Por Agroempresario.com
Juan Manuel Oliva, Marketing Manager de Tracestory, fue uno de los protagonistas del III Congreso Federal “Argentina Agrega Valor en Origen / Cumbre Mundial de la Bioeconomía”, organizado por Agroempresario.com y realizado el pasado 25 de agosto en el Hilton Hotel de Puerto Madero. Durante su exposición, compartió una mirada estratégica sobre la trazabilidad agroindustrial, su impacto en la competitividad internacional y el rol de la tecnología para transformar al país en un referente de transparencia y sustentabilidad.
Oliva dejó en claro que la trazabilidad “ya no es una moda ni un lujo, sino una condición necesaria para acceder a los principales mercados del mundo”. Además, subrayó que Argentina, gracias a su tecnificación agrícola y sus sistemas de información, posee ventajas diferenciales frente a otros países competidores.
En su presentación, Juan Manuel Oliva destacó que los mercados internacionales más exigentes, como la Unión Europea o Estados Unidos, ya no solo valoran la calidad del producto, sino también el proceso productivo que lo respalda.
“Los consumidores penalizan a quienes no cumplen con estándares de sustentabilidad y trazabilidad, y benefician a quienes pueden demostrarlo”, explicó.
El Marketing Manager de Tracestory recordó que, solo con la normativa europea, el complejo sojero argentino podría perder entre 200 y 400 millones de dólares si no se adapta a los requisitos de trazabilidad y certificación. Esto equivale al 3% y hasta el 5% del valor total de la mercadería exportada.
Cuando se analiza la normativa vinculada a los biocombustibles, la cifra es aún mayor: hasta un 7% del valor de mercado podría perderse por la falta de certificaciones.
“Eso demuestra que la trazabilidad y la sustentabilidad no son un costo, sino una oportunidad para capturar valor agregado”, señaló.
Oliva remarcó que Argentina cuenta con características diferenciales frente a su principal vecino y competidor, Brasil.
“Brasil tiene serias dificultades por la deforestación y por la falta de sistemas públicos de información. Argentina, en cambio, tiene sistemas mucho más tecnificados y transparentes. Eso nos coloca en una posición privilegiada para cumplir con las normativas internacionales y diferenciarnos en los mercados”, afirmó.
De esta manera, el experto planteó que el desafío no es solo cumplir con los requisitos, sino convertir la trazabilidad en una ventaja competitiva estructural para toda la agroindustria argentina.
Aunque el país cuenta con una alta tecnificación en campo e industria, Oliva reconoció que aún existen varias fricciones que deben resolverse:
En este contexto, Oliva explicó el trabajo de Tracestory, una startup cordobesa nacida en Río Cuarto, que busca reducir al mínimo esas fricciones.
“De esta manera logramos contar historias. No alcanza con decir que un producto es sustentable: hay que demostrarlo con datos”, remarcó Oliva.
El Marketing Manager de Tracestory subrayó que la trazabilidad genera beneficios concretos para toda la cadena:
“Detrás de cada lote, cada grano, cada corte de carne o de cuero hay mucho trabajo y esfuerzo.La trazabilidad permite demostrar ese valor y reclamar la recompensa que corresponde”, dijo Oliva.
Un ejemplo concreto mencionado por Oliva es el del cuero vacuno.
“A partir del año que viene, el 100% del cuero vacuno que salga de Argentina con destino a Europa va a ser trazado por Tracestory. Eso significa un avance enorme para el sector y una señal clara de hacia dónde vamos”, afirmó.
El mismo modelo se está aplicando en carne vacuna y en soja, con resultados muy prometedores.
Tracestory cuenta con un equipo de apenas 15 personas, más del 50% dedicadas directamente a la programación y al desarrollo de soluciones tecnológicas.
“Con un equipo pequeño, pero muy especializado, logramos ofrecer una solución que ya está siendo utilizada por exportadores argentinos. No es ciencia ficción: la trazabilidad digital ya es una realidad en nuestro país”, aseguró Oliva.
Este modelo, surgido en el corazón productivo de Río Cuarto, Córdoba, demuestra que la innovación y la tecnología aplicada al agro no son exclusivas de grandes centros urbanos, sino que también pueden desarrollarse en polos agroindustriales del interior.