El trigo argentino resiste sin repunte de precios en un contexto global de alta oferta y baja demanda

Los valores se mantienen estancados pese a la finalización de la cosecha y a un mercado internacional complejo

El trigo argentino resiste sin repunte de precios en un contexto global de alta oferta y baja demanda
miércoles 06 de agosto de 2025

Por Agroempresario.com

A pesar de que la cosecha de trigo en Argentina ya finalizó hace meses, los precios del cereal continúan en un estado de estancamiento inusual. Las cotizaciones no reflejan el comportamiento típico de mercado para esta época del año, lo que genera preocupación en productores y analistas. La Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) advierte que el precio FOB para los embarques de agosto se ubica prácticamente al mismo nivel que el previsto para diciembre, una situación que rompe con la estacionalidad habitual del cultivo.

Según datos de la BCR, el trigo argentino se negocia actualmente a 234 dólares por tonelada para agosto y 230 dólares para diciembre, una diferencia casi nula. En condiciones normales, agosto presenta un premio que refleja la menor disponibilidad de producto en el mercado, pero esta vez la curva está prácticamente plana. Este comportamiento no se registraba desde 2017, y entre 2018 y 2024 el diferencial fue como mínimo del 10%.

El mercado a término refleja esta misma tendencia. Entre los contratos de septiembre y diciembre, la tasa de diferencia apenas alcanza el 1,5%, habiendo llegado incluso a valores negativos semanas atrás. Este escenario, inédito en los últimos siete años, refleja la presión de una oferta abundante y un ritmo de ventas lento por parte de los productores.

En el plano internacional, la situación tampoco favorece una mejora de los precios. La perspectiva de cosechas abundantes en el hemisferio norte, en particular en Estados Unidos, y la competencia del trigo ruso a precios bajos, consecuencia de la depreciación del rublo, empujan los valores globales a la baja. Actualmente, el trigo ruso se cotiza en torno a los 215 dólares FOB, lo que establece un piso competitivo difícil de superar.

Informe

En Estados Unidos, analistas como los de Stone X consideran que el problema central no es la oferta, sino la demanda. Si bien hay trigo de invierno y de primavera disponible, el consumo global no muestra señales de crecimiento. La esperanza está puesta en acuerdos comerciales que podrían reactivar las exportaciones, como el compromiso de Bangladesh de comprar 700.000 toneladas de trigo forrajero estadounidense, o la reciente actividad de Indonesia en el mercado norteamericano, tras negociaciones impulsadas por el entorno del expresidente Donald Trump.

Por su parte, en Brasil, los precios del trigo cayeron durante julio por tercer mes consecutivo, según los informes del Centro de Estudios Avanzados en Economía Aplicada (Cepea). La principal causa fue la baja paridad de importación, influenciada por el valor del dólar y las condiciones del mercado internacional. En este contexto, los molinos brasileños han preferido el trigo importado, disminuyendo la liquidez del mercado interno.

En Europa, la situación también presenta señales de desequilibrio. El especialista Andrey Sizov advierte sobre el comportamiento del spread entre septiembre y diciembre en el MATIF francés, que va en aumento. Esto podría indicar que el mercado no cuenta con tanto trigo como se cree. Además, los fondos especulativos mantienen posiciones netas vendidas tanto en Chicago como en Kansas, reforzando la presión bajista.

Volviendo al mercado argentino, la BCR señala que aún queda por comercializar más del 30% de la producción total, es decir, unas 3,2 millones de toneladas más respecto al promedio para esta etapa de la campaña. Las compras del sector exportador ya alcanzan los 11,3 millones de toneladas, lo que representa un excedente del 20% sobre lo declarado en DJVE (Declaraciones Juradas de Ventas al Exterior). Esta cobertura anticipada lleva al 85% del programa exportador esperado para la campaña, un porcentaje en línea con otros años, aunque no genera señales de recuperación de precios.

En cuanto al consumo interno, la situación es distinta. La molienda de trigo se encuentra en niveles máximos desde la campaña 2019/2020, alcanzando el sexto lugar histórico en 40 años de registros. No obstante, esta alta demanda interna no logra compensar el volumen acumulado en stock. Con 5,6 millones de toneladas al mes de julio, el país registra el nivel de existencias más alto desde 2015, ubicándose como el sexto más importante en más de siete décadas.

Las perspectivas para la campaña 2025/2026 son optimistas en términos de producción. Las condiciones climáticas han sido favorables: la humedad en el suelo es alta, gracias a lluvias que aportaron agua útil al perfil. Además, las previsiones meteorológicas para el periodo crítico del cultivo no anticipan riesgos significativos. Esta situación alienta a los productores a realizar mayores inversiones en fertilización nitrogenada, lo que podría traducirse en rindes superiores al promedio histórico.

Trigo

Sin embargo, una mejor campaña podría implicar un aumento en la oferta, con el consiguiente impacto negativo sobre los precios. Además, un año más húmedo también implica mayor riesgo de enfermedades fúngicas, lo que obliga a realizar tratamientos dobles con fungicidas en materiales más susceptibles. Afortunadamente, los productores argentinos ya tienen experiencia en el manejo de estos desafíos sanitarios.

El mes de agosto comenzó con nuevas precipitaciones, lo que incrementa los acumulados invernales y reafirma la tendencia hacia una campaña agrícola húmeda. En cuanto a la incertidumbre climática de cara al próximo verano, los especialistas discuten entre la permanencia de una fase neutra o la llegada de un nuevo fenómeno de La Niña, aunque se estima que este posible cambio no alteraría significativamente el curso de la actual campaña triguera.

En este escenario complejo, la pregunta que se plantean los productores es si vale la pena esperar una mejora en los precios o si conviene aprovechar el contexto actual para cerrar negocios. Con un mercado global presionado por la sobreoferta y con señales contradictorias en los distintos polos productivos del mundo, la cautela sigue siendo la estrategia dominante.

Mientras tanto, el trigo argentino continúa mostrando fortaleza productiva, pero sin encontrar en el mercado internacional ni en el interno un incentivo que le devuelva el brillo en términos de cotización. El presente es inusual, y el futuro inmediato dependerá tanto de factores climáticos como geopolíticos, que definen hoy más que nunca el pulso del comercio global de alimentos.



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