Con apenas 17 años, Ingvar Kamprad fundó IKEA en 1943. En aquel entonces, probablemente no imaginó que la firma sueca podía llegar a convertirse en lo que es hoy: una de las multinacionales más importantes del mundo, dedicada a la fabricación y venta minorista de muebles y artículos de decoración para el hogar.
En sus comienzos, IKEA fue un pequeño negocio alzado en el pueblo rural de Älmhult –provincia de Småland–, donde se vendían productos como lapiceras, carteras y marcos de fotos. Sin embargo, debido a que la tienda se hallaba en un área remota de Suecia, se hacía difícil pode llegar a clientes potenciales en las grandes ciudades. Por ese motivo, Kamprad decidió crear el catálogo IKEA en 1951, cuando ya había tomado la decisión de que su firma debía comercializar muebles de calidad a precios razonables.
El creador de IKEA siempre tuvo en claro su idea de negocio: ofrecer una gran variedad de productos de decoración para el hogar que sean funcionales, cuenten con buen diseño y se comercialicen a precios accesibles. Así lo manifestó una vez: "¿Por qué los productos atractivos se hacen solo para unos pocos compradores? Debería ser posible ofrecer buen diseño y función a precios económicos”.
La empresa debe su nombre a tres cosas: en primer lugar, a las siglas de su fundador; en segundo lugar, a Elmtyard, como se llamaba la granja en la que se crío Kamprad; y por último, a Agunnyard, que era el pueblo más cercano. Actualmente, trabajan para IKEA más de un millón de personas, incluyendo aquellas que son contratadas por los proveedores.
“Queremos que nuestro negocio tenga un impacto positivo en el mundo: desde las comunidades de los que proceden nuestros materiales hasta la forma en que nuestros productos ayudan a nuestros clientes a vivir una vida más sostenible en casa”, remarca la compañía en su página web. Además, cabe mencionar que IKEA mantiene asociaciones con emprendedores sociales que emplean a artesanos locales en comunidades vulnerables de todo el mundo.
Ocho consejos del creador de IKEA
1- Sé consciente de tus carencias y de lo que ignorás para poder compensarlo. Desconfiá siempre de aquellas personas que dicen saberlo todo.
2- Sé siempre positivo. No dejes que la negatividad invada tu lugar de trabajo.
3- Asegurate de que tu experiencia no te juegue una mala pasada. No te cierres a lo que ya conocés.
4- Reconocé tus fracasos. Nunca trates de justificarlos u ocultarlos.
5- Aprendé a diferenciar entre las necesidades reales y las imaginarias.
6- Convertí tus problemas en oportunidades, tomándolos como nuevos desafíos.
7- Discutí, motivá y vendé, pero tené en claro que una vez que la decisión está tomada, solo la ejecución cuenta.
8- Preocupate por tus compañeros. Si tenés gente a cargo, reconocé su trabajo y haceles saber que son importantes para el funcionamiento de la empresa.