Por Agroempresario.com
El gobierno de Guyana aprobó una nueva licencia de producción petrolera para el proyecto Hammerhead, liderado por ExxonMobil junto a Chevron y CNOOC Petroleum. La iniciativa demandará una inversión de 6.800 millones de dólares y se espera que impulse la producción de crudo del país hasta alcanzar los 1,5 millones de barriles diarios en 2029, consolidando a esta nación sudamericana como uno de los principales productores de petróleo per cápita en el mundo.
Hammerhead está ubicado en el bloque Stabroek, en aguas del océano Atlántico frente a la zona del Esequibo, territorio en disputa con Venezuela. Actualmente, ExxonMobil y sus socios producen alrededor de 650.000 barriles diarios, con la proyección de alcanzar los 900.000 barriles a finales de 2025. La puesta en marcha de Hammerhead aportará 150.000 barriles adicionales desde el segundo trimestre de 2029.
El Ministerio de Recursos Naturales de Guyana señaló que el proyecto “reforzará la seguridad energética y estimulará el crecimiento industrial”, en un contexto en el que el país busca consolidarse como un actor clave en el mercado energético global.
Con Hammerhead, las inversiones de ExxonMobil en Guyana superarán los 60.000 millones de dólares comprometidos o ejecutados en siete proyectos petroleros. La producción se llevará a cabo mediante una plataforma flotante de producción y almacenamiento (FPSO), construida por la empresa japonesa MODEC, especializada en infraestructura offshore.
La FPSO estará conectada a 10 pozos de producción y 8 de inyección de gas asociado. Este último será canalizado a través de la red de tuberías hacia tierra firme, donde ya se construyen una planta de energía de 300 megavatios y otra de líquidos de gas natural, reforzando la matriz energética nacional.
El desarrollo del campo Hammerhead no solo ampliará la capacidad productiva de Guyana, sino que también reconfigurará el mapa energético regional, intensificando la competencia con Venezuela, históricamente líder en exportaciones de crudo en América Latina.
Expertos señalan que el rápido ascenso de Guyana en el sector petrolero es uno de los casos más llamativos de la última década. De ser un país con bajos niveles de explotación, en pocos años pasó a convertirse en un polo de atracción para la inversión internacional y un socio estratégico para Estados Unidos, Asia y Europa.
El presidente Irfaan Ali defendió el proyecto como un paso estratégico para el desarrollo nacional. En declaraciones recientes, evitó profundizar sobre la creciente tensión en torno a las operaciones militares estadounidenses en el Caribe, pero subrayó la preocupación de su gobierno por el uso de las aguas internacionales por parte de redes criminales.
“Nos preocupa que los delincuentes utilicen aguas internacionales o la Zona Económica Exclusiva de nuestro país, destruyendo economías y comunidades”, afirmó Ali, quien además remarcó que Guyana “colaborará con sus socios internacionales para proteger la región”.
El mandatario destacó que el país busca consolidar acuerdos de vigilancia aérea y marítima para garantizar que su plataforma energética no se vea afectada por el crimen organizado.
El avance del proyecto Hammerhead confirma a Guyana como un nuevo epicentro de la industria petrolera mundial, aunque también genera desafíos. Las tensiones por la delimitación marítima con Venezuela, sumadas a los riesgos ambientales y sociales de la expansión petrolera, son factores que el gobierno deberá gestionar con cuidado.
Aun así, el potencial es enorme. Con 445 millones de barriles en reservas estimadas solo en Hammerhead, Guyana se perfila como un jugador decisivo en la seguridad energética regional, atrayendo a empresas, inversores y gobiernos interesados en su rápido crecimiento.