Por Agroempresario.com
En una medida que generó múltiples reacciones en el ámbito agropecuario, el vocero presidencial Manuel Adorni anunció la eliminación de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), para ser reemplazada por la Agencia de Recaudación y Control Aduanero. El objetivo declarado por el Gobierno es reducir la estructura estatal y optimizar los recursos, logrando un ahorro presupuestario de $6400 millones. Según Adorni, “la nueva agencia reducirá un 34% los cargos públicos y trasladará a disponibilidad unos 3100 empleados incorporados irregularmente en la gestión anterior”.
Este anuncio, que fue recogido por La Nación, provocó reacciones diversas entre los referentes del sector agropecuario, quienes saludaron la posibilidad de una mayor eficiencia pero expresaron inquietud por la eventual pérdida de funciones clave en la fiscalización.
Nicolás Pino, presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA), destacó la importancia de reducir la carga impositiva sobre el campo, señalando que la eliminación de ciertos impuestos podría “permitir invertir y generar empleo en las provincias”. Las citas fueron tomadas del artículo publicado en La Nación.
Por su parte, Ignacio Kovarsky, presidente de Carbap, celebró la medida, criticando los “altos salarios en el sector público” y los “nombramientos a dedo”. Además, enfatizó que es fundamental mantener solo a quienes estén capacitados para ocupar sus cargos.
Sin embargo, otras voces dentro del agro advirtieron sobre los riesgos de esta reforma. Gustavo Idígoras, presidente de Ciara-CEC, sostuvo que “la nueva agencia no debe comprometer las funciones de control ni reducir los niveles de fiscalización”, señalando que una transición sin claridad podría impactar negativamente en el comercio exterior.
En el mismo sentido, José Martins, presidente de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, subrayó que “será fundamental esperar la letra fina de las medidas” para evaluar su impacto real. Aunque la reestructuración busca mejorar la eficiencia, algunos empresarios expresaron que cualquier error en su implementación podría generar “entorpecimientos” en el sistema impositivo.
Con el foco puesto en la austeridad y la optimización de recursos, la transformación de la AFIP plantea interrogantes sobre cómo se garantizarán los controles necesarios sin descuidar la recaudación y el comercio exterior.