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Por Agroempresario.com
En las últimas dos décadas, los rendimientos de soja en Brasil han superado a los de Argentina en más de un 20%, consolidándose como el líder en la producción del cultivo. Un análisis de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) señala que este crecimiento ha sido impulsado por políticas de apoyo al productor, avances en mejoramiento genético y la adopción de tecnología avanzada.
Mientras que en Argentina los rendimientos de soja se mantuvieron estancados en 2,71 toneladas por hectárea desde la campaña 2000/01, Brasil experimentó un salto significativo, pasando de 2,77 a 3,43 toneladas por hectárea, lo que representa un crecimiento del 24%. Este avance le ha permitido a Brasil no solo aumentar su producción, sino también mejorar su competitividad en el mercado global de la soja.
El informe de la BCR destaca la necesidad urgente de innovaciones y políticas de apoyo en Argentina para cerrar esta brecha de productividad. Si el país lograra igualar los rendimientos de Brasil, podría aumentar su producción en más de 7 millones de toneladas adicionales, lo que se traduciría en un crecimiento significativo del procesamiento y las exportaciones. Este incremento, valorado en unos 3.054 millones de dólares, subraya la importancia de revisar las estrategias agrícolas actuales.
La brecha en rendimientos entre ambos países se debe a varios factores clave. Uno de los más importantes es el uso avanzado de semillas y tecnología en Brasil, impulsado por fuertes inversiones en investigación y desarrollo. Estas inversiones han sido posibles gracias a la ausencia de derechos de exportación (DEX) en el país vecino, lo que ha permitido a los productores reinvertir mayores ingresos en mejoras tecnológicas.
En contraste, Argentina ha enfrentado restricciones en este aspecto, limitando el crecimiento y la innovación en su sector agrícola. Además, la Ley de Protección de Cultivares de 1997 en Brasil ha sido fundamental para garantizar la propiedad intelectual de las semillas, promoviendo la innovación en el sector y contribuyendo a la creación de nuevas variedades de soja.
Por otro lado, la situación de los DEX en Argentina también ha influido negativamente en la adopción de innovaciones tecnológicas. En los últimos 20 años, Argentina recaudó casi 200.000 millones de dólares del sector agrícola, mientras que Brasil destinó 190.000 millones de dólares a inversiones en su campo. Este contraste, sumado a la brecha cambiaria en Argentina, ha actuado como un desincentivo para los productores de soja.
Finalmente, las diferencias climáticas entre ambos países también han jugado un papel crucial. La región del Mato Grosso en Brasil disfruta de un régimen de lluvias más estable, mientras que Argentina ha enfrentado déficits de precipitaciones significativos en los últimos años, afectando negativamente la producción de soja y ampliando la brecha en rendimientos con Brasil.
Este panorama destaca la necesidad de que Argentina revise sus políticas y estrategias agrícolas para recuperar la competitividad en el sector sojero y aprovechar el potencial de crecimiento que podría ofrecer la igualación de rendimientos con Brasil.
