Por Agroempresario.com
Durante la 10° edición del Congreso Brasileño de Soja (CB Soja) y Mercosoja, realizado en Campinas, São Paulo, se celebraron los 100 años del cultivo de soja en Brasil y se abordó una nueva etapa revolucionaria para este cultivo: la tercera evolución genética, basada en la introgresión genética. El evento reunió a destacados especialistas de Brasil y Argentina, quienes compartieron experiencias, avances y perspectivas para el desarrollo sustentable y productivo de la soja en el Mercosur.
El congreso, que tuvo lugar en el Expo Dom Pedro, contó con la presencia de figuras clave como Romeu Kiihl, pionero del mejoramiento genético en Brasil; Tuneo Sediyama, profesor universitario y experto en genética vegetal; Rodolfo Rossi, de la Asociación de la Cadena de la Soja Argentina (ACSoja); y Gerardo Bartolomé, fundador y ex presidente del Grupo Don Mario (GDM). Este panel reflejó la diversidad y complementariedad del trabajo realizado en ambos países en las últimas décadas.
Romeu Kiihl, conocido como el “padre de la soja tropical”, ofreció una exhaustiva revisión histórica sobre la evolución del cultivo en Brasil, que comenzó a cultivarse comercialmente en Río Grande do Sul en 1924 con variedades importadas de Estados Unidos. Sin embargo, estas primeras semillas no estaban adaptadas a las condiciones locales, lo que impulsó la necesidad de iniciar programas nacionales de mejoramiento.
Kiihl dividió la trayectoria del mejoramiento en Brasil en tres fases: una etapa inicial pre-Embrapa Soja (antes de 1975), otra posterior con la creación de Embrapa y una última que comenzó con la introducción de la ley de protección de cultivares. Un avance fundamental fue el descubrimiento del mecanismo del largo período juvenil, que permitió adaptar los cultivares a zonas de baja latitud, ampliando el área de cultivo desde el sur hacia el vasto Cerrado brasileño.
Tuneo Sediyama destacó la importancia de la ciencia en el crecimiento exponencial de la soja en Brasil, que no solo se basa en el mejoramiento genético, sino también en avances en el manejo del suelo, nutrición vegetal y sistemas de producción. Sediyama describió que, tras un siglo de desarrollo, la soja está entrando en su “tercera evolución”: la introgresión genética, que consiste en incorporar genes específicos de especies relacionadas para acelerar el mejoramiento y aumentar el potencial productivo y adaptativo.
Este salto tecnológico representa una oportunidad inédita para optimizar cultivares y hacer frente a los desafíos climáticos y agronómicos actuales, asegurando mayor rendimiento y sostenibilidad.
Rodolfo Rossi, representante de ACSoja, aportó una visión complementaria desde Argentina, subrayando las diferencias en la trayectoria del cultivo entre ambos países. Mientras Brasil desarrolló inicialmente su soja a través de instituciones públicas, Argentina tuvo un rol protagónico del sector privado desde sus inicios.
Rossi mencionó que empresas como Grupo Don Mario fueron fundamentales en el desarrollo de cultivares adaptados, basados en material genético importado de Estados Unidos. Además, la rápida adopción y regulación de cultivos transgénicos en 1996, con la introducción de la soja RR (Roundup Ready), colocó a Argentina como pionera en biotecnología agrícola, incluso antes que Europa.
Tanto Rossi como Gerardo Bartolomé destacaron la creciente disponibilidad de variedades de maduración temprana, lo cual facilita la expansión del cultivo y su adaptación a diferentes zonas y calendarios agrícolas.
Gerardo Bartolomé, socio fundador y ex presidente de GDM, resaltó el compromiso de la industria en la constante búsqueda de materiales genéticos más productivos para Argentina y Brasil. GDM opera en Brasil desde hace 25 años, consolidando un vínculo estratégico que fortalece el intercambio tecnológico y comercial en el Mercosur.
Bartolomé también enfatizó que el futuro del cultivo está ligado a la innovación genética, pero que debe combinarse con prácticas agrícolas sustentables para garantizar la viabilidad económica y ambiental del sector.
Al finalizar la conferencia, el moderador planteó una consulta a los panelistas sobre la visión de futuro para la soja en la región. Los expertos coincidieron en que la introgresión genética y las nuevas técnicas de edición genómica constituyen una gran esperanza para elevar los estándares de productividad y sostenibilidad.
Romeu Kiihl, con más de cinco décadas de experiencia, ofreció un consejo para las nuevas generaciones de mejoradores: “El futuro es prometedor porque los jóvenes cuentan con herramientas increíbles, pero una pantalla no lo es todo; la soja crece en el campo”. Con esta frase, enfatizó la importancia de combinar la innovación tecnológica con la práctica y el conocimiento de campo.
El X Congreso Brasileño de Soja y Mercosoja, patrocinado por Embrapa Soja, reunió a más de 50 expertos nacionales e internacionales y presentó 321 trabajos técnicos y científicos. Además, se desarrollaron 15 paneles temáticos y cinco debates sobre problemáticas cotidianas del cultivo.
Este encuentro en Campinas se consolida como un espacio fundamental para el intercambio de conocimientos, la presentación de innovaciones y la discusión de políticas públicas orientadas a la sustentabilidad y competitividad del sector.