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Por Agroempresario.com
El presidente Javier Milei, en su discurso en la CPAC, manifestó la intención de Argentina de ser el primer país en sumarse al acuerdo de reciprocidad comercial promovido por Donald Trump. Sin embargo, las implicancias de esta medida en el comercio exterior argentino son complejas, dadas las limitaciones del Mercosur y las políticas proteccionistas de Estados Unidos.
El principio de reciprocidad comercial propuesto por Trump implica que dos países que comercian entre sí deben aplicar el mismo nivel de aranceles a cada producto. Por ejemplo, si EE.UU. aplica un arancel del 3% a la importación de hierro, el país socio también debe fijar la misma tasa. En caso contrario, podría enfrentar represalias comerciales.
Estados Unidos ya es una de las economías con aranceles más bajos del mundo, por lo que esta medida impactaría en numerosos países, incluyendo a Argentina. La estrategia de Trump también desafía los principios de la Organización Mundial del Comercio (OMC), en especial la cláusula de "Nación Más Favorecida", que impide aplicar aranceles diferenciados fuera de acuerdos comerciales o uniones aduaneras.
El principal escollo que enfrenta Argentina para adherirse al acuerdo de Trump es su pertenencia al Mercosur, una unión aduanera que impone un arancel externo común a todos sus miembros. Si Argentina intentara negociar un acuerdo de reciprocidad con EE.UU., estaría violando esta norma o tendría que solicitar una excepción dentro del bloque.
Otro factor clave es que los principales impedimentos para las exportaciones argentinas a EE.UU. no son los aranceles, sino una serie de regulaciones técnicas, fitosanitarias y ambientales. Productos como biocombustibles, aceite de soja, carnes, cítricos, miel y maní han enfrentado restricciones por medidas antidumping y cupos de importación. Además, la reciente decisión de Trump de aumentar los aranceles al acero y aluminio al 25% afectará directamente a empresas como Tenaris y Aluar, que exportan a EE.UU. por cerca de USD 600 millones anuales.
Existen diversos tipos de acuerdos comerciales que podrían influir en la estrategia de Milei:
Son acuerdos limitados a ciertos productos y permiten la reducción de aranceles para sectores específicos. Para Argentina, un ACE con EE.UU. podría facilitar el acceso a mercados clave, pero requeriría una dispensa del Mercosur o incluso la salida del bloque.
Estos acuerdos eliminan aranceles en todas las posiciones arancelarias entre los países firmantes. En teoría, permitiría a Argentina mejorar su acceso a EE.UU., pero también obligaría a abrir su mercado a productos estadounidenses, lo que podría generar dificultades para la industria local.
El antecedente más cercano es el T-MEC (Tratado entre México, EE.UU. y Canadá), en el que Trump impuso modificaciones unilaterales. Esto demuestra que, incluso bajo un TLC, EE.UU. puede aplicar medidas proteccionistas según su conveniencia.
Es el modelo del Mercosur, donde los países miembros eliminan aranceles internos y establecen un arancel externo común. Esta estructura impide que Argentina negocie un TLC independiente con EE.UU. sin abandonar el bloque.
Ejemplificada por la Unión Europea, implica una integración total con moneda y regulaciones comunes. No es una opción para Argentina en el corto plazo, pero marca el nivel más alto de cooperación económica posible.
Marcelo Elizondo, experto en comercio internacional, destaca que los Tratados de Libre Comercio se han convertido en la norma global. Actualmente, la OMC registra 372 acuerdos de este tipo en vigencia, cubriendo el 70% del comercio mundial. Sin embargo, también hay una creciente tendencia proteccionista liderada por figuras como Trump y Milei, que buscan reducir regulaciones internacionales.
Si Argentina busca adherirse a la reciprocidad comercial de Trump, deberá resolver su situación dentro del Mercosur y enfrentar las barreras técnicas que limitan su acceso a EE.UU. Sin una estrategia clara, el impacto podría ser más perjudicial que beneficioso para la economía nacional.
