“Queremos trabajar y producir, sin obstáculos que nos saquen el pie del acelerador”

En el marco del conflicto que se mantiene vigente entre el campo y el Gobierno, las productoras agropecuarias Guadalupe Vivanco y Virginia Buyatti se expresaron totalmente en contra de las medidas oficiales, debido a su alto nivel de incidencia perjudicial para el desarrollo del sector. Ambas se dedican a la ganadería de engorde y ciclo completo en distintos puntos del país.

“Los más damnificados son los criadores, ya que al bajar el precio de la hacienda en pie, disminuye en un 20% el valor de vacas y terneros, generando pocos incentivos para criar o aumentar el rodeo. En base a estas medidas, puedo anticipar que ocurrirá lo mismo que en 2006”, señaló Vivanco, quien trabaja en la invernada y engorde de Braford en los Esteros del Iberá (Corrientes) y también produce en la localidad entrerriana de Nogoyá.

Su colega Buyatti, quien se desempeña en la zona marginal productiva de la Cuña Boscosa y los Bajos Submeridionales de Santa Fe, sostiene que en este contexto su trabajo se volvió mucho más complicado, como consecuencia de la escases de infraestructura y conectividad. “La decisión del Gobierno me hizo perder mucho dinero. Nosotros realizamos ciclo completo, ahora estábamos sacando todo lo que es novillo de exportación, con resultados desastrosos. Esa plata no la voy a poder reinvertir en mi empresa, que así no va para ninguna parte”, detalló.

Tanto Vivanco como Buyatti son conscientes que dentro de este panorama, será muy difícil delinear planes de inversión o mejora a futuro. En este punto, ambas saben que los anuncios del Gobierno solo tienen potencial para provocar la caída de la producción, generando altas tasas de desempleo. En los Esteros del Iberá, donde trabaja la primera productora, la realidad es aún más complicada.

Esto se debe a que los plazos de engorde suelen durar seis meses más que en el resto del país. Para terminar un Braford, por ejemplo, se requieren más de dos años y medio.

“Ese ternero demora entre siete u ocho meses para los criadores, que van entre 160 y 170 kilos”, agregó Vivanco. Según la empresaria, si bien a lo largo de las últimas décadas en todo el mundo, la agricultura desplazó a la ganadería de los mejores campos, el sector hizo un gran esfuerzo para seguir produciendo y mantener el stock en 54 millones de cabezas promedio. “Eso nadie lo resalta”, lamentó.

Por otra parte, la calidad de los pastos y las aguadas es clave para poder concretar las labores rurales en zonas marginales, donde también se requieren medidas de seguridad para que los productores puedan apostar por el sector. Sobre todo, teniendo en cuenta de que en breve arranca la temporada de compra de reproductores y genética, y comienzan a replantearse las nuevas estrategias de negocio.

“Nuestra actividad se difiere en el tiempo y es muy difícil hacer una toma de decisiones. Al Gobierno le es fácil apropiarse de nuestra rentabilidad una vez que nosotros invertimos. Ellos se adueñan de la renta y los efectos negativos se ven a futuro”, subrayaron las productoras.

En lo que respecta al Plan Ganadero, Vivanco y Buyatti se mostraron indignadas con la propuesta, ya que para ellas, el único propósito al que se debería aspirar es enfocarse en la maximización de la rentabilidad de los campos. Asimismo, ninguna de las dos se conforma con el “Plan Nacional de Estímulo a la Producción de Carne Bovina”, que se concretará en un plazo de treinta días.

Sobre este punto, Vivanco destacó que entre 2006 y 2015 cerraron más de 135 frigoríficos y se perdieron 12 millones de cabezas de ganado y 12 mil puestos de trabajo. Hasta el momento, de los 63 establecimientos habilitados para exportar, sólo diez se llevan más del 50% del cupo permitido por las autoridades que vence el 31 de agosto.

“La carne no está cara si la comparamos con la de países vecinos, ni hablar de Europa o Estados Unidos. El problema es el bajo poder adquisitivo de la población, sumado a las trabas impositivas. Por eso llega a un precio tan alto en góndola”, acotó Buyatti.

Para ella, el conflicto argentino no se vincula con el abastecimiento, sino con la accesibilidad del producto en función de la inflación, la pobreza y el desempleo. En este sentido, indicó que “echarle la culpa a la cadena es simple”, aunque el hecho de señalar con el dedo también supone la pérdida de inclusión social y oportunidades laborales. “Hay una carga tributaria agobiante que constituye una de las principales barreras para crear producción”, esbozó.

A modo de conclusión, ambas coincidieron en que el gran problema que atraviesan los productores en la actualidad es que “son grandes grupos descentralizados”, que constantemente deben sortear obstáculos para poder seguir creciendo.

“Las regulaciones de mercado se terminan convirtiendo en una arena política donde se destruyen nuestros recursos. Ganar una elección hoy en día, es a costa del interior y la producción. La mesa de los argentinos en el mediano y largo plazo va a ser mucho más cara por la falta de oferta”, planteó Buyatti.

Según ella, un buen plan ganadero debería contemplar la apertura de las exportaciones, permitiendo que el sector ejecute sus labores con normalidad. “No somos enemigos de nadie, queremos trabajar y producir, sin obstáculos que nos saquen el pie del acelerador. Hay que aplaudir al campo, que viene sosteniendo el país hace años, les guste o no”, añadió.

Por su parte, Vivanco declaró que en la Argentina nunca hubo un verdadero Plan Ganadero, ya que -en sus palabras- el único objetivo del oficialismo fue fundir al sector en base a los impuestos. “En vez de crear condiciones de trabajo, jurídicas, económicas y de alicientes para generar empleo genuino y acabar con los planes sociales, se impulsan restricciones y trabas impositivas”, cerró.