Santiago Kenny es el gerente de producción de una empresa familiar que tiene campos al norte de La Paz, en Entre Ríos. La zona está en el límite de la frontera agrícola, son algo más de 4.000 hectáreas con ambientes frágiles que requieren de un gran cuidado del suelo. “Hay que protegerse de la erosión hídrica y algunos lotes están sistematizados con terrazas”, explica.
En el establecimiento “La Domi”, de Ramón Jaureguialzo e Hijos SRL, son miembros CREA de la región Litoral Sur. Siembran arroz, soja, maíz y trigo, y es la primera vez que suman girasol. La decisión fue tomada junto al equipo de Nidera Semillas que, con el objetivo de acompañar a los productores en la experiencia de hacer el mejor manejo agronómico de acuerdo a cada ambiente, creó un programa que acerca el cultivo a algunas áreas productivas donde construir rinde se vuelve más difícil.
De izq. a der. Ramón Jaureguialzo, titular de «Ramón Jaureguialzo e Hijos SRL», el encargado Cristian Faust y el gerente de producción Santiago Kenny.
Por sus características, y a partir de la sequía que viene afectando las últimas campañas, el girasol ha comenzado a ser considerado tímidamente en la zona. Aunque el promedio anual de los últimos 25 años es de 1.300 milímetros, la particularidad es que buena parte de éstos se concentran en otoño y primavera. En verano las temperaturas ascienden a 35 – 40 grados y las lluvias no suelen alcanzar para satisfacer la demanda de los cultivos. Por otra parte, los suelos tienen un componente de arcilla muy alto, por lo que cuentan con escasa capacidad para almacenar agua. Todas estas dificultades se potenciaron en las últimas campañas.
“Acá las plantas viven el día a día. Y el período que va de fines de diciembre hasta los primeros días de febrero se vuelve crítico. Más aún en épocas de escasas lluvias. Por eso vemos que el girasol puede tener una respuesta positiva en este ambiente”, explica Kenny.
Justamente, por la falta de lluvias, la siembra del girasol prevista para el 10 de agosto debió ser realizada durante los primeros días de septiembre. Sembraron 76 hectáreas con el híbrido NS 1113 CL sobre un rastrojo de trigo. “Tenemos unas 48.000 plantas por hectárea logradas. El cultivo está muy bueno, se fertilizó a la siembra con 60 kg/ha de MAP y 80 kg/ha de urea al costado de la línea. Sembramos con maquinaria propia”, especifica Cristian Faust, el encargado del campo. “Hace rato que veníamos con ganas de probar el cultivo de girasol y la propuesta de Nidera nos dio el empujón que necesitábamos”, acota.
Faust explica que el objetivo es comenzar a incorporar conocimientos de manejo técnico del cultivo. “A fin de año, principios de enero, estaríamos cosechando. Y si todo está bien, hasta quizás podamos sembrar una soja”
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