El mandatario estadounidense, Donald Trump, anunció que su gobierno evalúa comprar carne vacuna argentina como mecanismo para reducir los precios internos en Estados Unidos, en medio de su lucha contra la inflación y pocos días después de reunirse con el presidente Javier Milei. La declaración, realizada a bordo del Air Force One, refleja la intención de utilizar a Argentina como proveedor alternativo frente a las dificultades que atraviesa el mercado de carne estadounidense.
"Compraríamos algo de carne de la Argentina. Si hacemos eso, nuestros precios de la carne de vaca bajarán", afirmó Trump, para destacar la posibilidad de aliviar la presión inflacionaria sobre los consumidores norteamericanos. La decisión se produce en un contexto de caída del stock bovino, sequías en zonas productoras y problemas en importaciones desde México, que han llevado a un aumento sostenido de los precios de la carne en Estados Unidos.
Actualmente, Estados Unidos es el tercer destino por volumen de la carne argentina y el cuarto en valor. Entre enero y agosto de 2025, las exportaciones hacia EE.UU. sumaron 23.913 toneladas, un incremento del 3,7% respecto al mismo período del año anterior. El precio promedio por tonelada alcanzó US$ 7.299, lo que representa un aumento del 34,9%, mientras que la facturación total ascendió a US$ 174,5 millones, un 40% más que el año previo, según datos de la Cámara de la Industria y el Comercio de Carnes (Ciccra).
Dentro de las proyecciones del sector, se especula que un eventual acuerdo bilateral podría incrementar la cuota de importación con aranceles reducidos, que pasa de las actuales 20.000 toneladas anuales a unas 60.000 toneladas, aunque este aumento enfrenta resistencia del agro estadounidense, que teme la competencia de países altamente competitivos como Argentina y Brasil.
La propuesta también surge tras decisiones recientes del gobierno argentino, como la eliminación temporal de retenciones sobre las exportaciones de carne, medida que benefició a los frigoríficos locales y permitió un crecimiento del 24% en los envíos al exterior entre enero y agosto, con ingresos superiores a US$ 2.200 millones, según la Bolsa de Comercio de Rosario. Sin embargo, pese al impulso exportador, el mercado interno absorbe entre el 70% y el 75% de la producción, lo que limita un impacto directo en los precios locales.
La iniciativa de Trump representa además un cambio de tono frente a declaraciones previas de la secretaria de Agricultura, Broke Rollins, quien en abril había manifestado que Estados Unidos debería reducir importaciones desde países como Argentina. De concretarse la compra, se trataría de un giro político relevante en la estrategia del gobierno norteamericano respecto al comercio de carne.
Para Argentina, la medida abre una oportunidad de crecimiento exportador en un mercado con alta capacidad de pago y estabilidad de demanda, aunque el volumen actual representa apenas el 2% de las importaciones totales de carne en Estados Unidos. En términos de facturación, EE.UU. se mantiene por debajo de China, Israel y Alemania, pero un aumento en las compras podría consolidar a la Argentina como un proveedor más estratégico para el país norteamericano.
El anuncio de Trump también intensifica las tensiones comerciales y políticas en el agro estadounidense, donde los productores ven con preocupación la competencia de carnes importadas. Las medidas recientes del gobierno argentino, como la eliminación de retenciones a las exportaciones de granos, provocaron ya tensiones al desplazar parcialmente la demanda de China desde Estados Unidos hacia el Cono Sur. Ahora, con la carne, los farmers norteamericanos temen un efecto similar en su mercado interno.
Por su parte, los frigoríficos locales consideran que un incremento en las exportaciones con aranceles reducidos sería un estímulo para la industria y un reconocimiento al esfuerzo productivo. No obstante, advierten que, al igual que con los granos, el impacto podría ser limitado si no se logra un acuerdo estructurado que contemple la estabilidad del comercio y la continuidad de las ventas en el tiempo.
El contexto político internacional también influye en la percepción del mercado. La reunión de Trump con Milei en Washington, seguida de anuncios de apoyo financiero y posibilidades de ampliar importaciones, refuerza la visión de Argentina como un país con oportunidades de inserción global en el sector agroindustrial. Según analistas, estas decisiones reflejan la intención de Estados Unidos de diversificar sus proveedores y reducir riesgos en la cadena de suministro de productos estratégicos.
En conclusión, la declaración de Trump sobre la compra de carne argentina marca un nuevo capítulo en las relaciones comerciales entre ambos países, con implicancias tanto para los mercados internos como para la industria exportadora local. La expectativa ahora se centra en definir los términos de las compras, las cuotas y los aranceles, así como en la reacción del sector agropecuario estadounidense, cuya influencia podría determinar el alcance real de esta iniciativa.