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Por Agroempresario.com
La petrolera argentina YPF y la energética italiana ENI firmaron este viernes en Roma un acuerdo preliminar clave para el desarrollo conjunto de la tercera fase del proyecto “Argentina LNG”. Esta alianza estratégica representa un paso decisivo hacia la transformación de la Argentina en un actor relevante del mercado global de Gas Natural Licuado (GNL), con exportaciones estimadas en USD 100.000 millones durante las próximas dos décadas.
La rúbrica se llevó a cabo en la capital italiana con la presencia del presidente Javier Milei y la primera ministra de Italia, Giorgia Meloni, en el marco de una gira internacional que busca fortalecer vínculos bilaterales y promover inversiones extranjeras directas. Por parte de las compañías, firmaron Horacio Marín, presidente y CEO de YPF, y Claudio Descalzi, CEO de ENI. Este acuerdo —denominado "Heads of Agreement"— antecede a la Decisión Final de Inversión (FID), prevista para antes de fin de año.
El megaproyecto se fundamenta en el aprovechamiento de los vastos recursos de gas natural no convencional de Vaca Muerta, en la provincia de Neuquén. La intención es instalar dos unidades flotantes de licuefacción de gas en las costas de Río Negro, con una capacidad conjunta de producción de 12 millones de toneladas por año (MTPA), lo que representa un hito en términos de infraestructura energética.
Estas unidades flotantes son esenciales para la transformación del gas en GNL, facilitando su exportación a mercados internacionales. La primera unidad en entrar en operación será la Hilli Episeyo, provista por la noruega Golar LNG y operada por Southern Energy. Su puesta en marcha está prevista para 2027.
“Argentina LNG” está dividido en tres fases. La primera, actualmente en marcha, contempla una inversión inicial de USD 7.000 millones, ya aprobada dentro del Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI). La segunda fase, prevista entre 2029 y 2030, contempla la participación de Shell y otros tres socios internacionales aún no revelados, con una inversión estimada de USD 12.000 millones y la instalación de dos buques FLNG adicionales.
La tercera fase, que ahora avanza con el acuerdo con ENI, busca sumar otros 12 MTPA, consolidando una capacidad total de producción de 28 MTPA para 2030. Esto equivale a unos 141 millones de metros cúbicos diarios (m3/d) de gas natural, prácticamente el 100% de la producción local actual del fluido.
De concretarse todos los pasos previstos, el impacto económico será contundente. Solo con el GNL, se proyectan exportaciones por USD 15.000 millones anuales. Si se suma la creciente exportación de petróleo, ese número podría elevarse a USD 30.000 millones por año, acercándose a lo que genera actualmente el complejo agroexportador argentino.
Además del factor económico, el proyecto representa una oportunidad para consolidar una alianza geopolítica con Europa, especialmente con Italia, que busca diversificar sus fuentes energéticas tras la crisis del gas ruso. ENI, con fuerte presencia en África y Medio Oriente, suma ahora a la Argentina como nuevo polo estratégico.
La operadora inicial, Southern Energy, es un consorcio conformado por Pan American Energy (30%), YPF (25%), Pampa Energía (20%), Harbour Energy (15%) y Golar LNG (10%). El buque Hilli Episeyo tendrá una capacidad de producción de 2,45 MTPA, equivalente a 11,5 millones de m3/d, y será la primera unidad de licuefacción en el Golfo San Matías.
Paralelamente, Southern Energy desarrollará una segunda unidad flotante, denominada "MKII", que reforzará la capacidad de producción en la etapa inicial. Estos buques de licuefacción operan de manera offshore, lo que permite una mayor flexibilidad logística y una menor huella ambiental que las plantas terrestres tradicionales.
La exportación de GNL no solo representa una fuente robusta de ingresos en dólares, sino que también puede contribuir significativamente a resolver el histórico problema del déficit en la balanza de pagos. La posibilidad de generar divisas genuinas y estables a través de contratos a largo plazo abre un nuevo capítulo para el desarrollo económico y la estabilidad financiera del país.
Además, el avance de este tipo de proyectos puede atraer nuevas inversiones, fomentar el desarrollo de infraestructura complementaria —como gasoductos y puertos— y generar empleo calificado en las regiones involucradas.
El proyecto también tiene un fuerte componente estratégico para la soberanía energética. Convertirse en exportador neto de energía coloca a la Argentina en una posición privilegiada frente a los desafíos de la transición energética global. El GNL, considerado un combustible de transición, jugará un rol clave en los próximos años a medida que el mundo reduzca su dependencia del carbón y otras fuentes altamente contaminantes.
En este sentido, “Argentina LNG” no solo implica oportunidades económicas inmediatas, sino que también posiciona al país en un nuevo mapa energético global, como proveedor confiable de un recurso clave para la transición hacia energías más limpias.
