“Establecer un derecho de exportación del 15% implica convertir a la actividad manisera en un negocio ruinoso, ya que los costos de producción superarán en un 36% el potencial de rendimiento histórico, con lo que los productores que hoy siembran maní, no dudarán en realizar otro tipo de cultivos”. La definición es de la Cámara Argentina del Maní después de que el Gobierno ratificara que vuelven los derechos de exportación para el sector.
En un extenso comunicado, indica que llevó “mucho tiempo, dinero y esfuerzo de parte de empresas, en su mayoría familiares, lograr posicionar al maní argentino en el mundo, gozando hoy de un prestigio basado en la profesionalidad, el cumplimiento irrestricto de los contratos y la calidad exportada con sustento en la aplicación de la última tecnología”.
El clúster manisero argentino -con eje en Córdoba- es competitivo; exporta alrededor del 90% de lo que produce. Este año, por la sequía, el volumen cayó alrededor del 35%: se exportarán entre 430.000 y 450.000 toneladas cuando la pasada campaña fueron 750.000 toneladas. Todo el complejo aporta anualmente unos US$1000 millones; este año será algo menos porque aunque el precio subió cayó la cantidad, precisa Diego Yabes, presidente de la cámara a LA NACION.
Insiste en que con retenciones del 15% “se condena a una industria exitosa. El nivel es completamente irrisorio; nunca pagamos ese porcentaje que no lo resiste el negocio. El productor independiente se funde. Menos entendible es que sea a todos los productos lo mismo no importa el valor agregado; es contrario a cualquier política lógica”.
La cámara pide que se “reconsidere la hipótesis de introducción de un derecho de exportación”; que se reconsidere al maní como una economía regional que produce un alimento, que cuenta con industrias “altamente tecnificadas, que genera empleo y es fruto de las pujantes economías de muchos pueblos del interior del interior”.
“Los efectos negativos serían mucho más profundos que una reducción de las exportaciones, muchas empresas no podrían soportar el desequilibrio económico y todo el sector se encontraría en la imposibilidad de mantener las inversiones necesarias para asegurar el nivel de calidad que permitió al maní argentino ser el primer exportador mundial durante tantos años”, añade.
El proceso industrial se realiza en más de 30 localidades, constituyendo la base principal del empleo de esos pueblos (unos 12.000 directos e indirectos). Desde la cámara subrayan que el maní mantiene la “necesidad vital” de ser exento de impuestos como los derechos de exportación y otros, que constituyen un “grave obstáculo a su competitividad internacional y tienen solamente un fundamento de recaudación y no de control o regulador de precios del mercado interno”.
Analizan que la situación económica del sector en 2023 es extremadamente grave: por un lado el costo del producto es afectado negativamente por los “elevadísimos” valores de arrendamiento de los lotes en la siembra 2022, como consecuencia del aumento del precio de commodities luego del conflicto entre Rusia y Ucrania. Por otra parte, la sequía que redujo el rinde promedio de casi el 30% y con un área sembrada reducida un 10% aproximadamente.
Describen que ya se vio en otras oportunidades el “efecto desastroso” de las retenciones sobre la competitividad internacional de nuestro sector: “En los mercados donde la calidad del producto y del servicio son los elementos competitivos más importantes, por ejemplo, los países de la Unión Europea y el Reino Unido, pudimos mantener nuestra cuota de mercado. Sin embargo, en países donde los compradores son más sensibles al precio, como en el caso de Rusia, Ucrania y Argelia, la introducción de los derechos de exportación ha coincidido con una pérdida de cuotas de mercado en favor de Brasil”.
Plantean que los “beneficios” del nuevo tipo de cambio oficial se compensan automáticamente con los aumentos de costo, que son casi completamente denominados en dólares. Dan cuenta de que la aplicación de una retención del 15% requiere un rinde del 3,06 TM de grano/Ha, contra un rinde promedio de las últimas cinco campañas de 2,31 TM de grano/Ha (en la campaña de 2023, el rinde fue de 1,77 TM de grano/Ha.)
“Una pérdida de semejante magnitud, sumada a la provocada por la sequía del ciclo anterior, ocasionará la segura caída y destrucción de nuestra economía regional. Los costos industriales de igual manera se encuentran altamente ligados al dólar”, añade el texto.
El mercado de maní está compuesto por empresas exportadores e importadores de diferentes países los cuales definen el negocio mediante un precio fijado por contrato, estableciéndose volúmenes de entrega, periodos de entrega, pautas de calidad y el precio por lo que es “imposible trasladar el costo” de las retenciones.
La Argentina es “price-taker” y tiene que adecuar su oferta al precio internacional (principalmente del mercado de Rotterdam) en el cual compite con Estados Unidos, China, India, Brasil, Paraguay, Nicaragua, entre otros.
La cámara asegura: “Coincidimos con el gobierno en el diagnóstico general y las medidas en pos de terminar con el déficit fiscal crónico que padece la Argentina, consecuencia de las malas administraciones de los últimos 100 años. Ahora bien, la eliminación del déficit no puede realizarse a cualquier precio, a cualquier costo, perjudicando a industrias que llevan años y años tratando de consolidarse en el mercado internacional, sin ningún tipo de prebendas o favores del Estado, como es el caso de la industria del maní, que en sólo 50 años se ha transformado en el principal actor del mercado mundial, fundamentalmente de la mano del trabajo del sector privado y a pesar del Estado argentino”.
Por Gabriela Origlia para LN Campo