Por qué el vino volvió a ser el regalo elegido para Navidad y cuánto cuesta frente a otros clásicos de la mesa

Con precios similares a un kilo de asado, una botella de buen nivel se consolida como una opción práctica, versátil y con valor simbólico para las fiestas.

Por qué el vino volvió a ser el regalo elegido para Navidad y cuánto cuesta frente a otros clásicos de la mesa
miércoles 24 de diciembre de 2025

En la Navidad de 2025, el vino volvió a posicionarse como uno de los regalos más elegidos en la Argentina, tanto por su carga simbólica como por una ecuación precio–calidad que hoy lo vuelve competitivo frente a otros consumos habituales. La tendencia se explica por varios factores: su aceptación transversal, la posibilidad de adaptarse a distintos perfiles de destinatarios y un costo que, en muchos casos, no supera al de un kilo de asado, según relevó LM Neuquén.

Regalar vino no es solo una elección práctica. En la cultura local, una botella funciona como gesto de agradecimiento, señal de cortesía o puente social en situaciones diversas: una invitación a una casa nueva, una reunión familiar, un favor recibido o una ocasión en la que las palabras resultan insuficientes. Esa versatilidad simbólica explica por qué, año tras año, el vino mantiene su lugar como obsequio de referencia en las fiestas.

A este valor intangible se suma un dato concreto: el precio. En el contexto actual, un vino de buen nivel puede conseguirse en un rango de entre $10.000 y $20.000, valores comparables a lo que cuesta un kilo de carne vacuna, una compra puntual en la verdulería de productos de estación o incluso una salida básica al cine. Además, durante diciembre, muchas vinotecas y supermercados ofrecen descuentos de entre 35% y 50%, lo que amplía el abanico de opciones sin elevar el presupuesto.

Por qué el vino volvió a ser el regalo elegido para Navidad y cuánto cuesta frente a otros clásicos de la mesa

Desde el punto de vista del consumo, el vino también se beneficia de su flexibilidad estilística. Cuando no se conocen los gustos del destinatario, existen etiquetas que se ubican en el llamado centro estilístico del mercado: vinos frutados, equilibrados, con paso moderado por madera y un perfil amable. En ese grupo predominan los Malbec clásicos, una variedad que sigue siendo sinónimo de seguridad para el consumidor argentino y extranjero.

Para quienes buscan un regalo con mayor carga simbólica o aspiracional, el vino también ofrece alternativas. Existen consumidores que valoran el prestigio de la marca o la exclusividad del producto, mientras que otros priorizan la originalidad, la procedencia o los métodos de elaboración. En ambos casos, el mercado local presenta una diversidad suficiente como para resolver el regalo sin caer en elecciones genéricas.

Otro segmento que gana espacio es el de quienes tienen un paladar goloso o prefieren estilos dulces. Los vinos fortificados y las cosechas tardías se consolidan como opciones válidas para acompañar postres o como obsequio diferencial. Incluso para quienes no consumen alcohol, el vino ofrece hoy alternativas, como espumantes sin alcohol, que permiten mantener el gesto sin desentonar en la mesa festiva.

Más allá de las elecciones individuales, el contexto productivo también juega un rol. Especialistas del sector advierten que el mercado de uva atraviesa un período complejo, con bodegas comprando menor volumen de materia prima. Esta situación presiona los precios de la uva a la baja, pero genera un efecto positivo para el consumidor: vinos elaborados con mejores uvas al mismo precio. Las cosechas 2025 y especialmente 2026 podrían reflejar este fenómeno, con mejoras en calidad sin incrementos significativos en góndola.

Desde el punto de vista económico, esta combinación —precios accesibles, promociones agresivas y mejora potencial en la calidad— refuerza la competitividad del vino frente a otros regalos tradicionales. A diferencia de objetos decorativos o productos impersonales, una botella tiene un destino claro, se comparte y genera una experiencia, un atributo cada vez más valorado por los consumidores.

Por qué el vino volvió a ser el regalo elegido para Navidad y cuánto cuesta frente a otros clásicos de la mesa

En un escenario donde el poder adquisitivo sigue siendo una variable sensible, el vino logra sostener su atractivo porque resuelve múltiples necesidades a la vez: es socialmente aceptado, no requiere conocer en profundidad al destinatario y permite ajustar el gasto sin resignar calidad. Por eso, en estas fiestas, vuelve a ocupar un lugar central en las decisiones de compra.

En síntesis, el vino se consolida una vez más como el regalo que combina significado, practicidad y precio. En la comparación con otros clásicos de la mesa navideña, no solo compite, sino que en muchos casos sale fortalecido. Para una Navidad donde cada elección cuenta, una botella vuelve a decir mucho más que muchas palabras.



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