Cómo planificar la campaña agrícola frente al desafiante escenario climático

Por Agroempresario.com

El actual panorama climático presenta grandes retos para el sector agropecuario, donde la escasez de lluvias y la amenaza de un fenómeno La Niña tardío ponen en alerta a los productores. Según el INTA, las precipitaciones recientes lograron mejorar el almacenamiento de agua en varias zonas, pero otras regiones aún enfrentan un déficit importante que condiciona las decisiones de siembra y manejo. Las perspectivas climáticas a mediano plazo sugieren un aumento en la probabilidad de lluvias deficitarias, por lo que será crucial implementar estrategias que maximicen la conservación del agua y garanticen la sostenibilidad de los cultivos durante esta primavera.

En gran parte del centro y norte del país, las lluvias de finales de agosto y principios de septiembre ayudaron a mejorar la humedad en los suelos, favoreciendo los cultivos de trigo en áreas como Buenos Aires y Santa Fe. Pablo Mercuri, del INTA, destacó la importancia de estas lluvias, especialmente en el norte de Buenos Aires, donde se observó una mejora significativa en la disponibilidad de agua superficial, permitiendo un avance en la siembra de cereales. Sin embargo, mencionó que amplias zonas, como La Pampa y el NOA, siguen a la espera de lluvias más consistentes para iniciar con confianza los ciclos productivos de primavera.

El agua es nuevamente el factor determinante para la productividad agrícola. Las proyecciones indican que la primavera podría transitarse con lluvias por debajo de lo normal, lo que obliga a los productores a estar atentos a la evolución del clima. Además, la especialista del INTA, María José Dickies, subrayó que las lluvias recientes en Santa Fe fueron esenciales para asegurar un buen inicio en la siembra de maíz. Los productores de esta región, donde las lluvias escasearon durante meses, ahora enfrentan la necesidad de aprovechar cada evento hídrico para asegurar una adecuada implantación de los cultivos.

Desde el INTA, se recomienda a los productores que consideren estrategias de siembra temprana como una medida eficaz para enfrentar el riesgo climático. La amenaza de la chicharrita del maíz, un insecto que puede afectar gravemente los cultivos, es otro factor que hace necesario ajustar las decisiones de manejo. A medida que las temperaturas del suelo se estabilizan, es fundamental planificar con anticipación para evitar pérdidas productivas.

En cuanto a las perspectivas a largo plazo, Natalia Gattinoni, del Instituto de Clima y Agua del INTA, explicó que se espera una transición hacia un evento La Niña tardío. Según los pronósticos actuales, este fenómeno podría materializarse en los últimos meses de la primavera, generando un escenario de lluvias irregulares y espaciadas. Esto afectaría a las provincias del centro y norte del país, especialmente en momentos críticos de demanda hídrica para los cultivos de verano.

La situación se complica aún más con la previsión de temperaturas superiores a lo normal en la primavera y verano, lo que podría intensificar los episodios de estrés térmico tanto para la producción agrícola como para la ganadera. Los productores deberán estar atentos a las alertas climáticas y utilizar herramientas como el Índice de Temperatura y Humedad (ITH) proporcionado por el INTA, que permite monitorear el estrés calórico en tiempo real.

La planificación de la campaña agrícola bajo estas condiciones climáticas será un verdadero desafío. La clave estará en combinar estrategias de manejo hídrico eficiente, innovación en prácticas agrícolas, y un monitoreo constante de las condiciones meteorológicas. Las herramientas tecnológicas y la información climática actualizada serán fundamentales para minimizar los riesgos y maximizar los rendimientos en un año marcado por la incertidumbre climática.

Con las lluvias cada vez más espaciadas y el calor en aumento, el manejo eficiente del agua y la adaptación a las condiciones cambiantes serán los pilares para superar esta difícil campaña.