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Por Agroempresario.com
Un reciente hallazgo ha traído una bocanada de esperanza para la conservación de una de las especies más emblemáticas de la fauna sudamericana: la ranita de Darwin. Un equipo de guardaparques argentinos y chilenos descubrió una nueva población de este diminuto anfibio en el Parque Nacional Vicente Pérez Rosales, en la región de Los Lagos, Chile, a solo metros del Lago Llanquihue. Este hallazgo no solo representa un triunfo para la biología, sino también un paso importante en la lucha contra la extinción de una especie única en su tipo.
La ranita de Darwin (Rhinoderma darwinii), conocida por su capacidad para camuflarse entre las hojas gracias a su coloración y forma, había desaparecido de esta región durante varios años. Su pequeño tamaño, de apenas 3 cm, y su peculiar fisiología, que le permite sobrevivir sin depender de cuerpos de agua como otros anfibios, hacen de ella una especie fascinante. Sin embargo, a pesar de su resistencia, la ranita de Darwin ha sido gravemente afectada por la destrucción de su hábitat y enfermedades como la quitridiomicosis, una infección fúngica que ha diezma poblaciones de anfibios en todo el mundo.
El descubrimiento de la nueva población de ranitas, que en este caso fueron observadas en una zona protegida de Chile, es un rayo de luz en medio de un panorama sombrío para esta especie. “68 ranitas de Darwin fueron vistas inesperadamente en lo que representa no solo una nueva población para la especie, sino también una de las más numerosas que se conocen en la actualidad”, aseguró un portavoz de la ONG Ranita de Darwin. Este hallazgo se produjo en febrero pasado, cuando un grupo de guardaparques de Chile y Argentina, que participaron en una jornada de capacitación organizada por esta organización, avistaron a las ranitas en un sector del Parque Nacional Vicente Pérez Rosales, uno de los parques nacionales más antiguos de Chile, que abarca casi 1 millón de hectáreas de ambientes naturales intactos.
La ranita de Darwin es conocida por un fenómeno reproductivo único en el reino animal: los machos crían a los renacuajos en su saco vocal hasta que estos completan su metamorfosis. Este comportamiento, que la convierte en el único anfibio conocido con esta particularidad, ha sido una característica fascinante desde su descubrimiento por el naturalista británico Charles Darwin en 1834. Sin embargo, la especie se enfrenta a una crisis debido a la pérdida de su hábitat natural y a la propagación de enfermedades fúngicas, lo que la ha colocado en la lista de especies en peligro de extinción de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
En este contexto, la confirmación de la nueva población de ranitas de Darwin es un avance importante para los esfuerzos de conservación. Según Alexis Gajardo Rivas, guardaparque y encargado del Programa de Conservación del Parque Nacional Vicente Pérez Rosales, este descubrimiento subraya la importancia de los esfuerzos conjuntos de conservación entre Argentina y Chile. “Nuestro compromiso es realizar un monitoreo a largo plazo de las poblaciones de ranita de Darwin identificadas en el área protegida, desarrollando estrategias efectivas para su conservación”, explicó.
Además, la colaboración binacional entre Argentina y Chile, que comenzó en 2018 con la Estrategia Binacional de Conservación de las Ranitas de Darwin, ha sido fundamental para implementar estrategias de protección y monitoreo en ambas naciones. A través de esta estrategia, se espera que los guardaparques de ambos países trabajen en conjunto para monitorear las poblaciones de ranitas y, a su vez, proteger los ecosistemas en los que habitan.
El hallazgo de la ranita de Darwin en el Parque Nacional Vicente Pérez Rosales también resalta la grave situación de una especie hermana: la ranita de Darwin del Norte (Rhinoderma rufum), que no ha sido observada desde 1981 y actualmente está clasificada como “En Peligro Crítico”. Esta especie habitaba los bosques nativos de la Cordillera de la Costa en Chile, pero debido a la pérdida de su hábitat y la propagación de enfermedades, ha desaparecido de la región.
La desaparición de la ranita de Darwin del Norte subraya la importancia del monitoreo continuo y de los esfuerzos de conservación para evitar que la ranita de Darwin del Sur siga el mismo destino. Según Andrés Valenzuela, presidente de la ONG Ranita de Darwin, este tipo de descubrimientos no solo ayuda a proteger a la especie, sino también a preservar el ecosistema en su totalidad. “Estamos utilizando a la Ranita de Darwin como bandera en la lucha por la protección del bosque nativo y de las comunidades que dependen de este importante ecosistema”, explicó Valenzuela.
A medida que los esfuerzos de conservación en la región se intensifican, el descubrimiento de nuevas poblaciones de la ranita de Darwin ofrece una esperanza renovada para la especie. La clave de su supervivencia, sin embargo, radica en la colaboración continua entre los dos países, en la protección de los hábitats naturales y en la implementación de estrategias de conservación eficaces para mitigar las amenazas que enfrenta este emblemático anfibio de la Patagonia.
