Por Agroempresario.com
En el vibrante mundo de la gastronomía porteña, pocos nombres resuenan con tanto peso y trayectoria como el de la familia Mattei. En una reciente entrevista con La Nación, Mauricio Mattei, representante de la tercera generación de esta emblemática familia, desglosa los secretos de su éxito y las adaptaciones que han tenido que hacer para mantenerse relevantes en un sector en constante cambio.
Mauricio Mattei, actual dueño del restaurante El Caldén del Soho en Palermo, destaca la importancia de la tradición familiar en su enfoque gastronómico. "La calidad es un mandato familiar, no se negocia", afirma Mattei, subrayando que esta filosofía ha sido fundamental en el éxito de sus emprendimientos. Esta máxima, heredada de su padre Jorge y su abuelo Ángel, ha guiado a la familia a través de varias décadas de cambios en el mercado y en la cultura culinaria de Buenos Aires.
La historia de la familia Mattei en la gastronomía comienza con Ángel Mattei, quien emigró de Italia a Argentina en busca de un nuevo comienzo. En los años 60, Ángel abrió un carrito en la Costanera llamado Saint Tropez, que se convirtió en un punto de referencia para los comensales de la época. La tradición continuó con el icónico restaurante Los Años Locos, inaugurado en 1974, que atrajo a numerosas celebridades y se convirtió en un símbolo de la vibrante vida nocturna porteña.
"En los años 70 y hasta parte de los 80, todo el mundo salía a comer afuera", recuerda Jorge Mattei, padre de Mauricio, quien gestionó Los Años Locos hasta 1996. "La estrella era un bife de chorizo de medio kilo que no se lo terminaba nadie", añade, reflejando la opulencia y el éxito de la época. Los Años Locos no solo era famoso por su comida, sino también por su capacidad para abrir hasta las seis de la mañana, alimentando a una ciudad que nunca dormía.
Sin embargo, el cambio de siglo trajo consigo nuevos desafíos. En 1997, la familia Mattei abrió La Rosada en Puerto Madero, siendo pioneros en una zona que aún se estaba desarrollando. Aunque el restaurante cerró en 2004, la familia continuó con su legado gastronómico. Fue entonces cuando Mauricio, después de completar sus estudios en Economía, decidió asumir el desafío de gestionar El Caldén del Soho, un restaurante en el barrio emergente de Palermo.
"Al principio, fue un desafío", admite Mauricio. "El Caldén ya tenía una impronta palermitana, pero nosotros decidimos volver a la parrilla clásica, que es lo que mejor conocemos". Esta decisión, junto con la adaptación a un mercado en constante cambio, ha permitido que El Caldén del Soho se mantenga como un referente en la oferta gastronómica de Buenos Aires.
La pandemia de COVID-19 representó otro obstáculo significativo para el negocio. Mauricio relata que el cierre de diez meses y las restricciones hicieron casi imposible mantener la parrilla operativa a través del delivery. "La parrilla es muy difícil para trabajar con delivery. Comés un ojo de bife recién salido de la parrilla y no tiene nada que ver con el que viaja del restaurante a tu casa", explica. A pesar de estos desafíos, El Caldén del Soho logró reabrir con mesas al aire libre y una capacidad reducida, comenzando de nuevo desde cero.
Hoy en día, el restaurante sigue atrayendo a celebridades internacionales, aunque el perfil de los clientes ha cambiado. "Ya no tenemos la misma 'noche porteña' de antes, pero seguimos recibiendo a muchos turistas y personalidades", señala Mauricio. Un ejemplo memorable fue la visita del actor Matt Smith, conocido por su papel en La Casa del Dragón, quien, a pesar de la espera, regresó varias veces al restaurante.
El relato de Mauricio Mattei es una ventana a la evolución de la gastronomía en Buenos Aires y a la capacidad de adaptación y resistencia de una familia que ha sabido mantener su legado a través de décadas de cambio. Con un enfoque inquebrantable en la calidad y una profunda conexión con la tradición, la familia Mattei continúa marcando su huella en la vibrante escena culinaria de la ciudad.