Río Negro amplía el piloto de bonos de carbono en la Región Sur y analiza suelos en casi 60.000 hectáreas

La provincia de Río Negro dio un nuevo paso en el proyecto piloto de bonos de carbono que se desarrolla en la Región Sur, al avanzar con la toma y análisis de muestras de suelo en casi 60.000 hectáreas ubicadas en el área de Maquinchao. La iniciativa, impulsada por el Ente de la Región Sur, es relevante porque permitirá definir la línea de base ambiental del territorio y evaluar el potencial de captura de dióxido de carbono (CO₂) asociado a mejoras en el manejo productivo ganadero. La información fue difundida por Diario Río Negro.

Las muestras recolectadas en campos de productores que participan del ensayo fueron enviadas a un laboratorio certificado del INTA Castelar, en la provincia de Buenos Aires, donde se analizará el contenido de carbono orgánico del suelo y otros parámetros técnicos clave. Los resultados permitirán establecer con precisión el punto de partida ambiental del proyecto, condición indispensable para la futura emisión de créditos de carbono con estándares internacionales.

En diálogo con Diario Río Negro, el presidente del Ente de la Región Sur, Darío Ibáñez, explicó que esta primera etapa del piloto superó ampliamente las previsiones iniciales. “Se había hablado de unas 30.000 hectáreas y hoy estamos trabajando sobre casi 60.000 hectáreas, lo que muestra el interés de los productores y la escala que puede alcanzar el proyecto”, señaló.

Ibáñez detalló que las muestras debieron ser enviadas fuera de la provincia debido a que, en esta etapa, no se cuenta en Río Negro con laboratorios habilitados que cumplan con todos los protocolos internacionales exigidos para este tipo de mediciones. Por ese motivo, el material fue derivado al INTA Castelar, uno de los pocos centros del país con certificación para este tipo de análisis.

La logística del muestreo resultó un aspecto crítico del proceso. Las muestras deben conservarse refrigeradas y llegar al laboratorio dentro de un plazo máximo de entre cinco y siete días, para que los resultados sean válidos desde el punto de vista técnico. Este requisito obligó a una coordinación precisa entre técnicos, productores y transportistas.

El procedimiento de análisis contempla la toma de muestras a distintas profundidades, según las características de cada ambiente. “Eso depende del terreno. En suelos más profundos se llega hasta donde se puede, y en zonas como la meseta basáltica se toma muestra hasta el espesor disponible”, explicó Ibáñez. El objetivo central es medir el carbono orgánico, además de evaluar la humedad y la presencia de fracción gruesa del suelo.

Los análisis se realizan mediante técnicas de combustión seca, un método estándar para cuantificar el carbono orgánico con precisión. “Básicamente, en esta etapa se mide carbono orgánico, humedad y fracción gruesa”, detalló el funcionario, al referirse al trabajo que se está llevando adelante en laboratorio.

Ibáñez subrayó que estas mediciones permiten establecer una “línea de base” que refleja el estado actual de los suelos de la Región Sur. “Esta medición hoy nos da un punto de largada para decir cuáles son las condiciones que tiene el suelo”, indicó. A partir de ese diagnóstico inicial, será posible evaluar en el tiempo cómo las mejoras en infraestructura, el manejo del pastoreo y la distribución del agua impactan en la capacidad de captura de carbono.

El proyecto no se limita a una medición puntual. Según explicó el titular del Ente, el esquema prevé repetir los muestreos cada tres años para verificar si efectivamente se logra incrementar el carbono capturado en el suelo. Ese seguimiento será clave para validar los resultados productivos y ambientales y, eventualmente, monetizar los avances a través de bonos de carbono.

La iniciativa se enmarca en una estrategia más amplia que busca vincular producción ganadera, manejo sustentable del suelo y mercados ambientales. En regiones áridas y semiáridas como la Región Sur rionegrina, el suelo cumple un rol central tanto en la resiliencia productiva como en la mitigación del cambio climático.

El piloto, que originalmente estaba previsto para entre 25.000 y 30.000 hectáreas, ya duplicó su superficie y continúa en expansión. En enero, el Ente de la Región Sur proyecta realizar nuevos muestreos en otros campos para seguir ampliando la base de datos ambiental y sumar más productores al esquema.

El objetivo de mediano plazo es alcanzar unas 500.000 hectáreas bajo este modelo, una escala que permitiría posicionar a la Región Sur como un caso testigo a nivel nacional en materia de bonos de carbono asociados a la ganadería extensiva. “Vamos avanzando de a poco. Esto va a depender de cómo nos vaya y de que se sigan sumando productores”, afirmó Ibáñez, quien aclaró que el crecimiento será gradual y estará atado a los resultados concretos del piloto.

Desde el Ente remarcan que el proyecto no apunta solo a generar ingresos adicionales por la venta de créditos de carbono, sino también a mejorar la productividad y la sustentabilidad de los sistemas ganaderos en una región históricamente postergada en términos de inversión y desarrollo.

En un contexto global donde los mercados demandan cada vez más producciones con menor huella ambiental, la experiencia rionegrina busca anticiparse y ofrecer a los productores herramientas técnicas y económicas para adaptarse a esos requerimientos. La medición rigurosa del carbono del suelo aparece como el primer paso indispensable para ese camino.

Con el envío de las muestras a Buenos Aires y la ampliación de la superficie bajo análisis, el piloto de bonos de carbono en la Región Sur entra en una fase clave de validación técnica. Los resultados que surjan de esta etapa serán determinantes para definir si el esquema puede escalar, atraer financiamiento y consolidarse como una alternativa productiva y ambientalmente viable para amplias zonas de la Patagonia.