Por Agroempresario.com
Una crisis ambiental de gran magnitud afecta desde hace semanas a las costas del Caribe y zonas cercanas, donde una cantidad récord de sargazo se acumuló en mayo y amenaza con seguir creciendo. Según un informe reciente del Laboratorio de Oceanografía Óptica de la Universidad del Sur de Florida, se registraron más de 38 millones de toneladas métricas de estas algas flotantes, una cifra sin precedentes desde que comenzó su monitoreo en 2011.
Las consecuencias ya se sienten en múltiples frentes: playas cubiertas de algas, fauna marina muerta, olor desagradable, afectaciones al turismo y riesgos para la salud de las comunidades costeras. Sin embargo, lo más alarmante para los investigadores es que aún no se conoce con precisión la causa del fenómeno.
El sargazo es un tipo de alga marrón que flota gracias a unas bolsas llenas de gas, lo que le permite desplazarse libremente por el océano. Aunque forma parte de un ecosistema marino saludable en mar abierto —sirviendo de refugio y alimento para camarones, peces y tortugas marinas—, su llegada masiva a las costas genera múltiples problemas.
El profesor Brian Barnes, investigador de la Universidad del Sur de Florida, señaló que el incremento en la cantidad de sargazo “parece seguir creciendo año tras año”, pero aclaró que “no hay una respuesta completamente satisfactoria” sobre las razones detrás de esta expansión sin precedentes.
Las hipótesis sobre las causas de esta proliferación incluyen el calentamiento de las aguas oceánicas, el aumento de nutrientes por escurrimientos agrícolas, y los cambios en patrones de viento, lluvias y corrientes oceánicas. Todos estos factores están actualmente bajo estudio por parte de la comunidad científica internacional.
En este contexto, el fenómeno está teniendo un fuerte impacto en ecosistemas costeros. Cuando el sargazo se acumula en las orillas, bloquea la luz solar, afecta a los arrecifes de coral y asfixia las praderas marinas. Además, a medida que se descompone, emite gases tóxicos como el sulfuro de hidrógeno, que puede provocar molestias respiratorias en humanos.
El turismo, principal fuente de ingresos para muchas islas del Caribe, está en jaque. En destinos como Punta Cana (República Dominicana), St. Maarten, Martinica o Puerto Rico, las autoridades y hoteles intentan contener el problema mediante barreras marinas, retroexcavadoras y barcazas especiales que recolectan toneladas de algas por día.
Sin embargo, el alto costo de estas operaciones hace inviable una respuesta sostenida en el tiempo. Según Frank Comito, asesor de la Asociación de Hoteles y Turismo del Caribe, “las embarcaciones recolectoras son muy caras y poco prácticas, especialmente para las islas con limitaciones económicas”.
En muchos casos, son los hoteles los que se hacen cargo de la limpieza, ofreciendo reembolsos o traslados a playas limpias para no perder a los turistas. Pero la acumulación constante complica incluso esas soluciones.
Más allá del impacto turístico y visual, el sargazo afecta la salud de los habitantes costeros. En St. Maarten, las autoridades debieron organizar una limpieza de emergencia tras denuncias por olores fuertes a amoníaco y sulfuro de hidrógeno. En Martinica, una escuela cerró temporalmente debido a los gases emanados por la descomposición del alga.
Por otro lado, las tortugas marinas enfrentan un riesgo adicional. El uso de maquinaria pesada para retirar el sargazo podría dañar nidos y huevos, lo que obliga a los equipos de limpieza a actuar con extrema precaución.
Históricamente, el sargazo se expande a fines de la primavera, alcanza su pico en el verano y comienza a disminuir en otoño. Pero los científicos temen que este 2025 sea el año con mayor acumulación en la historia reciente.
Las imágenes satelitales del Gran Cinturón de Sargazo del Atlántico, una gigantesca franja que se extiende desde África hasta el Caribe, muestran que el flujo hacia las costas continúa. Si bien no afecta a todos los sectores por igual, el avance parece imparable.