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Fernando Aguerre, uno de los referentes más importantes del surf a nivel mundial, decidió dar un giro radical a su vida tras vender la empresa Reef, que fundó junto a su hermano. De California, donde vivió una vida cómoda y exitosa, regresó a su tierra natal, Mar del Plata, y en particular a Chapadmalal, un lugar que había conquistado en su juventud, para comenzar una nueva etapa empresarial y personal.
Fernando nació en Mar del Plata, una ciudad en la que el océano no solo modela el paisaje, sino también el carácter de sus habitantes. Desde joven, se sintió atraído por las olas, y fue en el surf donde encontró su verdadera pasión. “Con mi hermano Santiago pasábamos largos meses en la playa, metidos en el mar”, recuerda Aguerre. La conexión con el océano se volvió una parte esencial de su vida, y junto a su hermano fundó la primera Asociación Argentina de Surf en 1979, liberando la práctica del surf en un contexto difícil marcado por la dictadura militar.
El surfista se radicó en California en los años 80, donde consolidó su carrera y se convirtió en un referente del mundo del surf. Pero el regreso a Argentina siempre fue una constante en su mente. En 1999, decidió invertir en un terreno de 100 hectáreas en Chapadmalal, cerca de Mar del Plata, un terreno que adquirió junto a su hermano Santiago por US$2 millones. Ese terreno se convertiría en el centro de un ambicioso proyecto inmobiliario que hoy se conoce como Olas Chapadmalal.
La historia de su vida empresarial comenzó en 1984, cuando él y su hermano fundaron Reef, una marca de calzado que revolucionó el mercado mundial del surf. En un principio, empezaron con tan solo US$4,000 y un pequeño departamento en California. A través de una estrategia que buscaba importar productos de Sudamérica a Estados Unidos, conectaron con fábricas de Brasil y encontraron el material perfecto para crear sandalias ergonómicas con un diseño innovador. Su producto, una alternativa a las típicas ojotas, fue un éxito rotundo: en su primer año vendieron 250,000 piezas.
Reef fue la primera marca de surf fundada y dirigida por latinoamericanos, una marca que no solo representó un producto, sino también una filosofía vinculada a la vida cerca del mar. En 2005, Aguerre y su hermano vendieron el 20% de Reef a VF Corp. por aproximadamente US$187.7 millones, lo que les permitió obtener US$37 millones. A pesar de la magnitud de la venta, Aguerre asegura que la decisión fue personal y familiar, ya que la empresa se había vuelto demasiado grande y la relación con su hermano se estaba viendo afectada por las tensiones internas. “Decidimos vender para darle más tiempo a nuestras familias y al deporte que tanto amamos”, afirmó.
A pesar de su éxito empresarial, Fernando nunca perdió el contacto con sus raíces. Tras la venta de Reef, él y su familia decidieron mudarse a Chapadmalal, un lugar con un fuerte lazo emocional para él, donde decidió invertir en un proyecto inmobiliario que reflejara sus valores de respeto por la naturaleza. Adquirido en 1999, el terreno de 100 hectáreas fue el lugar ideal para desarrollar Olas Chapadmalal, un barrio cerrado que busca integrar el urbanismo con la preservación del entorno natural.
La clave del proyecto fue siempre mantener la biodiversidad y respetar el paisaje único de la zona. “Este terreno tiene más de 13,000 árboles, y en los últimos 20 años hemos plantado más de 7,000 árboles adicionales”, asegura Aguerre. La urbanización se pensó de manera que favorezca la coexistencia con la flora autóctona, respetando la integridad del ecosistema local. A diferencia de lo que estipula la normativa provincial, que exige que los desarrolladores destinen el 30% del terreno a espacios comunes, Aguerre decidió reservar el 50% para preservar la biodiversidad, limitando la venta de lotes a solo 350, en lugar de los 1,000 que podría haber vendido.
La primera etapa de Olas Chapadmalal está en pleno desarrollo, con 152 lotes que van desde los 1,500 a los 1,600 metros cuadrados. Actualmente, alrededor de 40 lotes ya han sido vendidos, y se espera que el proyecto continúe expandiéndose, con una expectativa de comercialización de 198 terrenos adicionales. Los compradores pueden adquirir lotes a un precio de US$100 por metro cuadrado, con un valor aproximado de US$150,000 por cada terreno.
El diseño paisajístico de Olas Chapadmalal estuvo a cargo del reconocido estudio Carlos Thays, y el proyecto se distingue por ser el primer barrio cerrado de la zona en contar con gas natural. Con este proyecto, Fernando busca no solo contribuir al crecimiento de Chapadmalal, sino también ofrecer un estilo de vida que valore la tranquilidad y el contacto directo con la naturaleza, algo que siempre fue central en su vida.
El crecimiento urbano en Chapadmalal y sus alrededores ha sido constante en las últimas décadas, y el área comienza a ser vista como un punto de expansión natural de Mar del Plata. Este tipo de desarrollos inmobiliarios está marcando una tendencia que va más allá de la construcción de viviendas, convirtiéndose en un reflejo de un estilo de vida más tranquilo y conectado con el medio ambiente. Aguerre, con su visión única, continúa avanzando en la construcción de este proyecto, que representa tanto su legado personal como su compromiso con su tierra natal.