Desarrollo Económico & Social / Agricultura Familiar

Jorge Juárez integra el ambicioso proyecto de gestión de residuos y compostaje de Jujuy: ¿A qué apunta la iniciativa que logra producir hasta 400 toneladas de abono al año?

En el paraje Chanchillos, a más de diez kilómetros de la localidad jujeña de Palpalá, se levanta el Centro Ambiental Jujuy (CAJ)

Jorge Juárez integra el ambicioso proyecto de gestión de residuos y compostaje de Jujuy: ¿A qué apunta la iniciativa que logra producir hasta 400 toneladas de abono al año?
jueves 18 de enero de 2024

Enmarcado en la estrategia de Gestión Integrada de Residuos Sólidos Urbanos (GIRSU), ese lugar se convirtió en el primer centro de tratamiento de la provincia donde se procesan más del 70% de los desechos allí generados. Y como si eso fuera poco, también fabrican compost a gran escala que espera la aprobación de Senasa para ser comercializado.

Uno de los que mejor conoce el detrás de escena de este ambicioso proyecto es Jorge Juárez, capacitador y actual coordinador de la iniciativa, quien desde hace casi 30 años ha acompañado el desarrollo de la gestión de residuos en Jujuy.

“Yo trabajo en la producción de compost hace más o menos 28 años. Empecé con una experiencia de lombricultura en mi casa y de apoco me convertí en el ‘loco de las lombrices’. Si bien se conocía un poco sobre la actividad, no era tan popular como lo es ahora. Y la situación económica, que impactó en el costo de los productos para el agro, hizo que esto también tomara fuerza”, recuerda Juárez en conversación con Bichos de Campo.

“Tomé contacto con el Ministerio de Ambiente y Cambio Climático de Jujuy en 2009, cuando todavía era una secretaría. En aquel momento me contratan para una consultoría sobre la situación de los vertederos en la provincia. Fue un trabajo que me llevó cierto tiempo, pero gracias al que pudimos elaborar un informe para fortalecer la estrategia GIRSU, de Gestión Integrada de Residuos Sólidos Urbanos, que en ese momento era nacional”, relató el gestor.

Si bien en ese entonces el problema de los basurales a cielo abierto no era aún grave, Juárez celebró la puesta en marcha de esta acción en forma preventiva, porque la provincia no contaba con un plan adecuado para gestionar sus residuos.

“El relevamiento lo hicimos sobre dos rutas provinciales, una que va hacia La Quiaca y otra que va hacia Aguas Blancas, y detectamos un total de 28 vertederos. Había que tener un plan para tratar los residuos orgánicos porque sabemos que representan en torno a 50% del total de descartes. Pero era una novedad, por lo que se empezó a trabajar sobre la selección en origen y la clasificación. Eso me dio la posibilidad de presentar un pequeño proyecto para trabajar puntualmente sobre la fracción orgánica de los residuos sólidos orgánicos o FORSU”, contó Juárez.
Estos avances ciertamente contribuyeron a fortalecer la estrategia GIRSU, al punto tal de que se creó GIRSU Jujuy Sociedad del Estado, una empresa financiada por el gobierno provincial y por fondos del Banco Europeo de Inversión, con la asistencia técnica del Ministerio de Ambiente y Cambio Climático de la provincia.

Esa firma es la que hoy no solo lleva adelante la estrategia de recuperación de residuos orgánicos, sino también la gestión de residuos y materiales recuperables. Actualmente la empresa tiene tres estaciones de trabajo: una en la localidad del Libertador General San Martín, una en San Pedro, y la centra en Palpalá, que es el Centro Ambiental Jujuy (CAJ).

“En el CAJ es en donde desarrollamos la primera planta de compostaje a escala de la provincia, en la que recibimos los residuos de entre 27 y 30 comunidades, pueblos y ciudades de los alrededores de Palpalá. Lo cierto es que no todos vienen clasificados pero estamos avanzando con asistencia técnicas e iniciativas en esos lugares. Para el caso del compost estamos usando principalmente residuos industriales no especiales o RINES”, detalló Juárez

¿Cuáles son esos residuos? Principalmente aquellos provenientes de la industria ganadera como estiércol, de la tabacalera como polvo de tabaco, y los descartes de la poda y desmalezados urbanos.

En cantidades, el jujeño indicó que la planta tiene una capacidad de procesamiento de mil toneladas de residuos anuales. Sin embargo el régimen de ingresos varía. El polvo de tabaco que recibe ronda las 400 a 700 toneladas por año, los descartes de la poda se ubican en torno a las 500 toneladas, y el guano de animales apenas entre 12 y 14 toneladas. A futuro la empresa busca sumar también aquellos residuos orgánicos de ferias y mercados.

Hay que destacar en particular el trabajo para procesar el polvo de tabaco, ya que según Juárez es un residuo muy contaminante.

“Tiene mucha nicotina, un alcaloide que es tóxico en altas concentraciones. Si se acumula en forma descontrolada, de humedecerse puede liberar componentes tóxicos. Además es hidrófugo por lo que a veces rechaza el agua. Por ese motivo los operarios tienen que estar con los elementos de protección personal. Tenemos que trabajar con antiparras porque el polvo irrita todas las mucosas”, sostuvo Juárez.

Ahora bien, ¿cuál es el proceso para dar con este compost? El especialista explicó que es clave realizar una “receta” o balanceo de la relación carbono-nitrógeno de estos residuos, ya que es la única forma de dar con un producto estabilizado y de calidad.

“Es una relación que hay entre la cantidad de carbono y la cantidad de nitrógeno que tiene cada material, que se obtiene con ecuaciones sencillas. Nosotros buscamos una relación 30 a 1, 30 átomos de carbono por cada átomo de nitrógeno”, indicó.

Una vez hecha la mezcla, dado que se trabaja con un sistema de compostaje abierto, se empieza con el manejo que incluye volteos, riego, monitoreo de temperatura, de pH y de conductividad.

A eso le sigue a etapa de sanitización conforme lo indica la resolución conjunta 1/2019 de Senasa y la cartera de Ambiente, que es clave para asegurar su inocuidad y poder registrarlo para la venta.

“El sistema consiste en llevar el material a una temperatura superior a 55 grados y mantener, mediante volteos y humectación, esa temperatura por más de 10 días seguidos. Eso que hace que toda la carga microbiológica que no puede soportar temperaturas mayores a 40 grados, como el caso de Escherichia coli, Salmonella u otras bacterias que son peligrosas para la salud humana, mueren durante el proceso que se llama termófilo. Somos especialmente cuidadosos con eso”, afirmó Juárez.

Esto les ha perdido conseguir un compost clase A, que es aquel que no tiene restricciones de uso. El compost clase B, por el contrario, posee algunas restricciones al tener valores de contaminación cercanos o superiores al límite exigido por la norma.

Una vez que la sanitización está lista, el compost empieza su etapa de estabilización y maduración en pilas de acopio cubiertas, que evitan la desecación, insolación y el desarrollo de malezas sobre el producto.

“En este momento estamos en trámite de registro con Senasa para poder comercializarlo. Mientras tanto, se le está dando un uso benéfico al compost. ¿Qué significa eso? Que proveemos de compost a campañas de forestación, huertas comunitarias o para la creación de espacios verdes en barrios y centros vecinales. Esto lo podemos hacer porque nuestro producto está previamente analizado en laboratorio conforme lo indica la normativa 1/2019. Entendemos que los tramites en Senasa son bastante largos y complejos, por lo que esperamos tener el registro de libre comercialización a medidas de este año”, informó Juárez.

¿Cuánto compost obtiene por año?– le preguntamos.

Hay que calcular que el material que vos ingresas se reduce a la mitad. A nosotros en estos momentos nos quedan aproximadamente entre 300 a 400 toneladas de compost. Esto se debe a que no todos los materiales tienen el mismo peso específico. Los residuos de poda son voluminosos pero livianos por ejemplo. Por eso al final de cada partida volvemos a calcular el volumen y peso específico.

¿Cuánta gente trabaja actualmente en el CAF?

La planta comprende un área de clasificación, una cinta elevadora y una playa de transferencia, entre otras áreas. Allí trabajan 28 personas, más tres operarios en el área de compostaje. Ellos son integrantes de la Cooperativa del Norte. Lo que hizo el Ministerio de Ambiente y Cambio Climático fue capacitar a gente que estaba trabajando de manera informal dentro de los vertederos, haciendo su propio trabajo de recolectores, clasificadores y demás. De esa forma los constituyó en cooperativa, los capacitó y los contrata mediante la empresa GIRSU.

¿Deben estar alejados de las urbes por cuestiones de olores?

-Trabajamos en el medio del campo, pero lo cierto es que las plantas de compostaje no tienen olor. Si uno realiza bien el manejo del material y trabaja con la relación carbono-nitrógeno, además de los debidos volteos y humectación, el compostaje no tiene que generar olores. Solamente hay olores, por ejemplo, al momento del ingreso de algunos materiales como guanos y camas de pollo por el amoníaco que se libera. Por eso ya tenemos nuestra pequeña cortina forestal alrededor de la playa, que todavía es joven porque llevamos tres años recién.

¿Planean comercializar el producto únicamente en la provincia o colocarlo también en otras?

-Materiales como el compost, que tienen carga orgánica viva, necesitan permisos especiales para poder salir de los límites provinciales. Aún así, la provincia de Jujuy tiene una necesidad tremenda de este tipo de insumos, así que se va a destinar en principio para productores jujeños.

¿Qué se proyecta desde la cartera de Ambiente a largo plazo? ¿Qué les gustaría lograr con todo esto?

-Lo que queremos es replicar este tipo de unidades de procesamiento de residuos, porque no nos olvidemos que no solamente estamos dando una solución a la problemática de la materia orgánica residual, sino que también un insumo para la industria agrícola y la producción de alimentos. El sueño de todos es algún día tener no solo esta, sino varias plantas, y no solamente el compost, sino también plantas de recuperación de materiales que nos permitan alargar la vida útil de las celdas de enterramiento, reducir las dimensiones de los vertederos, reducir el impacto ambiental que se está generando ahí, y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Cuando la materia orgánica no recibe oxigenación y la descomposición se da netamente en condiciones anaeróbicas, ahí se produce metano que es 40 veces más calorífico que el dióxido de carbono.

A continuación, Juárez agregó: “Quisiéramos también, como parte de esta estrategia, crear conciencia ecológica, acercarnos a la gente con hechos demostrados, que ellos puedan ver los que se está haciendo con los residuos

Bichos de Campo



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