Un banco español con fuerte presencia en el sistema financiero local, BBVA, afirmó que la Argentina podría avanzar hacia un régimen monetario y cambiario más permanente en 2026, en un contexto de desinflación sostenida, crecimiento económico y mayor previsibilidad macroeconómica. El diagnóstico surge del último outlook sobre la economía argentina elaborado por la entidad, difundido hacia el cierre de 2025, y resulta relevante porque anticipa un escenario de mayor estabilidad tras años de alta volatilidad.
Según el informe, 2026 se perfila como el segundo año consecutivo de crecimiento positivo del Producto Bruto Interno (PIB), acompañado por una desaceleración significativa de la inflación. BBVA sostiene que los recientes cambios en el esquema cambiario avanzan hacia un marco más sostenible y que una liberalización adicional del mercado de cambios podría consolidarse a lo largo del próximo año. Ese proceso, agrega, podría alinearse con el ingreso estacional de divisas del complejo agroexportador durante el segundo trimestre, facilitando la implementación de un régimen monetario y cambiario de mayor duración.
En ese contexto macroeconómico más ordenado, el banco considera probable que el Gobierno argentino busque volver a los mercados internacionales de crédito durante el primer trimestre de 2026, una señal clave para normalizar el financiamiento externo y fortalecer las reservas internacionales.
La entidad también advierte que, aunque la actividad económica retomó el crecimiento, la recuperación es desigual entre sectores, lo que plantea desafíos relevantes en términos de empleo y cohesión social. Para BBVA, gestionar esa heterogeneidad productiva será uno de los principales retos políticos en los próximos años, en especial por su impacto en el mercado laboral.
El informe subraya que la agenda económica oficial pone el foco en reformas estructurales del sistema tributario y del régimen laboral, con el objetivo de mejorar la competitividad y fomentar la creación de empleo formal. BBVA anticipa que el proceso legislativo implicará negociaciones y eventuales cambios respecto de las propuestas originales del Poder Ejecutivo, pero proyecta que una parte sustancial de esas reformas podría aprobarse durante el primer semestre de 2026, siempre que cuenten con aval del Congreso.
Para la entidad española, estos cambios son centrales para elevar la productividad y sostener una trayectoria de crecimiento a mediano plazo, más allá del rebote inicial de la actividad. El banco destaca además que el año cierra con un Gobierno políticamente fortalecido tras las elecciones legislativas, lo que refleja un cierto consenso social en torno a la continuidad del programa económico vigente.
Ese respaldo político, señala el informe, tuvo un impacto directo en las expectativas del mercado financiero, con una reducción de las primas de riesgo soberano. Esta mejora en la percepción permitió al Estado nacional realizar su primera emisión de deuda en dólares en el mercado local desde 2018, un hito relevante en el proceso de normalización financiera.

En materia de precios, BBVA reconoce que la inflación mensual mostró un leve repunte hacia el final de 2025, al pasar del 1,5% en mayo al 2,5% en noviembre. Sin embargo, remarca que el ancla fiscal y monetaria sigue sosteniendo el proceso de desinflación. En ese marco, proyecta una inflación del 30% para el cierre de 2025, con una desaceleración marcada hacia el 14% en 2026.
El banco atribuye la aceleración reciente principalmente a un aumento significativo de los precios regulados, que subieron más que el índice subyacente, y a un fuerte incremento en los precios de la carne durante el último tramo del año. Aun así, destaca que el traslado a precios de la depreciación cambiaria observada en ese período fue considerablemente menor que en episodios históricos comparables, un dato que refuerza la expectativa de estabilidad.
El análisis también aborda la evolución de la política monetaria. Tras meses de fuerte volatilidad, en los que las tasas interbancarias superaron el 100% en términos efectivos anuales, el Banco Central inició una transición hacia un esquema más normalizado. Según BBVA, la autoridad monetaria comenzó a intervenir en el mercado para fijar un piso a las tasas de interés y utiliza herramientas de repo para amortiguar movimientos bruscos.
El nuevo marco prioriza la gestión de los agregados monetarios, sin una tasa de política única como referencia central, y se apoya en la reanudación de los Informes Trimestrales de Política Monetaria, lo que mejora la comunicación y la orientación a futuro. Como resultado, las tasas de mercado cayeron con fuerza tras las elecciones legislativas: la tasa TAMAR, por ejemplo, descendió desde el 65% en octubre hasta alrededor del 27%.
BBVA espera que, hacia adelante, las tasas se mantengan por encima de la inflación esperada, con una tasa real positiva de entre 500 y 700 puntos básicos, en línea con la continuidad del proceso desinflacionario.
En el plano cambiario, el informe señala que la combinación de emisiones récord de deuda en dólares por parte de empresas y del sector público, junto con mejores perspectivas para las exportaciones de trigo y una mejora del tipo de cambio real en el segundo semestre, permitió cerrar el año con mayor estabilidad en las cuentas externas.
No obstante, BBVA advierte que el país enfrenta importantes vencimientos de deuda externa, estimados en unos 13.000 millones de dólares en 2026 y 20.000 millones en 2027. En ese escenario, considera clave que el Gobierno recupere el acceso al mercado internacional para refinanciar parte de esas obligaciones y evitar que las compras de divisas se destinen exclusivamente al pago de deuda.
El Banco Central, señala el informe, anunció cambios en el esquema de bandas cambiarias, que a partir de 2026 se ajustarán en función de la inflación histórica, y lanzó un programa de acumulación de reservas internacionales. Estas medidas buscan fortalecer el balance del organismo y mejorar la percepción del riesgo país. BBVA estima que, si se concretan operaciones de gestión de pasivos favorables durante el primer trimestre de 2026, el riesgo país podría descender hacia los 450 puntos básicos.
En cuanto a la actividad, el banco recuerda que en el tercer trimestre de 2025 el PIB creció 0,3% respecto del trimestre previo y 3,3% interanual, acumulando un avance del 5,2%. Sin embargo, insiste en que la recuperación es heterogénea. Energía, minería e intermediación financiera lideran el crecimiento, con expansiones de dos dígitos, aunque con impacto limitado en el empleo por su carácter intensivo en capital.
En contraste, la industria manufacturera continúa rezagada y la construcción muestra una recuperación incipiente. BBVA mantiene su proyección de crecimiento del 4,5% para 2025 y del 3% para 2026, pero advierte que el principal desafío sigue siendo el mercado laboral, donde la informalidad y el empleo no asalariado representan más de la mitad de los puestos de trabajo.
Para la entidad, las reformas laborales en debate son decisivas para que el crecimiento macroeconómico se traduzca en creación sostenida de empleo formal, un factor clave para consolidar la estabilidad económica y social en el mediano plazo, en línea con análisis recientes publicados por El Economista.