Por Agroempresario.com
En medio de una temporada marcada por la sobreproducción y la caída de precios, los productores de uva del Valle de Uco, en Mendoza, atraviesan una de las peores crisis de rentabilidad de los últimos años. Así lo aseguró Mario Leiva, presidente de la Sociedad Rural del Valle de Uco, quien denunció que las bodegas están pagando con cheques a largo plazo y que el precio del quintal de uva se mantiene congelado respecto al año anterior.
“La viña hoy no es rentable”, sintetizó Leiva, al describir un escenario en el que muchos pequeños y medianos viñateros están dejando la actividad, vendiendo sus fincas o cambiando de rubro. A su juicio, el mercado está totalmente desregulado y dominado por grandes bodegas, muchas de las cuales ni siquiera producen su propia uva.
El presidente de la entidad rural detalló que los pagos por la uva, incluso la fina y varietal utilizada para vinos de exportación, se realizan “con cheques a seis o nueve meses”, a un valor que oscila entre los 550 y 600 pesos por quintal, el mismo que en 2024. Con ese ingreso, los productores no logran cubrir los costos básicos de producción.
“Una hectárea de uva fina requiere entre 4.000 y 4.200 dólares al año en costos operativos. Con los precios actuales, la renta es negativa”, explicó Leiva. Y añadió que esta falta de rentabilidad genera desinversión en los viñedos: “Hay menos cuidado, menos podas, menos fertilización. Es una cadena que se deteriora desde la base”.
La situación no solo afecta la rentabilidad actual, sino que compromete el futuro del sector vitivinícola en el Valle de Uco. “Ya se están vendiendo fincas históricas, muchas de ellas con tres generaciones de trabajo familiar. Los hijos ya no quieren seguir, porque la viña dejó de ser negocio”, lamentó Leiva.
El dirigente también cuestionó que los informes que celebran una “gran cosecha” son usados para justificar la caída de precios. “Hay datos interesados. La vendimia de este año no fue buena para todos. Pero se publica que fue récord para sostener valores bajos en el mercado”, criticó.
Uno de los aspectos más delicados que denuncia el sector es la falta de poder de negociación frente a las grandes bodegas. “El productor no es formador de precios. El mercado está completamente desregulado y muchas bodegas tienen una posición dominante que raya en el abuso”, señaló Leiva. “Casi el 50% de las bodegas no tiene producción propia de uva, compran todo a terceros”.
Además, explicó que existía una ley provincial que permitía generar instancias de negociación para acordar un precio de referencia, pero fue eliminada por el actual gobierno de Mendoza. “No era un precio fijo ni obligatorio, era un espacio de diálogo. El mismo gobierno que la impulsó, ahora la tiró abajo”, se quejó.
El Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) informó que la cosecha de 2025 fue la más alta en los últimos cuatro años, alcanzando los 19,8 millones de quintales a nivel nacional. Mendoza aportó el 75% de ese total, con 14,7 millones de quintales. Sin embargo, para los productores del Valle de Uco, este récord no se traduce en beneficios económicos.
“El exceso de oferta beneficia a quienes compran la uva, no a los que la producen. Sin reglas claras ni intervención estatal, el pequeño productor queda afuera del sistema”, advirtió Leiva. En ese sentido, reclamó políticas activas para proteger a los viñateros, como líneas de crédito, precios mínimos y una regulación que garantice previsibilidad.
El Valle de Uco, reconocido por sus vinos de alta gama y sus condiciones agroclimáticas excepcionales, corre el riesgo de perder su entramado productivo si no se toman medidas urgentes. “Sin rentabilidad y sin reglas, este modelo es inviable. Y si seguimos así, muchas viñas van a desaparecer”, concluyó Mario Leiva.