Por Agroempresario.com
En medio de un escenario político desafiante y con la necesidad de asegurar recursos frescos, el Gobierno argentino reactivó gestiones con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para habilitar una línea de crédito especial destinada a financiar directamente a las provincias. La herramienta, que había sido descartada meses atrás, ahora vuelve al centro de la agenda tras la visita del presidente del BID, Ilan Goldfajn, a la Casa Rosada.
Según reveló la periodista Cecilia Boufflet en Infobae en Vivo, la administración nacional inició conversaciones con el BID para que los préstamos puedan fluir directamente a los distritos, pero con una condición: será la Nación la que defina qué provincias podrán acceder a los fondos.
El mecanismo está diseñado para proyectos puntuales —principalmente de infraestructura— y, de cumplirse los requisitos, los desembolsos podrían concretarse en un plazo de hasta seis meses. El BID evaluará la solvencia de cada provincia antes de aprobar los créditos, lo que agrega una capa de seguridad financiera a la operación.
En marzo, el organismo había acercado la propuesta al Ejecutivo, pero en ese momento el Gobierno solicitó que no se insistiera con el esquema de préstamos directos. Sin embargo, la visita de Goldfajn cambió el panorama: interlocutores oficiales consultaron si la línea aún estaba disponible y, al recibir una respuesta afirmativa, comenzaron a trabajar para implementarla.
Fuentes cercanas a las negociaciones señalaron que la administración libertaria vio en este instrumento una oportunidad política, ya que permite al Ejecutivo condicionar el acceso de las provincias a los recursos.
El encuentro entre el presidente Javier Milei, el ministro de Economía Luis Caputo, el jefe de Gabinete Guillermo Francos, el secretario de Finanzas Pablo Quirno y las autoridades del BID —entre ellas Ilan Goldfajn y el jefe para el Cono Sur, Morgan Doyle— fue decisivo para reposicionar la iniciativa.
En la reunión, Goldfajn destacó la importancia de la agenda de reformas económicas, la promoción del sector privado y el fortalecimiento de la integración regional. También reafirmó el compromiso del BID con Argentina, que ya había prometido desembolsos por USD 3.000 millones este año y proyecta alcanzar los USD 10.000 millones hasta 2028.
El plan del organismo multilateral para Argentina se apoya en tres ejes principales:
Con esta hoja de ruta, el BID aprobó un esquema de financiamiento por tres años, que contempla USD 3.000 millones en 2025.
A pesar de su respaldo, el BID subrayó que Argentina enfrenta riesgos relevantes. Entre ellos:
Además, los vencimientos con organismos internacionales en septiembre ponen presión sobre la liquidez del Estado, lo que vuelve más urgente la búsqueda de alternativas de financiamiento.
Los gobernadores observan con atención la evolución de estas negociaciones. Si bien los fondos pueden ser clave para sostener obras y programas locales, la decisión del Gobierno nacional de controlar qué provincias acceden a los créditos genera tensiones políticas.
El manejo centralizado del financiamiento puede convertirse en una herramienta de negociación con los distritos, en un contexto donde la administración Milei busca reforzar su autoridad frente a la oposición provincial.
El respaldo del Banco Interamericano de Desarrollo llega en paralelo al apoyo del Fondo Monetario Internacional, con el que Argentina mantiene un acuerdo vigente. En este marco, el BID se posiciona como un actor fundamental para garantizar liquidez y acompañar las reformas económicas, especialmente en áreas sensibles como la infraestructura y la inclusión social.
La relación entre el Gobierno y el organismo será crucial para mantener el flujo de financiamiento y sostener la estabilidad en un momento de fuerte incertidumbre económica y política. Para las provincias, en tanto, el acceso a estos créditos puede marcar la diferencia entre sostener obras estratégicas o frenar proyectos clave en medio de la crisis.