A contracara, se presentan buenos precios de la miel a granel, los cuales pueden consultarse en el visor de precios mensuales de INTA (https://inta.gob.ar/documentos/precios-de-la-miel).
La temporada comenzó con una primavera promisoria, dado que las colmenas invernaron en muy buen estado. El pasado otoño 2020 fue seco y permitió acumular reservas a partir de la flora disponible. Si bien, las tareas de manejo en este momento (fin de temporada), en algunos casos, fueron a destiempo por los inconvenientes generados por la pandemia. Este inicio benigno permitió la multiplicación de las colmenas de manera eficiente. Los núcleos efectuados con celdas reales tuvieron un alto porcentaje de éxito (por encima de años anteriores). La escasez de precipitaciones y la presencia temprana y en abundancia de zánganos fueron claves para tan buenos resultados. Las colonias utilizaron reservas del año anterior que eran adecuadas, tanto las proteicas como las energéticas, permitiendo el recambio de abejas de la nueva temporada de manera progresiva.
La marcada sequía primaveral causó la ausencia o menor presencia de algunas especies claves para el desarrollo posterior de la colmena. La escasez de recursos nutricionales fue determinante para sostener esta etapa. Desde mediados de octubre a los primeros días de diciembre del 2020 se observó un bache de la oferta floral ante la poca abundancia de por ejemplo trébol blanco, entre otras especies.
El trébol blanco naturalizado en espacios de la vera de caminos, potreros y vías ferreas en muchos lugares del sur de Santa Fe es un recurso clave en el crecimiento de las colonias en la temporada temprana. En ese periodo la restricción nutricional ocasionó que se deba recurrir a suplementos. Si bien, es frecuente recurrir a fuentes de alimentación artificial para mantener o mejorar la fortaleza de las colmenas en esta época, la falta de néctar y polen fue mucho más marcada que en los últimos años. Los apicultores debieron administrar varios kilos de suplementos energéticos para apuntalar esta etapa de crecimiento poblacional de las colmenas. La restricción proteica fue visibilizada a través de cantidades adecuadas de cría de obreras, pero con un aumento moderado de adultas. Esto se explica por la disminución de la longevidad de las abejas ya entrada la temporada apícola (inicios del verano).
La sequía fue acompañada con un mes de noviembre con mayor número de días con temperaturas mínimas por debajo de los 15 ºC, respecto al promedio de los registros en los últimos 5 años para ese mes. Los datos surgieron al consultar la estación meteorológica ubicada en la localidad de Las Rosas (Santa Fe) incluida en el sistema de gestión e información agrometeorológica de INTA:(http://siga2.inta.gov.ar/#/data). Esta variable no demostró tener una desviación importante respecto a otros años como para destacar su incidencia en la primavera.
Los productores manifestaron frecuentemente que había flores disponibles pero escasa entrada de néctar. La sequía disminuyó la oferta de recompensa por las flores pecoreadas y en combinación con la fortaleza poblacional inadecuada de las colonias ocasiono rindes magros en la mayoría de los apiarios.
La oferta de néctar normalmente alcanza su pico máximo fines de diciembre y gran parte de enero para descender, con variabilidad, según el área geográfica. En la temporada 2020-2021 se observaron los mejores ingresos de néctar fines de enero y gran parte de febrero. Más allá de la diversidad del territorio. La flora disponible en estos momentos es generalmente menor y no pudo ser aprovechada con eficacia en algunos apiarios, causada por llegar a esta etapa con colmenas fuera de la condición ideal para la cosecha de néctar. El gran stress nutricional previo, no posibilitó tener abejas longevas y en gran cantidad para el momento de mayor pecoreo. En algunas regiones se vio en la segunda quincena de febrero colmenas bien pobladas y acopio de miel que superó las expectativas para ese mes.
En los años con stress hídrico hay una mayor incidencia de plagas insectiles en cultivos y por ende aumentan los controles con fitosanitarios que afectan la longevidad de las abejas. Adicionalmente se presentó una nueva plaga en los sorgos de la región, el “Pulgón amarillo de la caña de azúcar” (Melanaphis sacchari). Este pulgón produce una secreción azucarada que es recolectada por las abejas. Si bien esto no representa ningún inconveniente, las cargas de este áfido en los lotes fueron tales que debieron ser controlados con plaguicidas como los del grupo de los fosforados, neonicotinoides y sulfoximidas. Todos ellos de una alta toxicidad para las abejas.
Si bien hubo sitios de mayor productividad, la temporada se caracterizó por apiarios desparejos entre sí y con producción de miel por debajo del promedio esperado para la región, a pesar del repunte de febrero. Los ambientes signados por la preponderancia de la agricultura industrial manifestaron rindes de entre 8 a 18 kg por colmena (kg/col), con un promedio que se acercó a los 15 kg/col.
Concluyendo: El año apícola permitió el crecimiento de cantidad de colmenas en apicultores que multiplicaron oportunamente y una regular campaña de obtención de miel. El resultado productivo configura un gran desafío para afrontar con los recursos económicos para el cierre adecuado de las colmenas y no embargar el futuro de la próxima temporada.
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