Por Agroempresario.com
En los últimos años, lo que anteriormente se consideraba un desecho problemático para los productores avícolas se ha convertido en un producto cada vez más valorado. Así lo destaca un artículo publicado en La Nación, donde se menciona que el guano, las excretas de gallinas, ha dejado de ser un costo para los productores que debían pagar para que lo retiraran de sus instalaciones. Cada vez son más quienes encuentran un valor agregado en su utilización, ya sea como abono en sus propias instalaciones o vendiéndolo a agricultores, especialmente a aquellos dedicados a la horticultura y producción de frutas, por las propiedades que aporta al suelo.
Según la Cámara Argentina de Productores Avícolas (Capia), al menos un 70% de las 350 granjas que la integran ya otorgan este tipo de utilidad al guano. “El guano empezó siendo un problema en la granja, pero con el tiempo logramos convertirlo en un producto que la gente realmente valora”, relata Ricardo Raúl Cangelosi, de Granja San Miguel, ubicada en Bahía Blanca. Cangelosi utiliza el guano tanto para fertilizar sus propios cultivos como para comercializarlo, generando aproximadamente 30 toneladas diarias a partir de unas 300.000 gallinas. En su región, el guano seco se paga alrededor de 30 dólares por tonelada.
El guano es altamente nutritivo y mejora la estructura, fertilidad y calidad del suelo gracias a su alto contenido de materia orgánica. “Es un producto muy valorado, especialmente por quienes se dedican a la horticultura y la agricultura, ya que es completamente orgánico y aporta numerosos nutrientes al suelo”, explica Cangelosi en el artículo de La Nación. Además, este fertilizante presenta ventajas significativas frente a los sintéticos, ya que no se volatiliza fácilmente. “Podés aplicar guano y, aunque haya un año de sequía, se aprovechará la aplicación”, añade.
No obstante, uno de los principales desafíos ha sido el manejo del guano. “Antes no se utilizaba tanto debido a lo complicado que es manejarlo, pero quienes saben que es un buen producto lo valoran”, aclara Cangelosi. La conversión del guano fresco en un fertilizante útil requiere un esfuerzo adicional, ya que contiene un 75-80% de humedad y necesita ser secado antes de su uso. Cangelosi utiliza máquinas volteadoras para facilitar este proceso, que puede llevar de una semana a diez días.
Por su parte, Juan Kutulas, de la empresa Huevos K en Salta, también utiliza el guano, aplicándolo en sus propios campos y vendiendo el excedente. “Los sistemas de producción nuevos son automáticos y permiten que el guano salga con bastante menos humedad”, indica Kutulas. Sin embargo, aunque reconoce los beneficios, sostiene que “todavía no lo aprecian del todo los productores”, lo que mantiene su valor relativamente bajo en algunas zonas.
Con la creciente valorización del guano en el mercado agrícola, se espera que su utilización continúe en aumento, transformando lo que alguna vez fue considerado un problema en una valiosa oportunidad para los productores avícolas y agrícolas. La historia del guano es un ejemplo claro de cómo un cambio en la percepción y el manejo de un recurso puede derivar en beneficios económicos significativos, tanto para los productores como para el medio ambiente.