Por Agroempresario.com
En un estudio reciente publicado por Nature Climate Change, investigadores de la Universidad de Birmingham han demostrado que los robles ingleses de 180 años, expuestos a niveles elevados de dióxido de carbono (CO2), han incrementado su producción de madera. Esta investigación, detallada por BBC Mundo, subraya la capacidad de los árboles maduros para adaptarse y contribuir a la lucha contra el cambio climático.
El experimento, conocido como FACE (Free Air Carbon Enrichment), se llevó a cabo en un bosque de 21 hectáreas en Staffordshire, Reino Unido. Desde 2016, los científicos han estado introduciendo CO2 en el aire del bosque para simular las condiciones futuras que el planeta podría enfrentar si no se toman medidas drásticas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
Tras siete años de seguimiento, los resultados son alentadores. Los robles expuestos a niveles elevados de CO2 han producido casi un 10% más de madera en compraración con aquellos en condiciones normales. Este aumento en la producción de madera permite a los árboles retener más CO2, contribuyendo a mitigar el calentamiento global al almacenar el gas durante períodos prolongados.
El profesor Rob MacKenzie, director del Instituto de Investigación Forestal de Birmingham y uno de los coautores del estudio, enfatiza la importancia de preservar los bosques maduros. “Esto es una prueba a favor de una gestión cuidadosa de los bosques existentes. Los bosques viejos están haciendo una gran cantidad de trabajo para nosotros. Lo que definitivamente no deberíamos hacer es talarlos”, afirmó.
A pesar de estos resultados positivos, MacKenzie advierte que este avance no debe interpretarse como una solución completa para el problema del cambio climático. “No hay absolutamente ninguna manera de que podamos transformar el mundo en suficientes bosques para seguir permitiéndonos quemar combustibles fósiles como lo estamos haciendo ahora”, declaró.
El experimento FACE se extenderá hasta 2031 para continuar monitoreando el comportamiento de los robles y evaluar posibles impactos en la biodiversidad, como los cambios en las especies de insectos. Los investigadores también buscan entender mejor cómo los niveles elevados de CO2 afectan la vida útil de los árboles y el ecosistema en su conjunto.
Este estudio subraya la importancia de proteger y conservar nuestros bosques maduros como una estrategia esencial en la lucha contra el cambio climático, resaltando la necesidad urgente de abordar las emisiones de gases de efecto invernadero de manera más efectiva.