Abejas bajo vigilancia: cómo Argentina combate el ingreso del escarabajo que amenaza la apicultura

Senasa refuerza controles y alerta por el Pequeño escarabajo de las colmenas en fronteras

Abejas bajo vigilancia: cómo Argentina combate el ingreso del escarabajo que amenaza la apicultura
lunes 26 de mayo de 2025

Por Agroempresario.com 

En el Día Mundial de las Abejas, el llamado a proteger a estos insectos polinizadores esenciales resonó con fuerza en todo el país. Pero más allá del simbolismo de la fecha, en Argentina el mensaje adquiere una urgencia concreta: el Pequeño escarabajo de las colmenas (PEC), una plaga presente en Brasil, Bolivia y Paraguay, sigue siendo una amenaza latente para el sector apícola. Frente a este riesgo sanitario, el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) intensifica acciones de control, prevención y capacitación, con el objetivo de impedir el ingreso del insecto al territorio nacional.

Argentina es uno de los principales exportadores mundiales de miel y la apicultura representa una actividad clave para miles de pequeños y medianos productores. Por eso, mantener a raya al PEC no es solo un asunto de sanidad animal, sino también una cuestión económica, ambiental y social. De acuerdo con el Senasa, el ingreso del escarabajo causaría “graves daños productivos y comerciales”, afectando la producción de miel, debilitando colmenas y comprometiendo la biodiversidad de los ecosistemas.

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Controles en frontera: la primera línea de defensa

Desde que se declaró la alerta sanitaria en 2016 mediante la Resolución 302, Senasa implementó un sistema integral de vigilancia y control en los pasos fronterizos terrestres, aéreos y portuarios. En esos puntos estratégicos, inspectores especializados revisan equipajes, cargamentos y materiales apícolas para detectar el posible ingreso del escarabajo o de elementos que puedan transportarlo.

Entre los productos de riesgo se incluyen abejas reinas, núcleos de colmenas, propóleos, ceras, polen, mieles sin procesar y materiales vivos que viajan dentro de pequeñas cajas. Si durante las inspecciones se encuentra alguno de estos elementos sin la documentación correspondiente, el procedimiento es inmediato: se labra un acta, se decomisa la mercadería y se destruye en presencia del usuario.

“Este tipo de controles no son simples rutinas burocráticas: son un escudo sanitario que protege toda una cadena productiva”, explicaron desde el organismo. Además de las inspecciones físicas, Senasa se apoya en alertas inteligentes, capacitaciones permanentes y una red de colaboración con las autoridades fitosanitarias de países limítrofes.

Apicultores y técnicos, socios clave

Pero el trabajo de vigilancia no termina en las fronteras. En territorio nacional, Senasa articula con productores apícolas, técnicos y cooperativas para construir una red de detección temprana. Los apicultores, por su contacto directo con las colmenas, son los primeros que pueden advertir síntomas de la plaga y dar aviso a las autoridades.

El organismo refuerza constantemente la capacitación en campo, con materiales gráficos, charlas técnicas y videos educativos que permiten reconocer los signos del escarabajo: presencia de larvas en panales, miel fermentada o colmenas debilitadas, entre otros indicadores.

La notificación inmediata es obligatoria ante cualquier sospecha. “Detectar a tiempo es lo que permite actuar rápido y evitar una propagación que, una vez iniciada, es difícil de frenar”, advirtieron fuentes del Senasa.

Una amenaza regional

El Aethina tumida, nombre científico del Pequeño escarabajo de las colmenas, es originario del África subsahariana. En las últimas décadas se ha expandido por América del Norte, Sudamérica y Oceanía, aprovechando la globalización del comercio apícola y la movilidad de las colmenas para la polinización.

En la región, su presencia está confirmada en Brasil desde 2016, donde provocó serias pérdidas económicas. También se detectó en Bolivia y Paraguay, lo que aumenta la presión sanitaria sobre Argentina. Hasta el momento, el país se mantiene libre del PEC, pero la amenaza sigue latente.

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“El riesgo no es hipotético. Está en la región. La única forma de prevenirlo es sostener una vigilancia estricta y un compromiso colectivo”, enfatizó el Senasa.

Cuidar a las abejas es cuidar el futuro

Más allá del PEC, las abejas enfrentan otros desafíos globales: uso indiscriminado de agroquímicos, enfermedades como la varroa, pérdida de hábitats naturales y efectos del cambio climático. Cada una de estas amenazas debilita su población y, con ello, la polinización de cultivos y la biodiversidad.

El Día Mundial de las Abejas, establecido por la ONU cada 20 de mayo, busca visibilizar estos problemas y movilizar acciones concretas. En ese contexto, las medidas del Senasa representan un paso importante para proteger a las abejas y garantizar la continuidad de una actividad que trasciende lo económico: es vital para la vida en el planeta.

 



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