Por Agroempresario.com
En las suculentas no cactáceas, las épocas de crecimiento varían según el género. Algunas como los Kalanchoe muestran su esplendor desde el otoño hasta el invierno, con nuevas hojas que crecen en altura, luciendo particularmente hermosas durante esta temporada. Este crecimiento prepara el terreno para una floración que ocurre al final del invierno y comienzo de la primavera.
Las Aeonium, con su característica forma de roseta y tallos gruesos, también resplandecen en otoño con colores vivos y brillantes, embellecidas por el clima fresco.
Los Senecio son otra variedad que disfruta de los climas invernales, prefiriendo descansar durante el verano y floreciendo en el invierno tardío. Es crucial no excederse con el riego y protegerlas de las plagas. En otoño, sus hojas se vuelven brillantes y turgentes debido al frío, y sus flores coloridas, como el rojo, naranja o amarillo, aparecen a principios de la primavera o en invierno.
Las Aeonium, nativas de las islas Canarias y algunas regiones de África, también necesitan cuidados especiales en verano para evitar la pérdida de humedad. En otoño, se vuelven más coloridas y parecen revivir hasta alcanzar su plenitud en septiembre y octubre.
Otro ejemplo de suculenta que muestra su mejor aspecto en otoño es la Stapelia de la familia Apocynaceae, conocida por sus flores vistosas pero de olor desagradable, perceptible solo a corta distancia.
En resumen, las suculentas no cactáceas como los Kalanchoe, Aeonium, Senecio y Stapelia demuestran adaptaciones y ciclos de crecimiento distintivos que las hacen particularmente llamativas durante el otoño e invierno, ofreciendo una variedad de colores y formas que alegran cualquier espacio de jardín o hogar.