, una plataforma diseñada para resolver un problema estructural del sector tecnológico: la mayor parte del trabajo en el desarrollo de software no está en escribir código, sino en probarlo, validarlo, asegurar su funcionamiento y desplegarlo sin errores. De acuerdo con la visión de Bansal, programar representa apenas el 30% del proceso, mientras que el 70% restante está compuesto por tareas manuales que consumen tiempo y recursos.
Harness utiliza agentes de inteligencia artificial para automatizar esas etapas críticas del proceso de entrega de software, incluyendo pruebas, seguridad y cumplimiento regulatorio. El objetivo es reducir errores, acelerar los tiempos de implementación y aliviar la carga operativa de los ingenieros. “Todo funciona con código: la banca, las aerolíneas, las transacciones. Ese código necesita un arnés de seguridad”, explicó Bansal, en declaraciones citadas por Forbes.
El crecimiento de la compañía fue acelerado. En diciembre de 2025, anunció una ronda de financiación Serie E por US$ 240 millones, liderada por Goldman Sachs Alternatives, Institutional Venture Partners y Menlo Ventures, que elevó su valuación a US$ 5.500 millones. En total, Harness ya recaudó US$ 570 millones y genera ingresos anuales cercanos a los US$ 250 millones, con una tasa de crecimiento del 50% interanual.

La expansión de la inteligencia artificial generativa reforzó la demanda por su tecnología. Según explicó el fundador, el uso de IA para escribir código multiplicó el volumen de desarrollos y volvió más complejos los procesos de control. “Si la IA ayuda a programar, la cantidad de código se multiplica por diez y las empresas tienen dificultades para probarlo todo”, afirmó.
Además del negocio principal de entrega continua, Harness gestiona 16 productos complementarios, entre ellos Traceable, una firma de ciberseguridad especializada en proteger interfaces de programación (API). Traceable nació como una startup independiente fundada por el propio Bansal y luego fue integrada al ecosistema de Harness, en una estrategia que los inversores definen como una “startup dentro de otra startup”.
Steve Harrick, socio de Institutional Venture Partners, destacó que desde el inicio el proyecto se pensó a largo plazo. Según relató a Forbes, cuando Bansal presentó Harness en 2017 no solo mostró un producto, sino una hoja de ruta a diez años, con el objetivo de alcanzar US$ 1000 millones en ingresos anuales.

Hoy, con una empresa en expansión y un mercado que demanda cada vez más automatización, Bansal vuelve a mirar hacia adelante. Su próximo objetivo es claro: llevar Harness a la bolsa y completar el recorrido que quedó inconcluso con su primera compañía.