Por Agroempresario.com
La Pompeya, ubicada en la Avenida Independencia del barrio de San Cristóbal, no es solo una panadería, sino un testimonio vivo de la herencia italiana en Buenos Aires. Fundada en 1920 por Luigi De Riso, un inmigrante de Salerno, esta panadería ha mantenido su horno centenario y sus tradicionales recetas a lo largo de más de un siglo. En una reciente entrevista con La Nación, Massimo Maresca, actual propietario y parte de la familia desde 1979, revela cómo la pasión y el compromiso con la calidad han permitido que La Pompeya siga siendo un pilar de la cultura gastronómica italiana.
Según Maresca, “La Pompeya ha sido un rincón especial para los amantes de la panadería italiana. Desde que era niño, mi familia y yo hemos sido clientes asiduos. Mi madre solía prepararme listas con los productos que necesitábamos, y la tradición ha continuado con mi propia familia.” Esta pasión por el oficio y el compromiso con la tradición han sido claves para el éxito de La Pompeya. En la entrevista, Maresca destaca cómo, a pesar de los desafíos, la panadería ha logrado mantener su esencia: “Todos los días son como si fueran el primer día en la panadería.”
El horno de ladrillos refractarios, que originalmente era alimentado a leña y luego adaptado a gas, sigue siendo el corazón de la panadería. Massimo Maresca explica que, aunque el negocio ha evolucionado, el compromiso con las recetas originales se ha mantenido intacto. “Adaptamos los cannoli a la materia prima y el gusto local, pero la esencia del producto sigue siendo la misma", señala. La variedad de cannoli ofrecidos, desde el tradicional siciliano con ricota y pistacho hasta innovaciones como el de Nutella y Bon o Bon, demuestra la habilidad de La Pompeya para combinar tradición y modernidad.
Además de los cannoli, la panadería es conocida por sus otros dulces tradicionales como la sflogliatella, el tiramisú y el pan dulce. La Pompeya también ha sabido adaptarse a las preferencias locales, incorporando nuevos productos como panini y focaccia, y ofreciendo café italiano para complementar la experiencia.
La Pompeya no solo ha sido un punto de encuentro para la comunidad italiana, sino también un lugar de encuentro para personalidades destacadas como Astor Piazzolla y Eduardo Bergara Leumann. “El vínculo con nuestros clientes es muy especial", afirma Maresca. “No solo vendemos pan y dulces, sino que también somos parte de sus recuerdos y celebraciones.”
Con una historia rica y una tradición inquebrantable, La Pompeya continúa siendo un símbolo de la herencia italiana en Buenos Aires, preservando el sabor y la cultura de Italia en el corazón de San Cristóbal. La pasión de Massimo Maresca y su familia asegura que esta panadería, con su horno siempre encendido, seguirá siendo un faro de autenticidad y tradición durante muchos años más.