Por Agroempresario.com
Yvon Chouinard, un nombre legendario en los mundos de la escalada y los negocios, demuestra que la pasión por la naturaleza y la sostenibilidad pueden integrarse con el éxito empresarial. A sus 86 años, el fundador de Patagonia continúa siendo un modelo de innovación y compromiso, rompiendo esquemas tanto en la industria de la moda como en la conservación ambiental. Su reciente visita a Bariloche para inaugurar Casa Frey, un nuevo local de la marca, permitió una mirada reflexiva sobre su vida, sus logros y su visión para el futuro.
Nacido en Maine, Estados Unidos, Yvon Chouinard nunca se consideró un hombre de negocios. Su pasión por los deportes extremos, como la escalada y el surf, lo llevó a crear herramientas y ropa diseñadas para resistir los rigores de la naturaleza. Lo que comenzó como un pequeño emprendimiento en un garaje evolucionó hasta convertirse en Patagonia, una de las empresas más icónicas y exitosas del mundo, con ingresos anuales de más de 1300 millones de dólares.
En Casa Frey, un espacio restaurado con enfoque en la sostenibilidad y la historia local de Bariloche, Chouinard compartió su filosofía de vida. "Nunca quise ser un empresario. Solo quería resolver problemas para hacer mejor lo que amaba hacer: escalar, surfear, estar en la naturaleza", afirmó mientras caminaba entre los asistentes. Vestía una polera simple y pantalones de trekking, encarnando el espíritu de la marca que fundó.
Desde su fundación, Patagonia ha sido pionera en prácticas empresariales responsables. En 2022, Chouinard tomó una decisión sin precedentes al donar todas las acciones de la empresa a dos entidades: Holdfast Collective, un fideicomiso dedicado a la lucha contra el cambio climático, y el Patagonia Purpose Trust, encargado de garantizar que las ganancias de la empresa se destinen exclusivamente a iniciativas ambientales. “Ahora la Tierra es nuestro único accionista”, expresó Chouinard, quien ve en esta acción un legado que trasciende las generaciones.
La visión detrás de Patagonia siempre ha estado alineada con la protección del medio ambiente. Su misión, actualizada recientemente, declara: "Estamos en este negocio para salvar nuestro hogar, el planeta Tierra". Bajo este enfoque, la empresa no solo se limita a producir ropa y equipos sostenibles, sino que también destina un porcentaje significativo de sus ingresos a causas de conservación y activismo.
La inauguración de Casa Frey no fue solo un evento comercial, sino también un homenaje a la historia y la cultura de la Patagonia argentina. La propiedad, que alguna vez perteneció a la familia Frey, fue cuidadosamente restaurada para reflejar los valores fundamentales de la marca. Chouinard, junto a su esposa Malinda Pennoyer, trabajó para crear un espacio que funcione como un regalo para la comunidad local.
“Queríamos que Casa Frey representara nuestra conexión con esta tierra y que sirviera como un lugar de encuentro. Algo que sea valioso para la comunidad”, explicó Chouinard. Durante la ceremonia, elogió el esfuerzo de su esposa, quien ha sido una figura clave en la identidad estética y cultural de Patagonia.
Uno de los pilares del éxito de Patagonia ha sido su enfoque en las relaciones humanas. Chouinard recordó cómo los inicios de la empresa estuvieron marcados por la camaradería y la amistad. "Comenzamos como un grupo de amigos apasionados que queríamos hacer las cosas de manera diferente", comentó. Este espíritu de colaboración ha sido clave para mantener una cultura familiar dentro de la empresa, incluso mientras crecía a escala global.
“En un mundo corporativo donde la esperanza de vida promedio de una empresa es de 18 años, nosotros llevamos 53 y queremos duplicarlo. Eso solo es posible trabajando juntos y con valores sólidos”, afirmó el fundador.
Para Chouinard, el verdadero éxito empresarial radica en la autenticidad y la innovación. Ofreció consejos para las nuevas generaciones que buscan emprender con propósito: “No traten de competir en el juego de otros. Inviertan en crear productos únicos que realmente agreguen valor. Inventen sus propios juegos y siempre serán ganadores”.
Su enfoque no solo ha sido clave en el desarrollo de Patagonia como marca, sino también en la transformación de las reglas del comercio. Desde promover el consumo responsable hasta garantizar prácticas éticas en la cadena de suministro, cada decisión refleja un compromiso inquebrantable con la sostenibilidad.
La relación de Chouinard con la naturaleza no solo ha moldeado su vida personal, sino también la filosofía detrás de Patagonia. "Todo lo que hago proviene de mi conexión con el entorno natural", explicó. Su amor por la Patagonia, región que descubrió en 1968 gracias a su amigo Doug Tompkins, ha sido una fuente constante de inspiración.
Cada vez que visita Bariloche, Chouinard encuentra tiempo para disfrutar de las bellezas naturales de la región. “Las truchas más grandes siempre me llaman, pero las responsabilidades no me permiten venir tan seguido como quisiera”, confesó entre risas.
Para Yvon Chouinard, el futuro de los negocios pasa por repensar el modelo económico actual y adoptar prácticas más sostenibles y comunitarias. “Mi mensaje para los jóvenes es: no tengan miedo de innovar y luchar por lo que creen. No tienen nada que perder y mucho que ganar”, enfatizó.
La historia del fundador de Patagonia no es solo un testimonio de éxito empresarial, sino un ejemplo de cómo combinar pasión, propósito y responsabilidad social. En un mundo marcado por desafíos ambientales y económicos, Chouinard demuestra que es posible construir un modelo sostenible que inspire a otros a hacer la diferencia.
Su legado, tanto como escalador y empresario, seguirá influenciando a generaciones futuras que busquen un camino más equilibrado entre la humanidad y la naturaleza.