Por Agroempresario.com
En un artículo para La Nación, Natalia Iscaro explora el profundo simbolismo del color azul según María Laura Vidal de Bazterrica, experta en paisajismo y miembro del grupo Jardineras en Acción. Según Vidal de Bazterrica, el azul es más que un simple color; es un símbolo espiritual que se asemeja a la transparencia del aire, el agua, el cristal y el diamante. Evoca la vastedad del mar, el cielo y el espacio, invitando a perderse en ellos en lugar de bloquear la mirada.
Científicamente, se afirma que el azul emite vibraciones de equilibrio, armonía y alegría de vivir, ampliando los espacios y llenándose de luminosidad. Vidal de Bazterrica sugiere que entornos con reflejos azules, especialmente azul oscuro, son ideales para la meditación, ya que tienen un efecto pacificante en el sistema nervioso central, reduciendo la presión sanguínea y los ritmos cardíacos y respiratorios.
Además de su efecto calmante, el azul se considera un antídoto para diversas condiciones físicas como neuralgias, asma, reumatismos, crisis nerviosas e hipertensión, gracias a sus propiedades analgésicas y antiespasmódicas.
Psicológicamente, aquellos que prefieren el azul en pruebas de color revelan una necesidad de calma, paz, armonía y descanso. Por otro lado, el rechazo al azul puede indicar frustración y ansiedad, afectando la concentración y el bienestar emocional.
En el ámbito del paisajismo, el azul en el jardín, desde tonos celestes hasta lilas o violetas, recrea la paleta del cielo y los cuerpos de agua, aportando una sensación de serenidad y conexión con la naturaleza.
En conclusión, según Iscaro, integrar el azul en el entorno, ya sea en espacios interiores o exteriores, no solo embellece, sino que también promueve un estado mental y físico más saludable, proporcionando un refugio de tranquilidad y bienestar.