Por Agroempresario.com
Antonella Samadeni, economista y magíster en Políticas Públicas, integrante del equipo de la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de la Argentina (FADA), participó del III Congreso Federal “Argentina Agrega Valor en Origen / Cumbre Mundial de la Bioeconomía”, organizado por Agroempresario.com y realizado el pasado 25 de agosto en el Hilton Hotel de Puerto Madero. Allí, presentó un análisis exhaustivo sobre el empleo en las cadenas agroindustriales argentinas, su distribución territorial y el potencial de expansión si se implementan políticas públicas consistentes.
Samadeni comenzó explicando el rol de FADA, organización sin fines de lucro dedicada a elaborar, difundir y gestionar propuestas de política pública vinculadas al agro y a la agroindustria. Sus investigaciones no solo miden impacto productivo y exportador, sino también su efecto multiplicador en la economía argentina, especialmente en el interior productivo.
“Desde FADA evaluamos con informes periódicos las principales cadenas agroindustriales, considerando cómo las políticas públicas impactan en el empleo, en el PBI y en las exportaciones. Además, buscamos que esos resultados no solo sean entendidos por economistas o ingenieros, sino también por la sociedad en general”, destacó Samadeni, invitando al público a acceder a los informes y gráficos de la Fundación.
La economista ofreció un diagnóstico de la evolución del empleo en los últimos nueve años, desde 2016 hasta la actualidad. El dato central es que el empleo total creció un 12,7%, equivalente a 2,5 millones de nuevos trabajadores.
Sin embargo, al analizar la calidad de ese empleo, los resultados muestran fragilidades:
En conclusión, el crecimiento del empleo privado genuino en la Argentina es muy limitado, lo cual refleja una de las debilidades estructurales del mercado laboral.
Samadeni planteó la pregunta clave: ¿dónde se ubica la agroindustria en este contexto? Su respuesta fue contundente:
“Hoy la agroindustria emplea 4,2 millones de puestos de trabajo, lo que equivale a dos de cada diez trabajadores del sector privado en la Argentina”.
Este cálculo incluye más de 20 cadenas agroindustriales que van mucho más allá de la siembra y cosecha de granos. Se abarcan producciones de la región pampeana, el complejo frutícola y vitivinícola del Cuyo, las peras y manzanas del Valle de Río Negro, la lana y los cueros, la pesca, el tabaco, el vino, el azúcar, los cítricos del NOA, la yerba mate y el té del NEA, el complejo arrocero y la industria forestal, entre otros.
La especialista detalló la composición del empleo por cadenas:
El top 5 de productos que más empleo generan está encabezado por:
Estas cinco cadenas concentran el 48% del empleo agroindustrial. El restante 52% se distribuye en otras quince cadenas de alcance federal.
Contrario a la percepción de que la producción primaria genera poco empleo, Samadeni enfatizó que el 33% del empleo agroindustrial proviene justamente de esa etapa. Le siguen:
Este análisis demuestra que cada política pública que incide sobre un eslabón del agro tiene un efecto multiplicador sobre todo el proceso productivo.
Otro punto clave de la exposición fue resaltar que las cadenas agroindustriales no solo son fundamentales por sus exportaciones (aportan 6 de cada 10 dólares que ingresan al país), sino también como motor de desarrollo económico regional.
“El agro genera empleo en todo el territorio nacional, a diferencia de otras industrias que se concentran en grandes ciudades. Por eso, su impacto es doble: genera divisas y arraigo territorial”, afirmó.
Samadeni enumeró los principales obstáculos y las medidas que podrían potenciar la generación de empleo privado:
Si se implementaran estas políticas, la producción de granos podría crecer un 56%, alcanzando los 213 millones de toneladas. Este incremento traería consigo:
Para sustentar sus estimaciones, Samadeni citó la experiencia de la quita de retenciones a maíz y trigo en 2016. En apenas tres campañas:
“Esto demuestra que las políticas públicas bien diseñadas generan efectos inmediatos en empleo y producción”, concluyó.
Samadeni cerró su exposición con dos mensajes clave: