Por Agroempresario.com
La agroindustria argentina vivió un 2024 récord en términos de procesamiento de oleaginosas, alcanzando su cuarto mayor nivel histórico con 46 millones de toneladas procesadas. Este volumen es el más alto desde 2017 y coloca al sector como uno de los pilares fundamentales de la economía nacional, superando las expectativas en un año marcado por desafíos climáticos.
Este crecimiento fue posible gracias a la eficiencia alcanzada en el uso de la capacidad instalada, que vio una reducción del 42% en la capacidad ociosa de las fábricas. De hecho, la tasa de utilización de la capacidad instalada se acercó al 70%, lo que equivale a niveles similares a los de antes de 2018. A pesar de una cosecha de soja inferior a la de años anteriores —alrededor de 7 millones de toneladas menos que en 2017—, la agroindustria logró un desempeño destacado, ubicándose entre los registros más altos de la historia.
En cuanto a la molienda de soja, el país alcanzó un total de 42,2 millones de toneladas procesadas, un 55% más que en 2023 y un 6% por encima del promedio de la última década. Según Matías Contardi y Emilce Terré, autores del informe de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), "a pesar de que la oferta doméstica de soja no fue excepcional, proporcionalmente se procesaron muchos más granos que los exportados, logrando una de las tasas de industrialización más altas del siglo".
Otro factor crucial para el abastecimiento de la industria fue la importación de soja. Argentina importó 7,6 millones de toneladas, con Paraguay como principal proveedor. Aunque este volumen representó una caída del 30% respecto a 2023, debido a la histórica sequía que afectó la campaña 2022/23, se trató del segundo mayor registro de importación en la historia del país. La soja importada representó el 18% del total de la molienda, un componente vital para mantener el rendimiento de la industria a pleno.
Las exportaciones de aceites y derivados de soja fueron otro pilar del crecimiento de la industria. En 2024, las exportaciones alcanzaron un récord histórico de 7,7 millones de toneladas, con un valor de US$7.167 millones, un incremento del 50% en comparación con el año anterior. Este aumento en los volúmenes exportados fue impulsado por la alta demanda internacional de aceites vegetales y por una oferta global restringida.
Además, las exportaciones totales del complejo oleaginoso —que incluyen aceites de soja y girasol— aumentaron un 62% en volumen respecto al año anterior, consolidando a Argentina como un jugador clave en el mercado global de aceites vegetales. A pesar de los altibajos en los precios internacionales y los desafíos climáticos internos, el sector agroindustrial argentino supo adaptarse y capitalizar la alta demanda externa, logrando un desempeño excepcional.
En un contexto de incertidumbre global, el sector oleaginoso argentino se consolidó como un motor de la economía, no solo gracias a la sólida demanda internacional, sino también por su capacidad para optimizar sus recursos y seguir siendo competitivo a nivel mundial. Con estos resultados, la industria se perfila como un actor fundamental en el crecimiento sostenido del país en el comercio de aceites vegetales.